Antes bruja que muerta

Con una expresión preocupada en sus jóvenes rasgos, Trent lo miró con los ojos entrecerrados. Se le ocurrió una idea que no compartió y se le contrajeron los dedos. Le eché un vistazo al tic y me di cuenta que le parecía algo más que extra?o, y significativo. Una idea que quedó confirmada cuando Trent miró a Quen y entre ellos se transmitió algo que tenía que ver con la seguridad. Quen se encogió de hombros y Trent respiró hondo.

 

—Que alguien de mantenimiento le eche un vistazo —dijo Trent. Después se tiró del cuello y a?adió en voz muy alta—: Revertir luces. —Me quedé inmóvil cuando se desvaneció la luz deslumbrante y mis ojos intentaron acostumbrarse otra vez.

 

—No estoy de acuerdo con esto —dijo Trent bajo aquella luz tenue y tranquilizadora y Jonathan sonrió.

 

—Sí, Sa'han —dijo Quen en voz baja—. Pero o se lleva a Morgan o no va a ninguna parte.

 

Vaya, vaya, vaya, pensé cuando a Trent se le pusieron rojos los bordes de las orejas. No sabía que Quen tenía autoridad para decirle a Trent lo que tenía que hacer. Pero era obvio que era un derecho que pocas veces se invocaba y nunca sin consecuencias. A mi lado, Jonathan se estaba poniendo malo.

 

—Quen… —empezó a decir Trent.

 

El jefe de seguridad se puso firme, miró por encima del hombro de Trent, a la nada, y entrelazó las manos en la espalda.

 

—El mordisco de vampiro que tengo me convierte en un escolta poco fiable, Sa'han —dijo y yo hice una mueca, era obvio que le dolía tener que admitirlo—. Ya no estoy seguro de mi eficacia.

 

—Maldita sea, Quen —exclamó Trent—. A Morgan también la han mordido. ?Qué la hace ser más eficaz que tú?

 

—La se?orita Morgan lleva siete meses viviendo con una vampiresa y no ha sucumbido —dijo Quen, muy rígido—. Ha desarrollado una serie de estrategias defensivas para combatir al vampiro que intente hechizarla. Yo todavía no lo he hecho así que ya no soy digno de confianza en situaciones cuestionables.

 

Su rostro marcado estaba tenso de vergüenza y pensé que ojalá Trent se callara de una vez y le siguiera el juego. Aquella confesión estaba matando a Quen.

 

—Sa'han —dijo sin alterarse—. Morgan puede protegerlo. Yo no puedo, así que no me pida que lo haga.

 

Me removí un poco, ojalá pudiera estar en otra parte. Jonathan me miró, furioso, como si fuera culpa mía. El rostro de Trent estaba afligido y preocupado y Quen se encogió cuando le puso una mano en el hombro a modo de consuelo. Con lentitud, de mala gana, Trent dejó caer la mano.

 

—Búscale una flor y mira a ver si hay algo en la suite verde que pueda ponerse. Creo que tienen la misma talla, más o menos.

 

El destello de alivio que cruzó la cara de Quen quedó sustituido por una desconfianza en sí mismo más profunda y preocupante, algo no iba bien. Quen parecía destrozado y me pregunté qué iba a hacer si tenía la sensación de que ya no podía proteger a Trent.

 

—Sí, Sa'han —murmuró—. Gracias.

 

La mirada de Trent se posó sobre mí. No supe qué estaba pensando y sentí un escalofrío de inquietud. La sensación se reforzó cuando Trent le hizo un gesto a Quen.

 

—?Tienes un momento? —le dijo.

 

—Por supuesto, Sa'han.

 

Los dos se dirigieron a una de las habitaciones inferiores invisibles y me dejaron sola con Jonathan. El tipo no estaba nada contento y me lanzó una mirada asqueada.

 

—Deja el vestido aquí —dijo—. Y sígueme.

 

—Tengo mi propio conjunto, gracias —dije, después recogí el bolso, la cazadora y la bolsa de la ropa de donde lo había dejado todo y lo seguí a las escaleras. Antes de subir, Jonathan se giró. Sus ojos fríos me recorrieron entera, a mí y la bolsa de la ropa, y bufó con gesto condescendiente.

 

—Es un conjunto muy elegante —dije, y empecé a calentarme cuando soltó una risita.

 

Subió las escaleras a toda velocidad y casi tuve que echar a correr para seguirlo.

 

—Tú puedes parecer una puta si quieres —dijo—. Pero el se?or Kalamack tiene una reputación que mantener. —Me echó un vistazo por encima del hombro al llegar arriba—. Date prisa. No tienes mucho tiempo para quedar presentable.

 

Furiosa, di dos pasos por cada uno de los suyos cuando hizo un giro brusco a la derecha y entró en una gran sala que contenía un cuarto de estar más normal y cómodo. Había una cocinita en la parte posterior y lo que parecía un peque?o comedor. En una de las pantallas de Trent, que mostraban imágenes en vivo, se veía una segunda vista del jardín poco iluminado. Varias puertas de aspecto pesado se abrían a esa zona y supuse que era allí donde Trent hacía su vida ?normal?. Lo supe con certeza cuando Jonathan abrió la primera puerta y apareció una salita peque?a que se abría a un dormitorio extravagante. Estaba decorado por completo en diferentes tonos de verde y dorado y conseguía parecer opulento sin caer en lo chillón. Había otra ventana falsa detrás de la cama que mostraba el bosque, sombrío y gris en el crepúsculo.

 

Supuse que las otras puertas llevaban a otras suites. Toda aquella riqueza y privilegios no podía ocultar que el edificio estaba dise?ado como una auténtica fortaleza. Seguramente no había ni una sola ventana de verdad aparte de la que había abajo, cubierta de energía de línea luminosa.