Zafiro (Edelstein-Trilogie #2)

Solté un resoplido.

—?Qué quieres que haga si tu preciosa joya la invita a cenar? —Xemerius se descolgó y voló, cruzando sobre la mesa, hasta el asiento vacío de la tía Maddy, donde se sentó bien erguido y enroscó cuidadosamente su cola de lagarto en torno a sus pies—. Quiero decir que yo también lo habría hecho en su lugar. Por un lado, ella se pasó todo el día haciendo de ni?era de su hermano, y, por si fuera poco, luego además le ordenó todo el piso y le planchó las camisas.

—?Qué?

—Como he dicho, yo no puedo hacer nada ante eso. En todo caso, él se sentía tan agradecido que tuvo que ense?ar enseguida lo rápido que es capaz de hacer aparecer un plato de espaguetis para tres personas... El muchacho estaba tan eufórico que me vi tentado de pensar que se había tomado algo. Y ahora vuelve a cerrar la boca, todos te están mirando.

En efecto lo hacían.

—Voy a pintarme el otro ojo —dije.

—También podrías ponerte un poco de lápiz de labios —dijo Charlotte—. Es solo una sugerencia.

???

—?La odio! —exclamé—. La odio. ?La odio!

—?Eh, venga! ?Solo porque le plancha las camisas? —Leslie me miró sacudiendo la cabeza—. Pero eso es... ?una estupidez!

—Ha cocinado para ella —gemí—. ?Estuvo todo el día en su piso!

—Sí, pero en cambio en la iglesia estuvo haciendo manitas contigo y te besó —dijo Leslie, y lanzó un suspiro—. No lo hizo.

—Bueno, pero le hubiera gustado.

—?También besó a Charlotte!

—Pero solo para despedirse, ?en la mejilla! —me chilló al oído Xemerius—.

Creo que, si tengo que repetirlo otra vez, reviento. Me largo. Estos cotilleos de chicas me ponen malo.

En un aleteo, se subió al tejado de la escuela y allí se puso cómodo.

—No quiero oír ni una palabra más sobre esto —espetó Leslie—. Ahora es mucho más importante que recuerdes todo lo que se dijo ayer. Y me refiero a cosas que importen realmente, ?ya sabes cuestiones de vida o muerte!

—Te he explicado todo lo que sé —le aseguré y me dí un masaje en la frente.

Gracias a las tres aspirinas que me había tomado, el dolor de cabeza había desaparecido, pero aún sentía una molestia difusa alrededor de las sienes.

—Hum... —Leslie se inclinó sobre sus notas—. ?Por qué no le preguntaste a Gideon en qué circunstancias encontró a ese lord Alastair hace once a?os y de qué combate a espada hablaban?

—?Créeme, hay muchas cosas que no le he preguntado aparte de eso!

Leslie volvió a suspirar.

—Te haré una lista. Así podrás dejar caer una pregunta de vez en cuando, en el momento apropiado y cuando tus hormonas te lo permitan. —Guardó el bloc de notas y miró hacia la puerta de la escuela—. Tenemos que subir; si no, llegaremos tarde. No quiero perderme el momento en que Raphael Bertelin entre por primera vez en la clase. Pobre chico, probablemente al ponerse el uniforme de la escuela se habrá sentido como si se vistiera con un uniforme de presidiario.

Aún dimos un peque?o rodeo para pasar ante el nicho de James. En medio del alboroto de la entrada a clase no llamaba especialmente la atención que hablara con él, sobre todo porque Leslie se colocaba de modo que pareciera que hablaba con ella.

James se llevó a la nariz su pa?uelo de bolsillo perfumado y miró alrededor como si buscara algo.

—Veo que esta vez no has traído a ese gato maleducado.

—Imagínate, James, he estado en una soirée en casa de lady Bromton —le conté—. Y he hecho las reverencias exactamente como me habías ense?ado.

—Vaya, vaya, lady Brompton —dijo James—. No tiene fama de ser una compa?ía muy recomendable. Parece que sus veladas son algo turbulentas.

—Sí, es verdad. Pero pensé que tal vez eso era lo normal entonces.

—?A Dios gracias, no! —replicó James molesto, y frunció los labios.

—Bueno, sea como sea, creo que el próximo sábado o así estoy invitada a un baile que se celebrará en casa de tus padres. Lord y lady Pimplebottom.

—Me cuesta imaginarlo —replicó James—. Mi madre es muy estricta en la elección de sus relaciones.

—Vaya, muchísimas gracias —dije, y me volví para marcharme—. ?Eres un auténtico esnob!

—?No lo decía con intención de ofender! —me gritó James cuando me iba—. ?Y qué es un esnob?

Raphael ya estaba apoyado en la puerta cuando llegamos a la clase. Y parecía tan desgraciado que nos paramos a hablar con él.

—Eh, yo soy Leslie Hay y esta es Gwendolyn Shepherd —dijo Leslie—. Nos conocimos el viernes delante del despacho del director.

Una débil sonrisa le iluminó la cara.

—Me alegro de que al menos vosotras me reconozcáis. A mí mismo me ha costado reconocerme en el espejo.

—No me extra?a —dijo Leslie—. Pareces un camarero de barco. Pero no te preocupes, te acostumbrarás.

La sonrisa de Raphael se hizo más amplia.

Kerstin Gier's books