Rubí (Edelstein-Trilogie #1)

Ya lo había entendido, tampoco era tan estúpida.

—Exacto. No creíamos que en el caso de Margret pudiera producirse ninguna complicación. —Mister George se inclinó hacia atrás en el asiento y prosiguió—: Con los otros sí, pero no había nada que nos hiciera pensar que pudieran surgir dificultades con Margret Tilney. Su vida ha sido protocolizada hasta el más mínimo detalle por los Vigilantes. Sabemos dónde estuvo cada uno de los días de su vida. Y por eso también fue muy sencillo arreglar una cita entre ella y Gideon. Así, la noche pasada, Gideon viajó al a?o 1937 para encontrarse con Margret Tilney en nuestra casa de Temple.

—?De verdad? ?Esta noche? ?Y cuándo demonios has dormido?

—Tenía que hacerse muy rápido —repuso Gideon cruzándose de brazos—. Habíamos calculado que la acción duraría solo una hora.

—Pero, en contra de lo esperado —observó mister George—, Margret se ha negado a ceder su sangre después de que Gideon hubiera expuesto la situación.

Mister George me miró expectante. ?Se suponía que ahora debía decir algo sobre el tema?

—Tal vez... hummm... tal vez no entendió lo que le explicaba —repuse.

Al fin y al cabo era una historia francamente embrollada.

—Me entendió perfectamente —replico Gideon sacudiendo la cabeza—. Porque ella ya sabía que el primer cronógrafo había sido robado y que yo iba a tratar de conseguir su sangre para el segundo.

—Pero ?Cómo podía prever algo que no iba a pasar hasta muchos a?os más tarde? ?Es que tiene el don de la adivinación?

Apenas había acabado de pronunciar la pregunta, comprendí lo que había ocurrido. Por lo visto, poco a poco iba interiorizando ese follón de los viajes del tiempo.

—Alguien estuvo allí antes que tú y se lo explicó, ?no?

Gideon inclinó la cabeza aprobatoriamente.

—Y la convenció de que no debía dejarse sacar sangre en ningún caso. Aún fue más extra?o que se negara a hablar conmigo. Llamó a los Vigilantes para que la ayudaran y exigió que me mantuvieran alejado de ella.

—Pero ?quién puede haber sido? —reflexioné—. En realidad, los únicos candidatos son Lucy y Paul. Los dos pueden viajar en el tiempo y quieren impedir que se cierre el Círculo.

Mister George y Gideon intercambiaron una mirada.

—A la vuelta de Gideon, nos encontramos frente a un auténtico enigma —explicó mister George—. Aunque teníamos una vaga idea de lo que podía haber pasado, nos faltaban las pruebas. Por esto Gideon volvió a viajar al pasado esta ma?ana y visitó de nuevo a Margret Tilney.

—Has tenido un día muy agitado, ?no? —Busqué signos de cansancio en el rostro de Gideon, pero no encontré ninguno; de hecho, parecía encontrarse en plena forma—. ?Qué tal está tu brazo? —le pregunté.

—Bien. Escucha lo que dice mister George. Es importante.

—Esta vez Gideon buscó a Margret inmediatamente después de su primer salto en el tiempo, en 1894 —prosiguió mister George—. Debes saber que el factor X o el gen del viaje en el tiempo, como lo llamamos nosotros, parece manifestarse en la sangre solo después del salto de iniciación. Se ha podido constatar que la sangre que se extrae de los viajeros del tiempo antes del primer salto no puede ser reconocida por el cronógrafo. El conde de Saint Germain realizó algunos experimentos en esta dirección que, en su época, casi condujeron a la destrucción del cronógrafo. Así pues, no tiene sentido ir a buscar a un viajero del tiempo en su ni?ez para sacarle sangre. Aunque eso facilitaría bastante las cosas. ?Comprendes lo que quiero decir?

—Sí —me limité a responder.

—Gideon se encontró esta ma?ana con Margret al final de su primera elapsación oficial. Después de su primer salto en el tiempo, la joven había ido enseguida a Temple. Durante los preparativos para la lectura en el cronógrafo, saltó de nuevo por segunda vez. El que es, de hecho, el salto incontrolado más largo medido hasta la fecha. Estuvo fuera más de dos horas.

—Mister George, ?por qué no deja sencillamente de lado los detalles sin importancia? —propuso Gideon con un punto de impaciencia.

—Sí, sí. ?Por dónde iba? Decía que Gideon visitó a Margret en su primera cita de elapsación. Y de nuevo le explicó la historia del cronógrafo robado y le habló de la oportunidad que se ofrecía de remediarlo todo con el segundo cronógrafo.

—?Ah, claro! —le interrumpí—. Por eso la anciana Margret conocía toda la historia. ?Se la había explicado el propio Gideon!

—Sí, sería una posibilidad —repuso mister George—. Pero tampoco en esa ocasión la joven Margret escuchaba la historia por primera vez.

—De modo que alguien había estado allí antes que Gideon. Lucy y Paul. Viajaron al pasado con el cronógrafo robado para explicarle a Margret Tilney que con toda probabilidad tarde o temprano aparecería alguien que querría sacarle sangre.

Mister George no dijo nada.

—?Y esta vez se la dejó sacar?