—?Y de dónde hemos sacado eso?
—?Vamos, Gwen! Tú misma has dicho que el primer viajero del tiempo se llamaba De Villiers, y por eso el conde debe de ser un miembro, legítimo o ilegítimo, de la familia; eso lo entiendes, ?no? Si no, tampoco sus descendientes llevarían el apellido.
—Hummm... sí —dije dudando. Seguía sin aclararme del todo con las genealogías familiares—. De todos modos, me parece que la teoría transilvana también tiene su interés. No puede ser casualidad lo de ese Rakoczy de allí. —Seguiré investigando sobre eso —prometió Leslie—. ?Cuidado!
La puerta de fuera se abrió y alguien entró en los lavabos. La chica —al menos nosotras supimos que era un chica— entró en el cubículo de al lado para hacer pipí, y Leslie y yo nos mantuvimos en silencio hasta que volvió a salir.
—Sin lavarse las manos —se?aló Leslie—. Puaj. Me alegro de no saber quién era.
—Se han acabado las toallitas de papel —advertí yo.
Empezaba a sentir que se me entumecían las piernas.
—?Crees que tendremos problemas? —le pregunté—. Seguro que mistress Counter se dará cuenta de que no estamos. Y si no lo hace, alguien se chivará.
—Para mistress Counter todos los alumnos son interminables; no se dará cuenta nada. Desde que iba a quinto me llama Lilly, y a ti te confunde con Cynthia. ?Precisamente con Cynthia! No, no, lo que estamos haciendo aquí es mucho más importante que la geografía. Tienes que prepararte de la mejor manera posible. Cuanto más sepas de tu adversario, mejor.
—Si al menos supiera quién es mi adversario…
—No puedes fiarte de nadie —me advirtió Leslie, exactamente igual que mi madre—. Si estuviéramos en una película, al final el malo sería quien menos te esperas. Pero, como no estamos en una película, yo apostaría por el tipo que ha tratado de estrangularte.
—Pero ?quién nos echó encima a los hombrse de negro en Hyde Park? ?El conde no lo hubiera hecho nunca! Necesita a Gideon para que visite a los otros viajeros del tiempo y les extraiga sangre para cerrar el Círculo.
—Sí, es verdad. —Leslie se mordisqueó el labio inferior con aire pensativo—. Pero es posible que en esta película haya varios malvados. Lucy y Paul también podrían serlo. Recuerda que robaron el cronógrafo. ?Y qué me dices del hombre de negro del número 18?
Me encogí de hombros.
—Esta ma?ana estaba ahí, como siempre. ?Por qué lo dices? ?Crees que también acabará por sacar una espada?
—No, más bien diría que debe de ser un Vigilante que está ahí plantado como un pasmarote por principio. —Leslie volvió a concentrarse en su archivador—. Por otra parte, sobre los Vigilantes como tales no he podido encontrar nada; parece que es una logia muy secreta. Pero algunos de los nombres que has mencionado, como Churchill, Wellington, Newton, aparece también entre los masones, de modo que podemos partir de la base de que existe al menos un tipo de relación entre las dos logias. En internet no he encontrado nada sobre un chico ahogado llamado Robert White, pero en la biblioteca se pueden revisar todas las ediciones del Times y del Observer de los últimos cuarenta a?os. Estoy segura de que allí encontré algo. ?Qué más había? Ah, sí, el serbal, el zafiro y el cuervo… Bueno, naturalmente esto se puede interpretar de mil maneras; pero de todos modos en este tipo de historias esotéricas cualquier cosa puede significar cualquier cosa, así que es imposible llegar a una conclusión fiable. Tenemos que tratar de orientarnos por los hechos más que por todas esas cosas sin importancia. Sencillamente, tienes que descubrir algo más. Sobre todo, de Lucy y Paul y por qué robaron el cronógrafo. Por lo visto, ellos saben algo que los otros no saben. O que no quieren reconocer. O sobre lo que tienen una opinión distinta de antemano.
De nuevo se abrió la puerta de los lavabos. Esta vez los pasos eran pesados y enérgicos. Y se dirigían directamente hacia la puerta de nuestra cabina.
—?Leslie Hay y Gwendolyn Shepherd! ?Van a salir de aquí inmediatamente y volver a clase!
Leslie y yo callamos estupefactas. Luego Leslie dijo:
—Mister Whitman, supongo que sabe que este es el lavabo de las chicas, ?no?
—Contaré hasta tres —repuso mister Whitman—. Uno…
Antes de que llegara a tres, abrimos la puerta.
—Esto les costará una amonestación en el libro de clase —nos informó mister Whitman mientras nos observaba como una ardilla severa—. Me han decepcionado mucho las dos. Sobre todo tú, Gwendolyn. Que hayas ocupado el puesto de tu prima no significa que puedas hacer lo que te dé la gana. Charlotte nunca desatendió sus deberes escolares.
—Sí, mister Whitman —repuse.
Esa muestra de autoritarismo no encajaba en absoluto con él. Normalmente, mister Whitman se mostraba encantador con los alumnos, y, como mucho, en alguna ocasión podía ser sarcástico.
—Y ahora vayan a clase.