—Gracias a Dios —repuso la tía Maddy—. Si fuera una, haría tiempo que había perdido el hilo.
—Es muy sencillo —aclaró Charlotte fríamente—. Todos pensaban que yo tenía el gen, pero en realidad es Gwendolyn la que lo tiene. —Apartó el plato y se levantó—. Ya veremos cómo se las arreglará.
—?Charlotte, espera! —Pero la tía Glenda no pudo evitar que Charlotte saliera pitando de la habitación. Antes de correr tras ella, aún tuvo tiempo de lanzar una mirada venenosa a mamá—. ?Deberías avergonzarte, Grace!
—Realmente es un peligro público —dijo Nick.
Lady Arista lanzó un profundo suspiro.
Mamá también suspiró.
—Ahora tengo que ir al trabajo. Gwendolyn, he quedado con mister George en que hoy irá a recogerte a la escuela. Te enviarán para elapsar al a?o 1956, en un sótano seguro; allá podrás hacer tranquilamente tus deberes.
—?Brutal! —exclamó Nick.
Lo mismo pensaba yo.
—Y luego vuelve enseguida a casa —dijo lady Arista.
—Para entonces ya será de noche —repuse.
?En adelante iba a ser siempre así mi vida? ?Desde la escuela ir a elapsar a Temple, sentarme allí en un sótano aburrido y hacer los deberes y luego ir a casa a cenar? ?Aquello era una auténtica pesadilla!
La tía abuela Maddy maldijo en voz baja porque la manga de su bata había rozado la mermelada de su tostada.
—Siempre digo que a esta hora uno debería estar en la cama.
—Y yo —repuso Nick.
Como cada ma?ana, mamá nos dio un beso a los tres para despedirse, y luego me puso la mano en el hombro y dijo en voz baja:
—Si por casualidad vieras a mi papi, por favor dale un beso de mi parte.
Lady Arista se estremeció ligeramente al oírlo. En silencio, tomó unos sorbitos de té, miró al reloj y dijo:
—Tendrás que darte prisa si quieres llegar a la hora a la escuela.
???
—Aún no sé cómo, pero te aseguro que un día abriré un despacho de detectives —afirmó Leslie.
Las dos nos habíamos saltado la clase de geografía de mistress Counter y estábamos charlando apretujadas en el interior de un cubículo del lavabo de las chicas. Leslie estaba sentada en la tapa del váter con un grueso archivador sobre las rodillas, y yo me apoyaba con la espalda contra la puerta, que estaba cubierta de inscripciones superpuestas hechas con bolígrafo y rotulador como ?Jenny ama a Adam?, ?Malcolm es un borde? y ?La vida es una mierda?, entre otras.
—Sencillamente, llevo la investigación de misterios en la sangre —dijo Leslie—. Tal vez estudie también historia y me especialice en mitos y escritos antiguos. Y luego haré como lo de Tom Hanks en ángeles y demonios. Aunque, naturalmente, yo tengo mejor aspecto, y además contrataré a un ayudante realmente divertido.
—Hazlo —repuse—. Seguro que será emocionante. Mientras tanto, yo me quedaré confinada para el reto de mi vida en el a?o 1956 en un sótano sin ventanas.
—Solo tres horas al día —replicó.
Leslie estaba al corriente de todo, y parecía que podía captar el complicado entramado de datos mucho mejor y mucho más deprisa que yo. Mi amiga había escuchado todas mis explicaciones hasta la historia de los hombres en el parque, incluida la interminable letanía de mis remordimientos de conciencia.
?Es mejor que te defiendas antes que dejarte cortar te a ti misma como una torta?, había sido su comentario, que, curiosamente, me había ayudado más que todos los razonamientos de mister George o de Gideon juntos.
—Míralo de este modo —me susurró ahora—. Piensa que si tienes que hacer deberes en un sótano, al menos no tendrás que toparte con condes siniestros que dominan la telequinesis.
?Telequinesis? era el concepto que Leslie había encontrado para describir la capacidad del conde de estrangularme a metros de distancia a mí. Y mediante la telequinesis, decía, uno también puede comunicarse sin abrir la boca. Me había prometido que esa misma tarde profundizaría más en el tema.
Leslie se había pasado el día anterior y parte de la noche buscando información en internet sobre el conde de Saint Germain y el resto del material que le había proporcionado, y rechazó mis efusivas muestras de agradecimiento alegando que se lo pasaba de muerte con todo aquello.
—Parece ser que ese conde de Saint Germain es un personaje histórico bastante impenetrable, tanto que ni siquiera consta su fecha de nacimiento exacta. Y existen muchos enigmas sobre su origen —dijo, mientras su rostro se encendía literalmente de entusiasmo—. Se dice que no envejecía, algo que algunos atribuyen a la magia y otros a una alimentación equilibrada.