Rubí (Edelstein-Trilogie #1)

—?Cómo ha sabido que estábamos aquí? —preguntó Leslie.

Mister Whitman no respondió y alargó la mano para cogerle el archivador.

—?Mientras tanto confiscaré esto!

—Ah, no, de ninguna manera.

Leslie apretó el archivador contra su pecho.

—?Dame eso, Leslie!

—Es que lo necesito… ?para clase!

—Contaré hasta tres…

Al llegar a ?dos?, Leslie entregó el archivador murmurando entre dientes. Fue terriblemente humillante tener que entrar en el aula, empujadas por mister Whitman; además, mistress Counter pareció tomarse nuestro intento de hacer novillos como algo personal, porque nos ignoró por completo durante el reto de la clase.

—?Han fumado algo? —preguntó Gordon.

—No, tonto —replicó Leslie—. Solo queríamos charlar tranquilas un rato.

—?Se han saltado la clase porque querían charlar? —Gordon se dio una palmada en la frente—. ?Increíble! ?Mujeres!

—Ahora mister Whitman podrá revisar de arriba abajo tu archivador —le dije a Leslie—. Y entonces sabrán él y los Vigilantes que te lo he explicado todo, lo cual seguro que está prohibidísimo.

—Sí, seguro que lo está —repuso Leslie—. Tal vez envíen a un hombre de negro para que se deshaga de mí porque sé cosas que nadie debe saber.

La perspectiva parecía regocijarla.

—?Y si lo que dices no fuera tan descabellado?

—Entonces… bueno, esta tarde iré a comparte un espray de pimienta, y aprovecharé para comprarme uno yo también. —Leslie me dio una palmada en el hombro—. ?Venga ya! No vamos a permitir que nos amedrenten, ?verdad?

—No. No vamos a permitirlo.

Envidiaba a Leslie por su inquebrantable optimismo. Ella siempre miraba las cosas por el lado bueno, aunque costara encontrárselo.





De los Anales de los Vigilantes





14 de agosto de 1949


De 15 a 18 horas. Lucy y Paul han aparecido en mi despacho para elapsar. Hemos charlado sobre reconstrucción y saneamiento de barrios y sobre el increíble hecho de que Notting Hill sea, en su época, uno de los barrios más solicitados y elegantes de la ciudad. (Ellos llaman ?moda? a este fenómeno.) Además, me han traído una lista de todos los ganadores de Wimbledon a partir de 1950. He prometido depositar

las ganancias de las apuestas en un fondo para la

formación universitaria de mis hijos y nietos.

Además, acaricio la idea de adquirir uno o dos de los

desastrados inmuebles de Notting Hill. Nunca se sabe.



Informe: Lucas Montrose, adepto de 3.er grado.





14


La clase se arrastró hasta el final con una lentitud torturadora, la comida era repugnante como siempre (pudín de Yorkshire) y cuando por la tarde después de una clase doble de química, pudimos irnos por fin a casa, en realidad me sentía a punto para meterme de nueva en la cama.

Charlotte me había ignorado durante todo el día. Durante el receso traté de hablar con ella pero reaccionó diciendo: —Si lo que quieres es disculparte, ?ya puedes ir olvidándote!

—?Por qué iba a tener que disculparme? —le pregunte indignada.

—Si ni siquiera tú lo sabes….

—?Charlotte! Yo no tengo la culpa de que haya sido yo, y no tú, la que ha heredado ese estúpido gen.

Los ojos de Charlotte echaban chispas.

—No es ningún ?estúpido gen? —me espetó furiosa—. Es un don muy especial. Y ese don, en alguien como tú, es sencillamente un desperdicio. Pero eres demasiado infantil para comprenderlo aunque sea vagamente.

Dicho lo cual, dio media vuelta dejándome con la palabra en la boca.

—Ya se tranquilizará —me animó Leslie mientras recogíamos nuestras cosas de la taquilla—. Tiene que acostumbrarse al hecho de que ella ha dejado de ser especial.

—Pero es tan injusto... —repuse—. Al fin y al cabo, yo no lo he quitado nada.

—?En el fondo sí! —Leslie me alargó con determinación el cepillo del pelo—. ?Toma!

—?Qué quieres que haga con él?

—?Pues cepillarte el pelo! ?Qué si no? —Obedientemente, me pasé el cepillo por los cabellos—. ?Por qué estoy cepillándome el pelo? —pregunté unos segundos después.

—Solo quiero que estés guapa cuando vuelvas a ver a Gideon. Por suerte, no necesitas rímel, tus pesta?as son increíblemente largas y negras...

Me había puesto roja como un tomate al oír el nombre de Gideon,

—Tal vez no le vea hoy. Al fin y al cabo van a enviarme a un sótano de 1956 para hacer los deberes, —Sí, pero tal vez te cruces con él en algún momento antes o después.

—?Leslie, no soy su tipo!

—él no ha dicho eso.

—?Sí que lo dijo!

—?Y qué? Puede cambiar de opinión. En cualquier caso, él sí es tu tipo.

Abrí la boca para volver a cerrarla enseguida. No tenía sentido negar que era mi tipo, aunque me hubiera encantado creer lo contrario.