Las pruebas (The Maze Runner #2)

—Venga ya —dijo Minho—. Los que hemos llegado tan lejos lo hemos hecho por un motivo. Todos los imbéciles ya están muertos.

Miró de reojo a Thomas, como si le preocupara que pudiera pensar que incluía a Chuck en aquella afirmación. Quizás incluso a Teresa.

—Tal vez —respondió Newt—. Eso espero. De todos modos, estaba pensando que necesitamos organizamos, que el río vuelva a su cauce. Actuemos como lo hacíamos en el maldito Claro. Los últimos días han sido espantosos, todos lloriqueando y quejándose, sin una estructura, sin un plan. Me estoy volviendo loco.

—?Qué esperas que hagamos? —preguntó Minho—. ?Qué formemos filas y hagamos flexiones? Estamos atrapados en una estúpida prisión de tres habitaciones.

Newt dio un manotazo al aire como si las palabras de Minho fueran mosquitos.

—Da igual. Lo que digo es que, sin duda, ma?ana va a cambiar la situación y tenemos que estar preparados para afrontarla.

A pesar de toda la charla, Thomas notó que Newt no lograba hacerse entender.

—?Adónde quieres ir a parar?

Newt hizo una pausa mientras miraba a Thomas y a Minho.

—Debemos asegurarnos de que tenemos un líder sólido cuando llegue ma?ana. No puede haber dudas sobre quién está al mando.

—Esa es la cosa más tonta que has soltado en tu fuca vida —dijo Minho—. Tú eres el líder y lo sabes.

Newt negó con la cabeza con firmeza.

—?El hambre te hace olvidar los malditos tatuajes? ?Crees que están sólo para decorar?

—?Venga ya! —replicó Minho—. ?De verdad crees que tienen importancia? ?Tan sólo están jugando con nuestras cabezas!

En vez de contestar, Newt se acercó más a Minho y le retiró la camisa para revelar el tatuaje que había allí. A Thomas no le hacía falta mirarlo. Se acordaba. Marcaba a Minho como el líder.

Minho se encogió de hombros para apartar la mano de Newty. Empezó su retahíla habitual de comentarios sarcásticos, pero Thomas ya se había apagado y el ritmo de su corazón había empezado una rápida serie de latidos casi dolorosos. Tan sólo podía pensar en lo que estaba tatuado en su propio cuello: tenían que matarle.





Capítulo 13


Thomas se dio cuenta de que se estaba haciendo tarde. Sabía que debían dormir bien aquella noche para estar preparados a la ma?ana siguiente. Así que él y los clarianos pasaron el resto de la tarde haciendo burdos paquetes con las sábanas para llevar la comida y la ropa extra que había aparecido en las cómodas. Algunos productos habían venido en bolsas de plástico y ahora esas bolsas vacías las llenaban de agua y las ataban con la tela que les habían arrancado a las cortinas. Nadie esperaba que aquel apa?o de cantimplora durara mucho sin gotear, pero era lo mejor que se les había ocurrido.

Newt por fin había convencido a Minho de que fuera el líder. Thomas sabía mejor que nadie que necesitaban a alguien al mando, así que se sintió aliviado cuando Minho accedió a rega?adientes.

Sobre las nueve en punto, Thomas ya estaba otra vez tumbado en la cama, con la vista clavada en la litera de arriba. La habitación, por extra?o que parezca, estaba en silencio, aunque nadie dormía aún. Seguro que el miedo se había apoderado de ellos igual que de él. Habían pasado por el Laberinto y sus horrores. Habían visto muy de cerca de lo que era capaz CRUEL. Si el Hombre Rata tenía razón, y todo lo que había ocurrido era parte de un plan magistral, entonces aquella gente había obligado a Gally a matar a Chuck, habían disparado a una mujer a quemarropa, habían contratado a personas para que los rescataran sólo para matarlos cuando la misión se completara… La lista era interminable.

Luego, para colmo, les habían infectado con una enfermedad horrible, cuya cura era el cebo para hacerles continuar. No se sabía qué era verdad y qué era mentira. Y las se?ales seguían sugiriendo que habían escogido a Thomas por algún motivo. Era triste pensarlo. Chuck era el que había perdido la vida, Teresa la que había desaparecido. Pero al apartar a esas dos personas de él…

Su vida era como un agujero negro. No tenía ni idea de cómo iba a reunir fuerzas para continuar a la ma?ana siguiente, para enfrentarse a lo que fuera que CRUEL les había preparado. Pero lo haría, y no sólo para obtener la cura. No se detendría, y menos ahora. No después de lo que les habían hecho a él y a sus amigos. Si el único modo de volver a ellos era pasar todas las pruebas, sobrevivir, que así fuera.

Que así fuera.

Con pensamientos de venganza que le consolaban de un modo enfermizo y retorcido, por fin se quedó dormido.



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