Las pruebas (The Maze Runner #2)

?Conforme avanzáis en las Pruebas, veis y seguiréis viendo muestras de esta tecnología y los recursos que hay detrás. Si hay algo que puedo deciros es que no deberíais creer nunca lo que ven vuestros ojos. O vuestra mente, en realidad. Por eso hicimos la demostración con los cuerpos colgantes y las ventanas tapiadas. Lo único que diré es que a veces lo que veis no es real. Podemos manipular vuestros cerebros y receptáculos nerviosos cuando es necesario. Sé que esto suena confuso y tal vez dé un poco de miedo.

Thomas pensó que el hombre no podía haberse quedado menos corto. Y la palabra ?letal? no paraba de venirle a la cabeza. Su memoria apenas reactivada no podía captar lo que significaba, pero ya lo había visto en una placa de metal en el Laberinto, la que detallaba las palabras que formaban el acrónimo CRUEL.

El hombre pasó despacio los ojos por cada clariano de la sala. El labio superior le brillaba por el sudor.

—El Laberinto era parte de las Pruebas. No se os lanzó ninguna Variable que no sirviera para el propósito de nuestra colección de patrones en la zona letal. Vuestra fuga era parte de las Pruebas. Vuestra batalla contra los laceradores, el asesinato del ni?o llamado Chuck, el supuesto rescate y el viaje posterior en autobús… Todo era parte de las Pruebas.

La ira creció en el pecho de Thomas al mencionar a Chuck. Se había medio levantado antes de saber lo que le pasaba; Newt tiró de él para que volviera al suelo.

Como si aquello le hubiera animado, el Hombre Rata se levantó de la silla rápidamente y la colocó contra la pared de atrás. Luego colocó las manos sobre el escritorio y se inclinó hacia los clarianos.

—Todo ha sido parte de las Pruebas, ?lo entendéis? Era la fase 1, para ser exactos. Y todavía nos queda mucho para lo que necesitamos. Por eso tenemos que subir la apuesta inicial, y ha llegado la hora de la Fase 2. Es el momento de que las cosas se pongan más difíciles.





Capítulo 11


La sala se quedó en silencio. Thomas sabía que debería estar enfadado por la absurda idea de que a aquellas alturas las cosas habían sido fáciles para ellos. Debería haberse aterrorizado… Por no mencionar lo de la manipulación de cerebros. Pero, en cambio, tenía tanta curiosidad por averiguar lo que el hombre iba a contarles, que las palabras resbalaron por su mente.

El Hombre Rata esperó lo que pareció una eternidad y luego volvió a sentarse despacio en la silla para enseguida acercarse al escritorio una vez más.

—Puede que penséis, o tal vez lo parezca, que tan sólo estamos poniendo a prueba vuestra capacidad de supervivencia. A primera vista, la Prueba del Laberinto podría clasificarse erróneamente de esa manera. Pero os aseguro que no se trata sólo de sobrevivir y de la voluntad de vivir. Eso tan sólo es una parte del experimento. El panorama general es algo que no entenderéis hasta el final.

?Las erupciones solares han arrasado muchas partes de la Tierra y una extra?a enfermedad ha hecho estragos en los seres humanos; una enfermedad llamada el Destello. Por primera vez, los gobiernos de todas las naciones (los que sobrevivieron) están trabajando juntos. Han unido sus fuerzas para crear CRUEL, un grupo cuyo objetivo es luchar contra el nuevo problema mundial. Vosotros sois una parte importante de esa lucha. Y tendréis todos los incentivos para colaborar con nosotros porque, lamentablemente, todos estáis infectados con el virus.

De inmediato levantó las manos para cortar el alboroto que había empezado.

—?Bueno, bueno! No tenéis por qué preocuparos. El Destello tarda un tiempo en extenderse y mostrar síntomas. Pero, al final de las Pruebas, la cura será vuestra recompensa y nunca veréis los… efectos debilitantes. ?Sabéis?, no hay muchos que puedan permitirse la cura.

La mano de Thomas subió por instinto a su garganta, como si el dolor que sentía allí fuera el primer indicador de que había cogido el Destello. Recordaba demasiado bien lo que le había dicho la mujer en el autobús de rescate después de salir del Laberinto, sobre cómo el Destello destruía el cerebro y poco a poco te iba volviendo loco y te despojaba de la capacidad de sentir emociones humanas básicas como la compasión o la empatía. Sobre cómo te convertía en menos que un animal.

Pensó en los raros que había visto por las ventanas del dormitorio, y de repente quiso correr al cuarto de ba?o para lavarse la boca y las manos. Aquel tipo tenía razón, tenían todos los incentivos que necesitaban para completar esta siguiente fase.

—Pero ya basta de clases de historia y de perder el tiempo —continuó el Hombre Rata—. Ahora os conocemos. A todos vosotros. No importa lo que haya dicho o lo que esté tras la misión de CRUEL; todos haréis lo que sea necesario. De eso no nos cabe duda. Y al hacer lo que os pedimos, os salvaréis a vosotros mismos porque tendréis la cura que tanta gente ansia.

Thomas oyó a Minho refunfu?ar a su lado y le preocupó que volviera a soltar otro de sus comentarios soberbios. Le hizo callarse antes de que pudiera hacerlo.