La bella de la bestia

—Ah, verás… Ahora no quiero nada.

Gytha se asustó ante la expresión de placer que apareció en la cara de la mujer, y entonces se dio la vuelta para salir de la habitación. Pero escuchó un ruido seco y se detuvo. De repente, Bek se convirtió en un lastre que le tiraba del brazo. Se volvió a mirarlo y lo vio desplomarse sobre el suelo, con sangre corriéndole a un lado de la cara, mientras la mano que la agarraba perdía toda su fuerza y la soltaba. Abrió la boca para gritar, pero una mano sucia se la cubrió. Empezó a luchar para zafarse, pero un terrible y agudo dolor en la cabeza la paralizó y la dejó ciega. Lo último que escuchó fue una carcajada suave de lady Elizabeth, antes de que la oscuridad se apoderara de ella.

—Rápido, sáquenla de aquí —espetó lady Elizabeth a un sicario mientras tomaba su capa y le hacía un gesto con la mano a su doncella para que la ayudara a ponérsela.

—?Qué pasa con el chico? —preguntó uno de los hombres al tiempo que se echaba a Gytha sobre el hombro.

—Déjalo. Estoy segura de que en poco tiempo subirán los hombres que los estaban escoltando, y es mejor que nosotros estemos ya lejos de aquí cuando eso ocurra —y diciendo esto, empujó a su perpleja doncella para que fuera por delante de ella, pasó por encima del cuerpo de Bek y abrió la puerta, dejando que los dos hombres salieran.

Al salir de las letrinas, Merlion se tomó un respiro para asegurarse de que estaba presentable. Empezó a caminar de regreso a la hostería, decidido a terminar la reunión entre Gytha y lady Elizabeth, pues ya había transcurrido suficiente tiempo. Demasiado tiempo, incluso. Al ver a Roger y Thayer en la entrada de la hostería pensó que había sido un tonto al permitir que se llevara a cabo el encuentro entre las mujeres.

—?Dónde está Gytha? —preguntó Thayer, entrando en la hostería y mirando a su alrededor.

—Arriba, en una de las habitaciones —contestó Merlion.

—?Se sintió enferma?

—No. Está reunida con lady Elizabeth.

La expresión de la cara de Thayer indicó a Merlion que había cometido un terrible error.

—?Permitiste que se encontrara a solas con esa víbora?

—La mujer dijo que quería hacer las paces.

—?Ella? ?Disculparse?

—Parecía sincera. Seguramente temía que quisieras vengarte por todo lo que pasó, y quería enmendar las cosas para no sufrir da?o alguno.

Lo que tenía de lógico el razonamiento sólo tranquilizó a Thayer a medias.

—Tal vez sea así, pero permitir que viera a esa zorra ella sola…

—Bek está con ella. El chico… Ay, Dios santo…

Thayer se dio la vuelta para ver qué era lo que había hecho que Merlion se pusiera blanco como la leche y abriese los ojos de par en par. Soltó una desgarradora maldición. Bek, con la cara demudada y manchada de sangre, bajaba en ese momento las escaleras, tambaleándose. Thayer corrió junto al chico y llegó a su lado justo a tiempo para sostenerlo antes de que se desplomara. Se sentó en una rústica banqueta y acunó a su hijo en su regazo. Alguien le dio un trapo húmedo y, mientras le lavaba la cara a su hijo, se sorprendió al notar cómo le temblaban las manos. El estado de Bek sólo podía significar una cosa: alguien se había llevado a Gytha.

Roger se arrodilló junto a Thayer y Bek y ayudó al aturdido muchacho a beber un poco de hidromiel.

—Tócale la cabeza, Thayer. Le han dado un mal golpe y tiene una herida en la cara, pero nada más. Buen chico, ?crees que ahora podrás decirnos qué ha pasado?

—No estoy seguro —susurró Bek, mientras gruesos lagrimones de dolor y miedo rodaban por sus mejillas.

—Fuiste a ver a tu madre —le recordó Thayer, tratando de contener una ansiedad que lo había puesto tan tenso como la cuerda de un arco a punto de dispararse.

—Sí, dijo que quería disculparse por haber sido cruel con Gytha —Roger lo instó a que bebiera un poco más. Así lo hizo, y fue un acierto, porque su voz sonó menos temblorosa cuando continuó—. Mintió. Y se llevaron a Gytha.

A pesar de que ya lo sabía, Thayer sintió que el corazón le daba un vuelco angustioso, y un frío intenso empezó a correrle por las venas. No quería subir a las habitaciones porque sabía que Gytha no estaría allí. Al escuchar lo ocurrido, la realidad lo golpeó con fuerza. Tuvo que hacer un esfuerzo para levantar la cabeza y mirar a Merlion, que había subido a echar un vistazo. No necesitaba ni quería más confirmaciones, pero Merlion asintió con la cabeza. Cerró los ojos y luchó por dominar sus miedos. Necesitaba ser fuerte y tener la cabeza clara.

—?Viste quién se la llevó? —le preguntó a Bek finalmente.

—No. Mi madre dijo que no quería nada y Gytha pareció muy preocupada. Después, alguien me golpeó. Cuando me desperté, todos se habían ido —Bek respiró con fuerza y sollozó ligeramente—. No pude protegerla.