La bella de la bestia

—?Qué hiciste con ella? ?Escapó?

—No. Está en el calabozo de Riverfall. Cuando volvamos, llamaré a su familia para que vayan a recogerla. Y antes de que se marchen les contaré algunas cosas que ignoran sobre lady Elizabeth. Sí, incluida toda la verdad sobre el hijo que dejó tirado en el suelo, sobre su propia sangre.

—Ay, pobre Bek. Nada que hubiera podido decir o hacer le habría demostrado más claramente al chico lo poco que le importa.

—Si eso le duele, lo disimula bien. En verdad, creo que Bek sabe cómo se portó su madre desde hace mucho tiempo. Lo que realmente le hirió es que su madre intentara hacerle da?o una vez más. Es algo que no puede entender. Tampoco yo le he ayudado mucho, no he sido buen padre. Quizá no tuve tiempo. De todas formas, creo que lady Elizabeth no sabía que el plan incluía un asesinato.

—?Estás seguro de ello?

—Sí. Ella creía que se trataba de un simple secuestro para pedir una recompensa, es decir, que sólo fue capaz de ver una manera de llevar monedas a su siempre vacía bolsa.

Gytha se recostó sobre los almohadones y bebió un trago de vino mientras miraba a su marido, que se dedicaba a comer lo que quedaba en la bandeja. Estiró el brazo y empezó a juguetear con uno de los mechones de pelo que caían a Thayer sobre la frente, lo que lo hizo sonreír ligeramente. A excepción del primer abrazo emocionado que se dieron después de que Pickney muriese, se estaban comportando como dos extra?os, sin demostrar auténtica emoción. Al darse cuenta de ello, Gytha se puso un poco triste, pero lo que la entristeció más fue pensar que tenía parte de culpa de que las cosas fueran así. No le había hablado de sus verdaderos sentimientos. El temor al rechazo le ataba la lengua cada vez que consideraba la posibilidad de hacerlo.

—?Thayer? ?De verdad crees que debes contarle a la familia de lady Elizabeth toda la historia de Bek?

—?Por qué no? —levantó la bandeja vacía y fue a ponerla sobre una mesa.

—?Qué pasaría si su familia fuera como ella, y no quisieran tener nada que ver con él? —cuando Thayer se sentó en la cama de nuevo y le pasó a Gytha el brazo sobre los hombros, ella se apretó contra él—. Verá que, aparte de ti, toda su familia le da la espalda.

—Sí, podría pasar eso —frunció el ce?o mientras reflexionaba sobre el problema—. Pero debo decirles la verdad, ya ha pasado demasiado tiempo. Tal vez la solución sea no decirle nada a Bek hasta que yo sepa cómo reacciona la familia de Elizabeth. No quiero causarle más dolor.

—No. Tal vez cuando sea mayor puedas contarle toda la verdad, si la familia decide no reconocerlo.

—Sí, tal vez. Nos haremos cargo de ese problema cuando llegue el momento. Ahora, a otra cosa: ?no querías hablarme de Henry, John y Robert?

—?Qué vas a hacer con ellos? —tras formular la pregunta, pensó que parecía una locura abogar por un trío de tan mala fama.

—No lo he pensado bien todavía. ?Qué crees que debería hacer? Fuiste tú quien más sufrió por su culpa.

—No. Por culpa de Pickney. Sé que Henry y John me secuestraron, pero son sólo unos granujas de poca monta, no son realmente malos. Aparte de darme un golpe en la cabeza, me trataron bien. Ambos se horrorizaron al darse cuenta de los verdaderos planes de Pickney. Por desgracia —Gytha sonrió ligeramente—, no son los hombres más valientes del mundo.

—Yo ya no estoy muy seguro de eso. John me miró a los ojos y me dijo que él era uno de los hombres que te habían raptado en Riverfall. Lo dijo allí sentado, sin armas y sin arredrarse.

—Pues es algo sorprendente —murmuró Gytha—, porque no era poco el miedo que les inspirabas a los dos, a él y a Henry.

—?Me temían? —Thayer la miró con sorpresa y algo de inocencia.

—Sí. Lo que está claro es que no todo es maldad en su corazón. Tienen su parte buena.

—Que se verá fortalecida si se mantienen bien alimentados y con una o dos monedas en el bolsillo —dijo Thayer lentamente.

Gytha se rió y le dio un ligero golpe en el brazo.

—Ya habías decidido perdonarlos.

—Sí, pero quería estar seguro de que sentías lo mismo que yo. ?Y Robert?

—Pobre Robert. Pickney lo transformó en lo que es. Quién sabe qué tipo de hombre habría podido ser si su tío no lo hubiera doblegado de esa manera, para convertirlo en una criatura débil. Pero al final Robert se opuso a él. Por supuesto, carecía de la fuerza y de la pericia necesarias para vencer. Pickney también se había encargado de que así fuera.

Thayer besó en la frente a su mujer.

—Ya lo sé. Al final, en el momento decisivo, Robert hizo lo que tenía que hacer. No tengo estómago para matar a un hombre de mi propia sangre. También hay que tener en cuenta que Robert no sabía con certeza que William fue asesinado.