Leslie le dirigió una mirada sombría.
—A mí sí —me apresuré a decir—. ?Pero, Les, lo que querías explicar es qué se propone hacer el conde realmente con la piedra filosofal!
—Exacto. —Leslie arrugó la frente—. Para eso quería remontarme un poco más en el pasado, porque, como es natural, pasó un tiempo antes de que los sucesores del conde di Madrone descubrieran que el primer viajero, Lancelot de Villiers…
—Puedes resumir tranquilamente —la interrumpió Gideon—, tampoco tenemos tanto tiempo. Pasado ma?ana volvemos a encontrarnos con el conde y antes debo obtener, siguiendo sus instrucciones, la sangre de Lucy y de Paul. Me temo que si no lo consigo, se sacará algún otro plan de la manga… —suspiró—. ?Y bien?
—De todas maneras, no deberíamos descuidar los detalles. —Leslie suspiró también y hundió un momento la cabeza entre las manos—. Pero, bueno, el hecho es que los Vigilantes creen que la piedra filosofal servirá de trampolín a la humanidad porque podrá curar todas las enfermedades, ?no es eso?
—Exacto —dijimos al unísono Gideon y yo.
—?Pero Lucy y Paul y el abuelo de Gwenny y, si bien se mira, también los miembros de la Alianza Florentina, opinaban que eso es mentira!
Asentí con la cabeza.
—Espera un momento. —Gideon tenía el gesto torcido—. ?El abuelo de Gwenny? ?Nuestro gran maestre antes de que ocupara el cargo mi tío Falk?
Volví a asentir, esta vez con un poco de remordimientos. Gideon me miró, y de repente pareció comprender lo que ocurría.
—Continúa, Leslie —dijo—. ?Qué más has descubierto?
—Que Lucy y Paul creían que el conde quiere la piedra filosofal solo para él. —Leslie se detuvo un momento para asegurarse de que estábamos pendientes de lo que decía—. Porque la piedra filosofal debe hacerle inmortal, a él y solo a él.
Gideon y yo callamos. Yo, debidamente impresionada. Y Gideon no sé por qué. Por su expresión era imposible adivinar lo que pensaba.
—Naturalmente, el conde tuvo que inventarse toda esa historia de la salvación de la humanidad y bla bla bla para convencer a la gente de que trabajara para él —continuó Leslie—. Difícilmente hubiera podido crear una organización secreta tan poderosa si hubiera explicado lo que se proponía hacer en realidad.
—?Y eso es todo? ?Solo se trata de que ese viejo carcamal tiene miedo de morirse? —pregunté.
Me sentía casi un poco decepcionada. ?Así que ese era el secreto que se escondía tras el secreto? ?Y para eso tanto trabajo?
Mientras sacudía la cabeza con escepticismo y en mi mente empezaba a formarse una frase que empezaba con ?pero?, las cejas de Gideon se juntaron aún más.
—Encajaría… —murmuró—. ?Maldita sea, Leslie tiene razón! Encaja.
—?Qué encaja? —pregunté yo.
Gideon se puso en pie de un salto y empezó a pasear arriba y abajo por mi habitación.
—No puedo creer que mi familia haya estado tan ciega para dejarse enga?ar por ese hombre durante siglos —dijo—. ?Que yo haya estado tan ciego! —Se paró delante de mí e inspiró hondo—. ?… del aroma del tiempo el aire se satura, y una permanece fija por toda la eternidad.? Si se lee con atención, se puede comprender perfectamente. ?Cura todo achaque y toda pestilencia, bajo la Constelación de los Doce se cumple la sentencia.? ?Naturalmente! Para proporcionar vida eterna a alguien, esta sustancia tiene que poder curar todas las enfermedades. —Se rascó la frente y se?aló las hojas amarillentas sobre la alfombra—. Y las profecías que el conde ocultó a los Vigilantes aún son más claras. ?… la eternidad fragua la piedra filosofal, vestida de juventud crece una nueva fuerza que al elegido otorga un poder inmortal.? ?Es tan sencillo! No entiendo cómo no lo he visto hace tiempo. ?Estaba tan obsesionado con la idea de que Gwendolyn iba a morir y de que yo podía ser el responsable que he sido incapaz de descubrir la verdad a pesar de tenerla ante los ojos!
—Bueno, sí… —dijo Leslie, y no pudo evitar que se le escapara una sonrisita triunfal—. Supongo que tu fuerte es otro, ?no es verdad, Gwenny? Y, además, ya tenías bastante trabajo —a?adió en tono conciliador.
Cogí los papeles de Gideon.