Esmeralda (Edelstein-Trilogie #3)

Caroline asintió excitada.

—Sí, está esperando abajo.

Nick sonrió.

—?Fantástico, mi tesssoro! Esto tengo que verlo.

—Y yo —dijo Xemerius, pero siguió balaceándose perezosamente de la ara?a y se limitó a rascarse el vientre.

—Seguro que te refieres a Gordon —dijo Charlotte levantándose de la mesa—. Y quiere hablar conmigo. Solo que ha llegado demasiado pronto. Le dije que a las ocho y media.

—?Oh!, ?un admirador, liebrecilla? —preguntó la tía Maddy encantada—. ?Qué bonito! Te irá bien distraerte un poco.

Charlotte puso cara de ofendida.

—No, tía Maddy, Gordon solo es un chico de mi clase y yo le ayudo en su trabajo de castigo sobre los anillos de sello.

—él ha dicho Gwendolyn —insistió Caroline, pero Charlotte ya la había apartado a un lado y había salido apresuradamente de la habitación sin hacerle caso. Caroline corrió tras ella.

—?Podemos ponerle un plato a la mesa si quieres! —gritó la tía Glenda, y luego dijo volviéndose hacia nosotros—: Le gusta tanto ayudar. Gordon Gelderman es hijo de Kyle Arthur Gelderman, ?sabéis?

—Ah, ?sí? ?Qué me dices? —dijo Xemerius.

—Quien quiera que sea —dijo mamá.

—Kyle Arthur Gelderman —repitió la tía Glenda, esta vez marcando bien as silabas—. ?Los grandes almacenes Tycoon! ?No te dice nada eso? Eso también es muy propio de ti: no tener ni idea de en qué ambiente se mueve tu hija. Tu compromiso como madre es realmente pobre. Aunque de todos modos el muchacho no está interesado en Gwendolyn.

Mamá lanzo un gemido.

—Glen, de verdad, deberías volver a tomar esas pastillas contra los trastornos de la menopausia.

Las cejas de Lady Arista casi se tocaron, y estaba inspirando hondo, cuando Caroline volvió y dijo en tono triunfal:

—?Golum sí que quería hablar con Gwendolyn!

Acababa de meterme un gran pedazo de quiche s la boca que a punto estuve de escupir cuando vi entrar a Gideon, seguido de Charlotte, a la que de repente se le había petrificado la cara.

—Buenas noches —dijo Gideon cortésmente. Llevaba unos vaqueros y una camisa verde deste?ida. Era evidente que se había duchado, porque sus cabellos aún estaban húmedos y se enroscaban en rizos que le caían desordenadamente sobre la frente—. Lo siento, no quería molestarles durante la cena, solo venía a hablar con Gwendolyn.

Durante unos instantes reino el silencio —si prescindimos de Xemerius, que se desternillaba de risa sobre la ara?a—. Yo no podía hablar porque estaba terriblemente ocupada tratando de tragarme la comida, Nick reía entre dientes, mamá paseaba la mirada de Gideon a mí, y viceversa, a la tía Glenda le habían vuelto a salir manchas rojas en el cuello y Lady Arista observaba a Gideon como si tuviera delante una begonia naranja.

Solo la tía Maddy mantuvo hasta cierto punto la compostura y le dijo amablemente:

—Pero si no molesta en absoluto. Venga, siéntese junto a mí. Charlotte, pon otro cubierto, por favor.

—Sí, un plato para Golum —me susurro Nick, sonriendo maliciosamente.

Charlotte, que seguía con la cara petrificada, ignoro a la tía Maddy y volvió a su asiento.

—Es muy amable, gracias, pero ya he cenado —repuso Gideon.

Por fin conseguí tragar mi pedazo de quiche y me levante a toda prisa.

—Y yo en realidad ya no tengo hambre —dije—. ?Os importa que me levante de la mesa?

Primero mire a mi madre y luego a la abuela. Las dos intercambiaron una extra?a mirada de conformidad y luego suspiraron al unisonó profundamente.

—Claro que no —dijo entonces mamá.

—Pero ?y el pastel de chocolate? —me recordó Caroline.

—Le guardamos un pedazo a Gwendolyn. —Lady Arista hizo un gesto de asentimiento y yo me acerque a Gideon, un poco cohibida.

—En el comedor se hizo un silencio sepulcral —susurro Xemerius desde la ara?a—. Todas las miradas apuntaban a la muchacha de la blusa amarillo pipí…

Aj, tenía razón. Me enfade conmigo misma por no haberme duchado y cambiado antes: ese estúpido uniforme de la escuela era lo menos favorecedor que podía haber encontrado. Pero, ?Cómo iba a imaginar que tendría visita esa noche? Y, además, ?una visita en la que me importaría tener buen aspecto?

—Eh —dijo Gideon, y sonrió por primera vez desde que había entrado en el comedor.

Le devolví la sonrisa, un poco cortada.

—Eh, Golum.