—?Quééé? —exclamé yo.
—Se dice ?Perdón, ?puedes repetírmelo?? —me rega?ó Xemerius.
—?Glenda, me sorprende que hables así! —Lasy Arista chasqueó la lengua—. Ninguna de mis nietas pensaría ni por asomo en hacer algo semejante. ?Bolsas de basura! ?Qué disparate!
—Bueno, si no se tiene ninguna otra cosa verde a mano para ponerse, siempre es mejor que nada —dijo Charlotte mordazmente—. Al menos para Gwen.
—Vaya. —La tía Maddy me dirigió una mirada compasiva—. Déjame pensar. Yo tenía un albornoz frisado verde que te podría prestar si quisieras.
Charlotte, Nick, Caroline y Xemerius rieron entre dientes y yo la miré sonriendo.
—Eres muy amable, pero creo que Leslie no estaría de acuerdo: un marciano en bata no funcionaría de ninguna manera.
—Pero ?estáis oyendo eso? Quieren hacerlo de verdad —se lanzó al ataque la tía Glenda ?. Lo que yo decía, esta Less es una influencia negativa para Gwendolyn—. Arrugó la nariz—. No es que pueda esperarse otra cosa de la educación de unos padres proletarios. De hecho, ya es bastante malo que admitan a ese tipo de gente en el Saint Lennox, pero desde luego yo no permitiría que mi hija frecuentara a…
—?Ya basta, Glenda! —Los ojos de mamá echaban chispas—. ?Leslie es una chica inteligente y bien educada y sus padres no son ningunos proletarios! El padre es… es…
—Ingeniero civil —le soplé yo.
—… ingeniero civil, y la madre trabaja de…
—Dietista —completé de nuevo.
—Y el perro ha estudiado en el Goldsmith Collage —dijo Xemerius—. Una familia muy respetable.
—Nuestro disfraz no contiene ningún mensaje político —aseguré a la tía Glenda y a lady Arista, que me observaban fijamente con las cejas enarcadas—. Solo pretende ser arte. ?Aunque por otro lado hubiera sido típico de Leslie que además le atribuyera a todo aquello, podríamos decir que para rematar la jugada, un significado político. Como si no bastara sencillamente con que tuviéramos una pinta horrorosa —. Y es la fiesta de Cynthia, no la de sus padres; si lo fuera, tal vez el lema no habría sido tan verde.
—No tiene gracia —dijo la tía Glenda—. Y me parece más que descortés por vuestra parte que no os toméis ningún trabajo con el disfraz cuando los demás invitados y los anfitriones no repararán en gastos. El disfraz de Charlotte, por ejemplo, ha…
—… costado una fortuna y le sienta como un guante, hoy ya lo has dicho treinta y cuatro veces —la interrumpió mamá.
—Lo que pasa es que estás celosa. Siempre lo has estado. ?Pero yo al menos me preocupo por el bienestar de mi hija, no como tú! —chilló la tía Glenda—. El hecho de que te intereses tan poco por las relaciones sociales de tu hija y ni siquiera tenga un disfraz decente que…
—?Relaciones sociales? —Mamá puso los ojos en blanco ?. ?Por qué no bajas un momento a la tierra, Glen? ?Es la fiesta de cumplea?os de una compa?era de clase! Bastante tienen los pobres chicos con tener que disfrazarse.
Lady Arista dejó caer ruidosamente los cubiertos sobre el plato.
—Queridas, tenéis más de cuarenta a?os y os comportáis como adolescentes. Por supuesto que Gwendolyn no irá a esa fiesta embutida en una bolsa de basura. Y ahora cambiemos de tema, si no os importa.
—Sí, ?por qué no hablamos de viejas brujas despóticas? —propuso Xemerius—. Y de mujeres que aún viven con sus madres pasados los cuarenta.
—Supongo que no vas a decirle a Gwendolyn cómo… —empezó a decir mi madre, pero yo le di un toque en la pierna por debajo de la mesa y miré sonriendo.
Mamá lanzó un suspiro, pero luego devolvió la sonrisa.
—Es que sencillamente no puedo quedarme mirando sin hacer nada cuando el buen nombre de nuestra familia queda en entredicho por… —dijo la tía Glenda, pero lady Arista no la dejó acabar.
—Glenda, o cierras la boca ahora mismo, o te vas a la cama sin cenar —resopló, provocando que, con excepción de ella y la tía Glenda, a todo el mundo, incluida Charlotte, se le escapara la risa.
En ese momento sonó el timbre de la puerta.
Durante unos segundos nadie reaccionó y seguimos comiendo tranquilamente, hasta que recordamos que era el día libre de míster Bernhard.
—?Serías tan amable, Caroline? —suspiró lady Arista—. Si es mister Turner por lo de los adornos florales para la fiesta de los farolillos de este a?o, dile que no estoy en casa. ?Esperó a que Caroline hubiera desaparecido y luego sacudió la cabeza —. ?Ese hombre es la peste! ?Begonias naranja nada menos! ?Tendría que haber un infierno especial para esa clase de gente!
—Desde luego —la apoyó la tía Maddy.
Un minuto más tarde volvió aparecer Caroline.
—?Es el Golum! —exclamó—. Y quiere hablar con Gwendolyn.
—?El Golum? —repetimos a coro mamá, Nick y yo. Resulta que nuestra película favorita era justamente El Se?or de los Anillos, y Caroline era la única que no había podido verla porque era demasiado peque?a.