—?No estás exagerando un poco la nota? Parece que acabes de salir de una sesión de electroshock —me soltó Xemerius enfurru?ado.
Quise lanzarle una mirada reprobadora, pero, en lugar de eso, me quedé mirándolo emocionada, rebosante de cari?o por mi dulce, peque?ito y cascarrabias daimon gárgola.
—?También te quiere a ti! —le dije.
—Oh, por Dios —gimió—. Si fueras un programa de la televisión, cambiaría ahora mismo de canal.
Caroline me miró un poco preocupada, y de camino al piso de arriba me cogió de la mano.
—?Te pasa algo, Gwenny?
Me saqué las lágrimas de las mejillas y me eché a reír.
—Me encuentro de fábula —le aseguré—. Solo que me siento feliz de estar viva y de tener una familia tan fantástica y de que estas barandillas sean tan fabulosamente finas y tengan un tacto tan familiar y de que la vida sea tan maravillosa.
Cuando vi que, al decir estas palabras, se me empa?aban los ojos de lágrimas otra vez, pensé si solo había sido una aspirina lo que el doctor White me había disuelto en el agua. Pero la euforia también podía explicarse sencillamente por el increíble hecho de que hubiera sobrevivido y no tuviera que pasar el resto de mis días convertida en una minúscula partícula de polvo.
Por eso, ante la puerta del comedor, cogí a Caroline de las manos y la hice girar en el aire. Era la persona más feliz del mundo, porque estaba viva y Gideon había dicho ?Te quiero?. Naturalmente, esto último también podía haber sido una alucinación premórtem, no quería descartarlo del todo.
Mi hermana chilló encantada mientras Xemerius hacía como si tuviera un mando a distancia en la mano y tratara de cambiar de programa sin conseguirlo.
Cuando la volví a dejar en el suelo, Caroline me preguntó:
—?Es verdad lo que ha dicho Charlotte? ?Qué irás disfrazada de bolsa de basura verde a la fiesta de Cynthia?
Aquello me sacó por un momento de mi euforia.
—Qué divertido —soltó Xemerius maliciosamente ?. Ya lo estoy viendo: una alegre y feliz bolsa de basura verde que quiere abrazar y besar a todo el mundo porque la vida es maravillosa.
—Hummm… no, si puedo evitarlo de alguna manera.
Maldita sea, confiaba en que aún podría convencer a Leslie de que se guardara su idea de los marcianos de arte moderno para otra fiesta. Pero si ya se lo estaba explicando a todo el mundo, es que debía de estar entusiasmada, y cuando Leslie se entusiasmaba con algo, era muy difícil hacerla cambiar de opinión, como lamentablemente ya sabía por propia experiencia.
Toda mi familia estaba sentada en torno a la mesa del comedor, y faltó muy poco para que me pusiera a repartir abrazos emocionados a diestro y siniestro —creo que incluso hubiera podido besuquear a la tía Glenda y a Charlotte (lo que supongo que demuestra que mi estado de ánimo se apartaba bastante de lo normal)—: pero Xemerius me lanzó una mirada de advertencia, de modo que me contenté con dirigirles una gran sonrisa a modo de saludo y solo le revolví el pelo a Nick al pasar. Sin embargo, en cuanto me senté en la silla y vi el primer plato, que mi madre ya me había servido, olvidé mis buenos propósitos y exclamé:
—?Quiche de espárragos! ?No es maravillosa la vida? Hay tantas cosas con las que se puede disfrutar, ?verdad?
—Si vuelve a decir otra vez ?maravilloso?, vomito ahora mismo sobre tu maldita quiche de espárragos —gru?ó Xemerius.
Le sonreí, me metí un trozo de quiche en la boca, miré a mi alrededor radiante de felicidad y pregunté:
—?Qué tal os ha ido el día?
La tía Maddy me devolvió la sonrisa.
—Bueno, en todo caso el tuyo parece que ha ido bastante bien.
El tenedor de Charlotte soltó un chirrido espeluznante al rascar el plato.
Pues sí: si se tenía en cuenta el resultado final, supongo que podía decirse que el día me había ido bastante bien. Aunque Gideon, Falk y míster Whitman no habían vuelto a aparecer y yo no había tenido ocasión de comprobar antes de irme si el ?Te quiero, Gwendolyn; por favor, no me dejes? había sido solo producto de mi imaginación o Gideon de verdad lo había dicho; los restantes Vigilantes se habían esforzado al máximo para recomponer mi ?pinta?, como la había llamado Falk de Villiers —míster Marley incluso había querido cepillarme el pelo personalmente, aunque al final yo había preferido hacerlo sola—, y ahora llevaba mi uniforme de la escuela y los cabellos me caían en perfecto orden sobre la espalda.
Mamá me dio una palmaditas en la mano mientras decía:
—Me alegro de que vuelvas a encontrarte bien, cari?o.
Y la tía Glenda murmuró algo para sí en lo que estaban incluidas las palabras ?la constitución de una campesina? y a continuación me preguntó con una sonrisa falsa:
—Por cierto, Gwendolyn, ?qué es eso que he oído de unas bolsas de basura verdes? ?No puedo creer que tú y tu amiga Leslie queráis aparecer así en la fiesta que organizan los Del para su hija! Seguro que Tobias Dale se lo tomará como una afrenta política, siendo como es un personaje tan importante entre los tories.