Esmeralda (Edelstein-Trilogie #3)

—Gwendolyn, nunca volveré a permitir que nadie…


No pude enterarme de lo que nunca iba a permitir, porque en ese instante lady Lavinia le cogió la mano, colocó la mía en la de su pareja de baile y dijo sonriendo:

—Intercambio de parejas, ?de acuerdo?

No, en mi caso no podía decirse en absoluto que estuviera de acuerdo, y también Gideon dudó un instante antes de inclinarse ante lady Lavinia y dejarme colgada como correspondía a mi papel de hermanita con la misma rapidez con que había aparecido.

—Antes ya he tenido ocasión de admiraros de lejos —dijo mi nueva pareja de baile cuando me erguí y le tendí la mano (me dieron ganas de retirarla inmediatamente porque tenía los dedos húmedos y pegajosos)—. Mi amigo mister Merchant tuvo el placer de conoceros en la soireé de lady Brompton. Quería presentarnos, pero supongo que no os importará que me presente yo mismo. Soy lord Fleet. Sí, exacto, ese lord Fleet.

Sonreí cortésmente. Qué bien, un amigo del sobón de mister Merchant. Mientras los siguientes pasos ponían distancia entre los dos y yo confiaba en que ese lord Fleet aprovechara la oportunidad para secarse las manos en las perneras de los pantalones, miré hacia Gideon en busca de ayuda; pero en ese momento mi compa?ero parecía totalmente concentrado en la contemplación de lady Lavinia. Igual que el hombre que se encontraba a su lado, que solo tenía ojos para ella, o para su escote, e ignoraba deliberadamente a su propia pareja. Y el hombre de al lado… ?oh, Dios mío! ?Ahí estaba James! Mi James. ?Por fin lo había encontrado! Estaba bailando con una muchacha que llevaba un vestido color mermelada de ciruela y parecía tan vivo como puede parecerlo un hombre con peluca blanca y polvos blancos en la cara.

En lugar de volver a tenderle la mano a lord Fleet, pasé bailando junto a lady Lavinia y Gideon en dirección a James.

—Por favor, todos avanzan una posición —dije con tanta simpatía como pude sin prestar atención a las protestas. Dos pasos cambiados más y me encontré frente a James.

—Perdón, cambio de pareja, por favor.

Le di un empujoncito a la mermelada de ciruela para lanzarla a los brazos del hombre que tenía enfrente, y luego cogí la mano del desconcertado James y, jadeando, traté de recuperar el ritmo. Al mirar a la izquierda descubrí que los otros también estaban ocupados ordenándose otra vez para seguir bailando como si no hubiera ocurrido nada. Para mayor seguridad, no miré hacia Gideon, y en lugar de eso clavé la mirada a James. ?Era increíble poder sostener su mano y sentirla cálida y viva!

—Habéis desordenado toda la fila —dijo en tono de reproche mientras me examinaba de arriba abajo con expresión enojada—. Y habéis empujado a miss Amelia lejos de mí con extrema rudeza.

?Sí, realmente era él! El mismo tono ofensivo de siempre. Le miré radiante de alegría.

—De verdad que lo siento, James, pero es imprescindible que hable contigo…Bien, quiero decir que debo hablar con vos de un asunto de la mayor importancia.

—Por lo que sé, no hemos sido presentados —dijo James arrugando la nariz, mientras colocaba delicadamente un pie delante del otro.

—Soy Penélope Gray de… del campo. Pero eso no tiene ninguna importancia. Poseo informaciones de un valor incalculable para vos y por eso es urgente que concertemos una cita, si en algo apreciáis vuestra vida —a?adí para dar un efecto dramático.

—?Qué os ocurre? —James me miró consternado—. Del campo o no, vuestro comportamiento es absolutamente improcedente…

—Sí —Con el rabillo del ojo pude ver que volvía a haber un poco de barullo, esta vez en el lado de los hombres. Una forma de color verde mar se acercaba con el paso cambiado—. Pero es importante que, a pesar de todo, me escuchéis. Se trata de Les… se trata de… vuestro caballo. Héctor… el alazán. Es fundamental que ma?ana por la ma?ana, a las once, os encontréis con migo en Hyde Park. En el puente que cruza el lago. —Confiaba en que el lago y el puente ya existieran en el siglo XVIII.

—?Cómo? ?Qué debo encontrarme con vos? ?En Hyde Park? ?Por Héctor?

James arqueó las cejas.

Asentí con la cabeza.

—Perdón —dijo Gideon haciendo una reverencia, y apartó suavemente a James con un empujoncito—. Me parece que esto está algo embarullado.

—?Ya podéis decirlo!

James se volvió de nuevo hacía miss Mermelada de ciruela sacudiendo la cabeza, mientras Gideon me agarraba de la mano y me guiaba con bastante brusquedad en la ejecución de la próxima figura.

—?Estás loca? ?A qué ha venido esto ahora?

—Solo me he encontrado a un viejo amigo.

Volví a girarme hacia James. ?Me habría tomado en serio? Probablemente no, a tenor de que seguía sacudiendo la cabeza.