Esmeralda (Edelstein-Trilogie #3)

En lugar de responder, volvió a extender la mano. Y estaba vez enrollo mi mechón en torno a su dedo como si fuera un rulo. Finalmente me dijo:

—Suponiendo que pudieras desarrollar un descubrimiento sensacional, que se yo, por ejemplo un remedio para el cáncer y el sida y todas las demás enfermedades del mundo, pero para eso tuvieras que hacer que muriera una persona, ?Lo harías?

?Alguien debía de morir? ?Era esa la razón de que Lucy y Paul hubieran robado el cartógrafo? ?Por que el precio que había que pagar les parecía demasiado alto?, oí la voz de mi madre. ?El precio era una vida humana? Enseguida surgieron en mi mente las pertinentes escenas de película con cruces invertidas, altares en las que se realizaban sacrificios humanos y hombre con capuchas que murmuraban conjuros babilónicos. Algo que no parecía encajar demasiado con los vigilantes, tal vez con un par de excepciones.

Gideon me miro expectante.

—?Sacrificar una vida humana para salvar muchas? —Murmure yo—. No, no creo que el precio sea demasiado alto, mirándolo de un modo totalmente pragmático ?Tú crees que si?

Gideon no dijo nada durante un buen rato; se limitó a deslizar su mirada por mi rostro y seguir jugando con mi mechón de pelo.

—Sí, lo creo —dijo finalmente— el fin no siempre justifica los medios.

—?Significa eso que ahora ya no haces lo que el conde exige de ti? Explote (reconozco que sin mucho refinamiento) —?Cómo, por ejemplo, jugar con mis sentimientos? ?O con mi pelo?

Gideon aparto la mano de mis cabellos y la miro extra?o, como si no le perteneciera.

—Yo no he… El conde no me ordeno que jugara con tus sentimientos.

—Ah, ?No? —De golpe estaba nuevo terriblemente furiosa con él —Pues a mi si me lo dijo. Me explico lo impresionado que estaba de que hubieras hecho tu trabajo a pesar de haber tenido tan poco tiempo para manipular mis sentimientos y de a ver malgastado antes estúpidamente tantas energías en una víctima equivocada, es decir, con Charlotte.

Gideon suspiro y se froto la frente con el dorso de su mano.

—Es verdad que el conde y yo mantuvimos un par de conversaciones sobre…, bueno, conversaciones entre hombres. él es de la opinión (?el hombre vivió hace más de doscientos a?os, creo que se le puede perdonar!) que el comportamiento de las mujeres está determinado exclusivamente por sus emociones, mientras que el de los hombres se deja guiar solo por la razón, y que por eso sería mejor para mi compa?era de saltos estuviera enamorada de mí, para que, en caso de peligro, pudiera controlar su comportamiento. Y yo pensé…

—Y tú pensaste —le interrumpí furiosa—. ?Pues muy bien, también me encargare de que esto funcione!

Gideon desenredo sus largas piernas, se levantó y empezó a caminar arriba y abajo por la habitación. Por alguna razón de repente parecía trastornado.

—Gwendolyn, yo no te he forzado a nada, ?Verdad? Al contrario, te he tratado fatal un montón de veces.

Me quede mirándole fijamente, muda de indignación.

—?Y crees que por eso ahora tengo que estarte agradecida?

—Claro que no —dijo—. O tal vez sí.

—?Y ahora de qué va esto?

Me miro con los ojos echando chispas.

—?Por qué a las chicas les gustan tanto los tipos que las tratan como una mierda? Los chicos simpáticos y amables parece que no sean ni la mitad de interesantes. Viendo estas cosas, a veces resulta difícil tenerles respeto —siguió caminando a grandes zancadas por la habitación, pisando con rabia —sobre todo cuando uno se da cuenta de que unas orejas de soplillo y una piel cubierta de pecas bastan para que no les concedan ni de lejos las mismas oportunidades que a los otros.

—Que sínico y superficial que eres.

Estaba totalmente desconcertada por el rumbo que había tomado de repente la conversación.

Gideon se encogió de hombros.

—Habría de preguntarse quién es aquí el superficial ?O te abrías dejado besar por míster Marley?

Por un momento me quede absolutamente perpleja. Tal vez en sus palabras hubiera una minúscula parte de verdad…Pero luego sacudí la cabeza.

—En tu impresionante argumentación has olvidado de algo decisivo. Aunque esté libre de pecas —Y por cierto felicidades por tener una imagen tan buena de ti mismo—, yo no me habría dejado besar si no me hubieras enga?ado y hubieras simulado que sentías algo por mi —Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero hice un esfuerzo y seguí hablando con voz temblorosa—. Si no fuera por eso, yo no me habría… Enamorado de ti—. Y si lo hubiera hecho, al menos no lo habría dejado translucir.

Gideon se apartó de mí. Durante un momento permaneció absolutamente inmóvil, y luego golpeo la pared con los pu?os con todas sus fuerzas.