Esmeralda (Edelstein-Trilogie #3)

—?Por qué no le preguntas a la propia Charlotte como se le ocurrió? —dije con frialdad.

—Ya lo he hecho. —Gideon también cruzo las piernas, de modo que nos quedamos sentados el uno frente al otro en el sofá como dos indios en un tipi. Me pregunte si existiría lo contrario de una pipa de la paz—. Dice que de algún modo ha llegado a tus manos el cronógrafo robado y que tus hermanos, tu tía abuela e incluso vuestro mayordomo te ayudan a esconderlo.

Sacudí la cabeza.

—Nunca habría pensado que llegaría a decir algo así, pero está claro que Charlotte tiene mucha imaginación. Basta con que vea a alguien llevando una vieja arca por la casa para que empiece a inventarse historias fantásticas.

—?Qué había en la arca? —Pregunto Gideon como si no le interesara especialmente.

?Dios mío, que mal disimulaba!

—?Nada! La utilizamos como mesa cuando jugamos al póquer.

La idea me pareció tan buena que casi se me escapo una sonrisa.

—?Arizona Hold’em? —pregunto Gideon, ahora más interesado.

Ja, ja, muy listo.

—Texas Hold’em —dije.

?Si creía que iba a pillarme con un truco tan burdo! El padre de Leslie nos había ense?ado a jugar póquer cuando teníamos doce a?os. Según él era muy importante que las chicas dominasen este juego, aunque nunca nos habían explicado por qué. En todo caso, gracias a él conocíamos todos los trucos y éramos maestras en el arte de echarnos faroles. Y si bien Leslie se seguía rascando la nariz siempre que tenía una buena mano, yo era la única que lo sabía.

—También Omaha, pero no tan a menudo. —Me incline hacia él y a?adí en tono confidencial—; ?Sabes?, en casa los juegos de azar están prohibidos: Mi abuela ha impuesto reglas estrictas con respeto a eso. En realidad la tía Maddy, míster Bernhard, Nick y yo empezamos a jugar solo como una forma de protesta y por pura cabezonería. Pero luego lo fuimos encontrando cada vez más divertido.

Gideon enarco una ceja. Parecía, en cierta forma, impresionado.

Y la verdad es que tenía motivos.

—Tal vez Arista tenga razón y el juego sea la madre de todo los vicios. —Continúe, sintiendo realmente en mi elemento—. Primero solo jugábamos con caramelos de limón, pero las apuestas se fueron haciendo cada vez más altas. La semana pesada mi hermano perdió toda su paga ?Si se enterara Lady Arista! –Me incline un poco más a delatante y le mire a los ojos—. De modo que no se te ocurra explicárselo a Charlotte, se chivaría de inmediato ?Prefiero que siga inventando historias sobre cronógrafos robados!

Extremadamente satisfecha conmigo misma, volví a sentarme bien erguida.

Gideon seguía pareciendo impresionado. Me miro un rato sin decir nada, y luego, de repente, extendió la mano y me acaricio el cabello. De repente perdí todo mi plomo.

—?Aparta! —?Realmente era capaz de utilizar cualquier truco para conseguir lo que quería!—. ?Qué has venido a hacer aquí en realidad? ?Yo no necesito ninguna compa?ía! —Por desgracia sonó mucho menos contundente de lo previsto; de hecho sonó incluso un poco lastimero—. ?No deberías de estar en una de tus misiones secretas extrayéndole sangre a la gente?

—?Te refieres a la ?operación Bombachos? de ayer por la tarde? —Dejo de acariciarme, pero enseguida me cogió un mechón de pelo entre sus dedos y empezó a jugar con él—. Ya se ha ejecutado. La sangre de Elaine Burghley se encuentra en el cronógrafo —Durante dos segundos se quedó mirando el vacío con aire triste, pero enseguida se rehízo y a?adió—. Aún faltan los tres irreductibles, Lady Tilney, Lucy y Paul; Pero como ahora sabemos cuál es la época base de Lucy y Paul y bajo qué nombre han vivido, conseguirla es cuestión de puro trámite. Y en cuanto a Lady Tilney, me ocupare personalmente de ella ma?ana mismo a primera hora.

—Pensaba que quizá habías empezado a dudar de que todo esto fuera correcto —dije liberando mis cabellos de su mano—. ?Qué pasa si Lucy y Paul tienen razón en lo de que el circulo de sangre no debe cerrarse nunca? Tú mismo afirmaste que existía esa posibilidad.

—Es verdad. Pero no tengo intención de decírselo a los vigilantes. Tú eres la única persona a la que he hablado de esto.

Vaya, una jugada psicológica sumamente refinada ?Eres la única en quien confió?.

Pero yo también podía ser refinada cuando quería. (?Solo había que pensar en la historia del póquer!)

—Lucy y Paul dijeron que el conde no era de fiar. Que tiene intenciones ocultas. ?Lo crees tú también ahora?

Gideon sacudió la cabeza. De pronto se había puesto muy serio.

—No. No creo que sea malvado. Solo creo. —Dudo—. Supongo que supedita el bien de un individuo al bien general.

—?También el suyo propio?