Esmeralda (Edelstein-Trilogie #3)

—Krav Maga —murmuró Leslie—. ?No salía en una película con Jennifer López? ?Esa en la que al final le da una paliza a su violento ex marido? A mí también me gustaría aprenderlo.

—?Crees que Charlotte puede abrir el armario simplemente a puntapiés? Aunque tampoco me sorprendería que ella y Gideon hubieran aprendido a abrir cerraduras. Seguramente tenían un taller de prácticas con un agente del MI6: ?Forzar sin palanqueta: el elegante método de la horquilla para el pelo?. —Suspiré hondo.

—Si Charlotte supiera realmente lo que hemos encontrado, ya hace tiempo que habría avisado a los Vigilantes —dijo Leslie sacudiendo la cabeza—. Si es que tiene algo, debe de ser solo una sospecha. Cree que podrá encontrar alguna cosa con la que darse importancia y hacerte quedar mal a ti.

—Sí, y si lo encuentra… —Espero que estén discutiendo sobre el soneto número 130.

—Mister Whitman de repente estaba ante nosotras.

—Hace días que no hablamos de otra cosa —dijo Leslie.

Mister Whitman enarcó las cejas.

—últimamente no puedo sustraerme a la impresión de que ustedes dos dedican demasiado tiempo a ocupaciones que no favorecen su rendimiento escolar. Una carta a los padres podría ser lo más recomendable en un caso como este. Creo que por el dinero que pagan por tener el privilegio de ofrecerles una formación en esta institución, podría esperarse un cierto grado de compromiso por su parte. —Con un ligero chasquido, nuestros deberes aterrizaron sobre la mesa—. Un poco más de interés por Shakespeare las hubiera ayudado en sus trabajos, cuyo resultado, por desgracia, es solo mediocre.

—?Y por qué razón será? —murmuré enojada. ?Qué descaro! ?Primero tenía que sacrificar todo mi tiempo libre para viajes en el tiempo, pruebas de modista y clases de baile, y luego aún tenía que escuchar que no trabajaba bastante en la escuela?

—Charlotte es la viva prueba de que se pueden combinar muy bien las dos cosas, Gwendolyn —replicó mister Whitman como si me hubiera adivinado el pensamiento—. Sus notas son brillantes. Y nunca se ha quejado por nada. Podrías tomar perfectamente ejemplo de su autodisciplina.

Le dirigí una mirada asesina mientras se marchaba.

Leslie me dió un cari?oso codazo en las costillas.

—Alguna vez le diremos lo que pensamos a la cruel Ardilla. A más tardar en el momento en que tengamos el aprobado final en el bolsillo. Pero hoy sería un puro despilfarro de energía.

—Sí, tienes razón. Al fin y al cabo la necesito toda para mantenerme despierta. —Se me escapó un bostezo—. A ver si el triple espresso hace de una vez efecto.

Leslie asintió aprobatoriamente con la cabeza. —Muy bien, y cuando pase, tenemos que ponernos a reflexionar enseguida sobre cómo puedes saltarte el baile.

—?Pero no puede estar enferma! —dijo mister Marley retorciéndose las manos desesperado—. Ya está todo preparado. ?Cómo voy a explicárselo a los demás?

—No es culpa suya que me haya puesto enferma —dije con voz apagada, y salí de la limusina como si me costara horrores moverme—. Ni tampoco mía. Es una causa de fuerza mayor contra la que no se puede hacer nada.

?Sí se puede! ?E incluso se debe! —Mister Marley me miró indignado—. Y tampoco parece que esté tan enferma —a?adió, lo que era un golpe bajo porque yo había superado mi vanidad y había vuelto a quitarme el maquillaje de mamá para las ojeras. Leslie había pensado incluso en mejorar el efecto con sombra de ojos de color gris y lila, pero después de echar una ojeada a mi cara había vuelto a guardar su bolsita de maquillaje. Los cercos bajo mis ojos no hubieran desentonado en absoluto en una película de vampiros y además estaba pálida como una sábana.

—Bueno, pero es que no se trata de lo enferma que parezca, sino de lo enferma que estoy en realidad —dije, y le pasé la cartera a mister Marley. Ya que estaba tan enferma y débil, por esa vez podía llevarla él—. Y creo que en estas circunstancias también se puede aplazar la visita al baile.

—?No! ?Totalmente descartado! —gritó mister Marley, e inmediatamente se tapó la boca con la mano y miró a su alrededor asustado—. ?Sabe hasta qué punto han sido complicadas las tareas preparatorias? —continuó diciendo en un susurro mientras ponía rumbo al cuartel general y yo le seguía a paso de tortuga como si no tuviera fuerzas para mover las piernas—. No ha sido nada sencillo convencer al director de su escuela para que aceptara que el grupo de teatro aficionado utilizara el taller artístico del sótano como sala de ensayos. ?Precisamente hoy! Y el conde de Saint Germain ha indicado expresamente…

Mister Marley empezaba a ponerme de los nervios. (?Grupo de teatro aficionado? ?Y el director Gilíes? No entendía ni media palabra. )

—Escuche: ?estoy enferma! ???Enferma!!! Ya me he tomado tres aspirinas y no ha servicio de nada. Al contrario, cada vez estoy peor. Y también tengo fiebre. Y me sofoco al andar.