—?Qué?
—?Vamos, no me digas que no lo sabía! ?Cómo habría podido encontrarme con Lucas, si no?
Me puse la mano en el estómago, que ya empezaba a moverse como un tiovivo.
—Pensé que, mientras elapsabas, habías encontrado un modo de…
Gideon se disolvió en el aire ante mis ojos. Y yo le seguí unos segundos más tarde, no sin antes pasarme otra vez la mano por los cabellos.
Estaba convencida de que, cuando volviéramos, encontraríamos la Sala del Cronógrafo atestada de Vigilantes indignados por la actuación no autorizada de Gideon (secretamente también esperaba ver a mister Marley con un ojo morado de pie en un roncón, insistiendo en que se lo llevaran esposado), pero de hecho todo estaba muy tranquilo.
Solo estaban presentes Falk de Villiers… y mamá, sentada, hecha polvo, en una silla, retorciéndose las manos y mirándome con los ojos llorosos. Restos de rímel y de sombra de ojos formaban un irregular motivo a rayas sobre sus mejillas.
—Ah, aquí estáis —dijo Falk.
Su voz, y también su expresión, eran neutras, pero no había que excluir la posibilidad de que bajo esa fachada estuviera hirviendo de rabia. Sus lobunos ojos de ágata tenían un brillo extra?o. Gideon, a mi lado, se irguió instintivamente y levantó un poco la barbilla, como si se preparara para enfrentarse a una reprimenda.
Rápidamente le cogí la mano.
—No ha sido culpa, no quería elapsar sola —solté precipitadamente—. Gideon no tenía intención de que el plan…
—Está bien, Gwendolyn. —Falk me dirigió una sonrisa cansada—. En este momento hay unas cuantas cosas aquí que no se ajustan al plan. —Se rascó la frente y dirigió una rápida mirada de soslayo a mamá—. Siento que nuestra conversación de este mediodía haya llegado a tus… que hayas tenido que enterarte de este modo. Puedo asegurarte que no ha sido nada intencionado. —Volvió a mirar a mamá—. Una noticia tan importante como esta debería comunicarse con ciertas precauciones.
Mamá no dijo nada y vi que se esforzaba en contener las lágrimas. Gideon me apretó la mano.
Falk lanzó un suspiro y continuó:
—Creo que Grace y tú tenéis un montón de cosas que hablar. Será mejor que os dejemos solas. Ante la puerta espera un adepto que os acompa?ará arriba cuando hayáis terminado. ?Vienes, Gideon?
A rega?adientes Gideon me soltó la mano, me dio un beso en la mejilla y aprovechó para susurrarme al oído: ?Todo saldrá bien, Gwen. Y luego hablaremos de lo que has escondido en tu casa?.
Me costó un gran esfuerzo dominarme y no aferrarme a él y ponerme a gritar ?Por favor, quédate conmigo?.
En silencio esperé a que Gideon y Falk abandonaran la habitación y cerraran la puerta. Luego me volví hacia mamá tratando de sonreír.
—Me sorprende que te hayan dejado entrar en su sanctasanctórum.
Mamá se levantó —insegura como una anciana— y esbozó una sonrisa.
—El de la cara de luna me ha vendado los ojos. Tenía un labio partido y supongo que por eso ha apretado el nudo más de la cuenta. Me tiraba del pelo, pero no me he atrevido a quejarme a pesar del da?o que hacía.
—Sí, ya sé de qué va eso. —La compasión que me inspiraba el labio partido de mister Marley era muy poca—. Mamá…
—Ya sé que ahora me odias —me interrumpió—. Y te entiendo perfectamente.
—Mamá, yo…
—?Siento tanto que haya ocurrido esto! Nunca tendría que haber permitido que las cosas llegaran a este extremo. —Dio un paso hacia mí y tendió los brazos para abrazarme, pero inmediatamente los dejó caer de nuevo, abatida—. ?Siempre me ha dado miedo este día! Sabía que en algún momento tendría que llegar, y cuanto mayor te hacías, más miedo me daba. Tu abuelo… —Se quedó callada un segundo, y luego cogió aire y siguió adelante—: Mi padre y yo teníamos la intención de decírtelo juntos, cuando fueras lo bastante mayor para entenderlo y asumir la verdad.