Gideon no respondió enseguida.
—Sé que lo intentaron —dijo luego despacio—. Seguramente cuando Lucy se dio cuenta de que estaba embarazada y los dos comprendieron que tú serías Rubí.
Carraspeó.
—Pero entonces aún no tenían ninguna prueba que apoyara su teoría sobre el conde. Sus explicaciones fueron consideradas como excusas infantiles para justificar sus viajes no permitidos en el tiempo. Eso incluso puede verificarse en los Anales. Sobre todo el abuelo de Marley se puso hecho una furia al escuchar sus acusaciones. Según sus notas, Lucy y Paul mancillaban la memoria del conde.
—Pero… ?y mi abuelito! —Mi cerebro se negaba a pensar en Lucas como alguien distinto al abuelito—. ?él estaba al corriente de todo y seguro que les creyó! ?Por qué motivo, entonces, no evitó su huida?
—No tengo ni idea —dijo Gideon encogiéndose de hombros—. Pero ni siquiera él hubiera podido hacer gran cosa sin pruebas. No podía poner en peligro su posición en el Círculo Interior. Y quién sabe si podía confiar en todos los Vigilantes. No podemos excluir la posibilidad de que hubiera alguien en el presente que estuviera al corriente de los auténticos planes del conde.
?Alguien que tal vez al final incluso había asesinado a mi abuelo.? Sacudí la cabeza. Todo aquello era demasiado para mí, pero Gideon aún no había acabado con su teoría.
—Fuera lo que fuese lo que le llevara a actuar así, es posible que tu abuelo apoyara incluso la idea de enviar a Lucy y Paul con el cronógrafo al pasado.
Tragué saliva.
—Hubieran podido llevarme con ellos —dije—. ?Antes de mi nacimiento!
—?Para traerte al mundo en el a?o 1912 y criarte bajo un nombre falso? —Sacudió la cabeza—. ?Quién hubiera podido acogerte si ellos les ocurría algo? ?Quién hubiera cuidado de ti? —Me acarició el cabello—. No puedo ni imaginarme el da?o que puede hacer enterarse de algo así, Gwen, pero puedo comprender a Lucy y a Paul. Sabían que tu madre te querría como si fueras su propia hija y que te criaría en un ambiente seguro.
Me mordisqueé el labio indecisa.
—No sé —dije sintiéndome agotada—. Ya no sé nada de nada. Me gustaría poder retroceder en el tiempo: ?hace unas semanas tal vez no fuera la chica más feliz en el mundo, pero al menos era una chica completamente normal! No una viajera del tiempo. ?No una inmortal! Y tampoco de… de dos adolescentes que viven en el a?o 1912.
Gideon me sonrió.
—Sí, pero míralo del lado positivo. —Delicadamente pasó el pulgar por debajo de mis ojos, seguramente para secar unos enormes charcos de rímel—. Encuentro que eres muy valiente. Y… ?te quiero!
Sus palabras expulsaron el dolor sordo de mi pecho y le rodeé el cuello con los brazos.
—?Puedes decirlo otra vez, por favor? ?Y luego besarme para que me olvide de todo lo demás?
Gideon deslizó la mirada de mis ojos a mis labios.
—Puedo intentarlo —murmuró.
Podría decirse que los esfuerzos de Gideon se vieron coronados por el éxito. Yo al menos no habría tenido ningún inconveniente en pasar el resto del día —o posiblemente también toda mi vida— en sus brazos sobre ese sofá verde en el a?o 1953. Pero en algún momento él se apartó un poco de mí, se apoyó en el codo y me miró desde todo lo alto que era.
—Creo que sería mejor que lo dejáramos por ahora; si no, no me haré responsable de lo que pueda pasar —dijo jadeando un poco.
Yo no dije nada. ?Por qué iba a sentir él algo diferente a lo que sentía yo? Solo que en mi caso no hubiera podido parar así sin más. Pensé si debía sentirme un poco ofendida por eso, pero no pude reflexionar demasiado sobre el tema porque Gideon lanzó una mirada a su reloj y de repente se puso en pie de un salto.
—Gwen… —dijo precipitadamente—. Enseguida se acabará el tiempo. Tendrías que hacer algo con tus cabellos. Probablemente ya estarán todos reunidos en círculo en torno al cronógrafo para reprendernos cuando saltemos de vuelta.
Suspiré.
—?Dios, no! —dije sintiéndome desgraciada—. Y antes aún tenemos que discutir qué vamos a hacer a partir de ahora.
Gideon arrugó la frente.
—Naturalmente tendrán que aplazar la operación, pero tal vez pueda convencerles de que me envíen al menos a mí al a?o 1912 para elapsar las dos horas que faltan. ?Es urgentísimo que hablemos con Lucy y Paul!
—Podríamos visitarles juntos esta noche —dije, aunque de repente se me encogió el estómago al representarme la escena: ?Mamá, papá, encantada de conoceros?.
—Olvídalo, Gwen. No dejarán que vuelva a ir al a?o 1912 conmigo a no ser que el conde lo ordene expresamente.
Gideon me tendió la mano, me ayudó a ponerme en pie y luego se dedicó a alisar, no muy hábilmente, la mara?a de cabellos enredados de mi nuca que él mismo se había encargado de revolver.
—Es una suerte que casualmente tenga un cronógrafo en casa —dije esforzándome por aparentar indiferencia—. Y que, por cierto, funciona a la perfección.
Gideon me miró fijamente.