—?Eh? Ah, sí. Bien. Pero ya habéis visto lo que pasa por la noche. Sólo porque ese pu?etero verducho con superpoderes lo haya logrado no significa que el resto de nosotros podamos.
Thomas puso los ojos en blanco en dirección a Minho. Estaba harto de la actitud de Alby. Si Minho sentía lo mismo, consiguió ocultarlo muy bien.
—Estoy con Thomas y Newt. Tenemos que dejar de lloriquear y compadecernos de nosotros mismos —se restregó las manos y se inclinó hacia delante en la silla—. Ma?ana por la ma?ana lo primero que haremos será formar equipos que estudien los mapas durante todo el día mientras los corredores salimos al Laberinto. Prepararemos nuestras cosas y llenaremos nuestras mochilas hasta los topes para poder pasar allí unos cuantos días.
—?Qué? —exclamó Alby, y su voz por fin mostró alguna emoción—. ?A qué te refieres con ?días??
—Pues a días. Con las puertas abiertas y sin atardecer, no tiene sentido volver aquí. Ha llegado la hora de quedarse allí para ver si se abre algo cuando las paredes se mueven. Si es que se mueven.
—Ni hablar —espetó Alby—. Tenemos la Hacienda para escondernos y, si eso no funciona, nos quedan la Sala de Mapas y el Trullo. ?No podemos pedirle a la gente que salga ahí a morir, Minho! ?Quién se va a ofrecer voluntario?
—Yo —respondió Minho—. Y Thomas.
Todos miraron a Thomas y él se limitó a asentir. Aunque le daba un miedo de muerte, explorar el Laberinto —explorarlo de verdad— era algo que quería hacer desde la primera vez que supo de su existencia.
—Yo iré si tengo que hacerlo —se ofreció Newt, para sorpresa de Thomas. Aunque nunca hablaba de ello, la cojera del chico era un recordatorio constante de que algo horrible le había pasado en el Laberinto—. Y estoy seguro de que todos los corredores también lo harán.
—?Con la pierna así? —preguntó Alby, y una risa cruel escapó de sus labios.
Newt frunció el entrecejo y miró el suelo.
—Bueno, no les voy a pedir a los clarianos que hagan algo que yo no esté dispuesto a hacer.
Alby retrocedió sobre la cama y subió los pies.
—Me da igual. Haz lo que quieras.
—?Que haga lo que quiera? —repitió Newt, levantándose—. ?Qué te pasa, macho? ?Me estás diciendo que tenemos otra opción? ?Acaso tenemos que quedarnos sentados y esperar a que los laceradores se nos cepillen?
Thomas quiso levantarse y aplaudir; estaba seguro de que Alby al final dejaría aquella actitud pesimista. Pero su líder, por lo visto, no estaba nada afectado ni tenía cargo de conciencia:
—Bueno, a mí me parece mejor que correr hacia ellos.
Newt volvió a sentarse.
—Alby, tienes que empezar a razonar.
Aunque le costaba mucho admitirlo, Thomas sabía que necesitaban a Alby si querían conseguir algo. Los clarianos le observaron. Al final, Alby respiró hondo y les miró a todos, uno a uno.
—Tíos, sabéis que estoy jodido. En serio, lo… siento. Ya no debería ser vuestro estúpido líder.
Thomas contuvo la respiración. No podía creerse que Alby acabara de decir aquello.
—Ay, maldito… —empezó a exclamar Newt.
—?No! —gritó Alby, y su cara reflejó humildad, rendición—. No me refiero a eso. Escúchame. No estoy diciendo que tengamos que cambiar ni nada de esa clonc. Sólo digo que… Creo que tengo que dejar que toméis por mí las decisiones. No me fío de mí mismo. Así que… sí, haced lo que queráis.
Thomas vio que Minho y Newt estaban tan sorprendidos como él.
—Eh… vale —dijo Newt despacio, como si no estuviese seguro—. Haremos que funciones, te lo prometo. Ya lo verás.
—Sí—masculló Alby. Después de una larga pausa, habló con un extra?o entusiasmo en la voz—: Eh, os diré lo que haremos: Ponedme a cargo de los mapas. Haré que todos los pu?eteros clarianos se maten a estudiar esas cosas.
—Por mí, bien —asintió Minho.
Thomas quiso mostrarse de acuerdo, pero no sabía si le correspondía decir algo. Alby puso de nuevo los pies en el suelo y se incorporó.
—?Sabéis?, es una estupidez dormir aquí esta noche. Deberíamos estar en la Sala de Mapas, trabajando.
Thomas pensó que aquella era la cosa más inteligente que había oído decir a Alby en mucho tiempo. Minho se encogió de hombros.
—Seguramente tengas razón.
—Bueno…, pues iré —dijo Alby con un gesto de seguridad—. Ahora mismo.
Newt negó con la cabeza.
—Olvídalo, Alby. Ya he oído a los laceradores gemir por ahí. Podemos esperar hasta que despertemos.
Alby se inclinó hacia delante con los codos en las rodillas.
—Eh, sois vosotros los que me estáis animando. No empecéis a lloriquear cuando estoy escuchando de verdad. Si voy a hacerlo, tengo que hacerlo, ser el antiguo yo. Necesito algo en lo que concentrarme.
El alivio invadió a Thomas. Se había hartado de toda aquella controversia. Alby se levantó.
—En serio, necesito hacerlo —fue hacia la puerta como si de verdad quisiera marcharse.
El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)
James Dashner's books
- The Eye of Minds
- The Kill Order (The Maze Runner 0.5)
- Virus Letal
- The Maze Runner Files (Maze Runner Trilogy)
- Rising Fears
- The Hunt for Dark Infinity (The 13th Reality #2)
- The Blade of Shattered Hope (The 13th Reality #3)
- The Void of Mist and Thunder (The 13th Reality #4)
- The Rule of Thoughts (The Mortality Doctrine #2)
- The Journal of Curious Letters (The 13th Reality, #1)