El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)

—?Tío, ha amenazado con romperme el cuello y matar a Thomas! Ese chaval está hecho polvo del tarro y será mejor que envíes a alguien ahora mismo para que lo encierre en el Trullo. Es peligroso.

Thomas no pudo haber estado más de acuerdo y se vio otra vez a punto de romper la orden de guardar silencio, pero se contuvo. No quería meterse en más problemas de los que ya tenía, pero no sabía cuánto rato más iba a aguantar.

—Quizá tenía razón —dijo Winston en tono bajito.

—?Qué? —exclamó Minho, reflejando exactamente lo que había pensado Thomas.

Winston pareció sorprendido de que los demás hubiesen oído sus palabras y recorrió la sala con la vista antes de explicarse:

—Bueno…, él ha pasado por el Cambio. Un lacerador le picó en pleno día justo fuera de la Puerta Oeste. Eso significa que tiene recuerdos, y ha dicho que el judía verde le resulta familiar. ?Por qué se iba a inventar eso?

Thomas pensó en el Cambio y en el hecho de que traía recuerdos. La idea no se le había ocurrido antes, pero ?merecería la pena dejarse picar por los laceradores y pasar por aquel horrible proceso para recordar algo? Se imaginó a Ben retorciéndose en la cama y recordó los gritos de Alby. ?Ni de co?a?, pensó.

—Winston, ?es que no has visto lo que acaba de pasar? —preguntó Fritanga, sin dar crédito—. Gally está pirado. No puedes creerte esas divagaciones suyas. ?Qué, crees que Thomas es un lacerador disfrazado?

Fueran o no las normas del Consejo, Thomas ya había tenido bastante. No podía permanecer en silencio ni un segundo más.

—?Puedo hablar ya? —preguntó, y la frustración subió el volumen de su voz—. Estoy harto de que habléis de mí como si yo no estuviera.

Newt le miró y asintió.

—Adelante. Esta maldita Reunión ya no puede estropearse más.

Thomas ordenó enseguida sus pensamientos para escoger las palabras adecuadas de entre el remolino de frustración, confusión y enfado que había en su mente:

—No sé por qué Gally me odia. Me da igual. Se comporta como un psicótico conmigo. Y respecto a quién soy de verdad, sabéis lo mismo que yo. Pero, si mal no recuerdo, estamos aquí por lo que hice en el Laberinto, no porque un idiota crea que soy malo.

Alguien se rió por lo bajo y Thomas dejó de hablar, pues esperaba que ya le hubieran entendido. Newt asintió; parecía contento.

—Bien. Acabemos esta Reunión y ya nos ocuparemos más tarde de Gally.

—No podemos votar sin que estén todos los miembros —insistió Winston—, a menos que estén muy enfermos, como Alby.

—Por el amor de Dios, Winston —replicó Newt—. Yo diría que hoy Gally también está un poquitín enfermo, así que continuaremos sin él. Thomas, defiéndete y luego votaremos qué debemos hacer contigo.

Thomas se dio cuenta de que tenía las manos apretadas en pu?os sobre su regazo. Las relajó y se secó el sudor de las palmas en sus pantalones. Entonces empezó, sin estar seguro de lo que iba a decir antes de que las palabras salieran de su boca:

—No he hecho nada malo. Lo único que sé es que vi a dos personas esforzándose por meterse dentro de estos muros y no pudieron conseguirlo. Ignorar aquello por una norma estúpida me pareció egoísta, cobarde y…, bueno, una idiotez. Si me queréis mandar a la cárcel por intentar salvarle la vida a alguien, adelante. La próxima vez, prometo se?alarles con el dedo, reírme y luego irme a comer la cena de Fritanga —Thomas no intentaba ser gracioso. Sólo le dejaba atónito que aquello fuera motivo de discusión.

—Esta es mi sugerencia —dijo Newt—: como rompiste nuestra maldita Norma Número Uno, pasarás un día en el Trullo. Ese es tu castigo. También recomiendo que te elijamos como corredor y tendrá efecto en cuanto terminemos esta reunión. Has demostrado más en una noche que la mayoría de aprendices en semanas. En cuanto a que seas el pu?etero guardián, olvídalo —miró a Minho—. Gally tenía razón en eso, es una idea estúpida.

Aquel comentario hirió los sentimientos de Thomas, aunque no pudo llevarle la contraria. Miró a Minho para ver su reacción. El guardián no parecía sorprendido, pero protestó de todos modos:

—?Por qué? Es el mejor que tenemos, te lo juro. El mejor debería ser el guardián.

—Muy bien —respondió Newt—. Si es cierto, haremos más tarde el cambio. Dale un mes para que lo demuestre.

Minho se encogió de hombros.

—Bien.

Thomas suspiró aliviado. Todavía quería ser corredor, lo que le sorprendía, considerando lo que acababa de pasar en el Laberinto; pero le parecía ridículo convertirse en el guardián ahora mismo.

Newt echó un vistazo a la sala.

—Vale, tenemos varias sugerencias, así que vamos a darles vueltas…

—Ay, venga ya —le interrumpió Fritanga—. Votemos. Yo voto por la tuya.

—Y yo —afirmó Minho.

Todos los demás coincidieron, lo que llenó a Thomas de alivio y de cierto orgullo. Winston fue el único que no aceptó. Newt le miró.

—No nos hace falta tu voto, pero dinos qué te ronda la cabeza.