El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)

—Estoy de acuerdo con todos vosotros. Deberíamos castigarlo, pero también tenemos que encontrar un modo de utilizarlo. Me reservo mi sugerencia hasta oír la de todos vosotros. Siguiente.

Thomas soportaba toda aquella charla sobre un castigo menos aún que mantener la boca cerrada. Pero, en el fondo, no podía llevarles la contraria. Por raro que pareciese después de lo que había conseguido, era cierto que había roto la regla más importante.

Siguieron recorriendo la fila. Algunos pensaban que debían elogiarlo y otros que tenían que castigarlo. O las dos cosas. Thomas apenas podía seguir escuchando mientras esperaba los comentarios de los dos últimos guardianes, Gally y Minho. El último no había dicho ni una palabra desde que Thomas había entrado en la sala; estaba allí sentado, tirado en la silla, como si llevara una semana sin dormir.

Gally habló primero:

—Creo que ya he dejado bien clara mi opinión.

?Genial —pensó Thomas—. Pues sigue con el pico cerrado?.

—Bien —dijo Newt, y volvió a poner los ojos en blanco—. Entonces, sigue tú, Minho.

—?No! —chilló Gally, haciendo saltar en sus asientos a un par de guardianes—. Quiero decir algo.

—Pues dilo de una pu?etera vez —respondió Newt.

Thomas se sintió un poco mejor al ver que el presidente del Consejo despreciaba a Gally casi tanto como él mismo. Aunque Thomas ya no le tenía miedo, todavía odiaba a aquel tío hasta la médula.

—Pensadlo —empezó Gally—. Este gilipullo aparece en la Caja, haciéndose el confundido y el asustado. Unos días más tarde, está corriendo por el Laberinto con los laceradores, como si fuera el due?o de este sitio.

Thomas se hundió en la silla y esperó que los demás no hubieran pensado nada de eso. Gally continuó despotricando:

—Creo que todo ha sido un numerito. ?Cómo ha podido hacer todo lo que ha hecho ahí fuera después de tan pocos días? No me lo trago.

—?Qué intentas decir, Gally? —preguntó Newt—. ?Por qué no lo dices claro de una maldita vez?

—Creo que es un espía de la gente que nos puso aquí.

Otro tumulto explotó en la sala y Thomas no pudo hacer nada más que sacudir la cabeza; no se le ocurría de dónde sacaba Gally esas ideas. Por fin, Newt calmó a todos de nuevo, pero Gally no había acabado:

—No podemos confiar en este pingajo —continuó—. Al día siguiente de que apareciera, viene una chica psicópata y suelta que las cosas van a cambiar, con esa nota tan rara agarrada en la mano. Encontramos un lacerador muerto. Thomas, convenientemente, pasa una noche en el Laberinto y luego trata de convencer a todo el mundo de que es un héroe. Pero ni Minho ni nadie le vio hacer lo de las enredaderas. ?Cómo sabemos que fue el verducho el que ató a Alby allí arriba?

Gally hizo una pausa. Nadie dijo ni una palabra durante varios segundos y el pánico creció en el pecho de Thomas. ?En serio creían lo que Gally acababa de decir? Estaba ansioso por defenderse y casi rompió el silencio por primera vez, pero, antes de que pudiera hablar, Gally siguió con su discurso:

—Están pasando demasiadas cosas extra?as y todo empezó cuando este verducho cara fuco apareció. Y da la casualidad de que ha sido la primera persona en sobrevivir una noche en el Laberinto. Algo no va bien y, hasta que lo averigüemos, recomiendo oficialmente que lo encerremos en el Trullo durante un mes y luego volvamos a revisar su caso.

Se alzó otro alboroto y Newt escribió algo en su libreta, negando con la cabeza todo el tiempo, lo que infundió a Thomas un poco de esperanza.

—?Has terminado, capitán Gally? —preguntó Newt.

—Deja de ser tan sabihondo, Newt —soltó con la cara roja—. Lo digo muy en serio. ?Cómo podemos confiar en este pingajo en menos de una semana? No rechaces mi propuesta sin ni siquiera pensar en lo que estoy diciendo.

Por primera vez, Thomas sintió un poco de empatía por Gally. Tenía razón sobre cómo le estaba tratando Newt. Al fin y al cabo, Gally era un guardián. ?Pero aún le odio?, pensó.

—Muy bien, Gally —dijo Newt—. Lo siento. Te he escuchado y todos tendremos en consideración tu maldita sugerencia. ?Has acabado?

—Sí, he acabado. Y tengo razón.

Sin más palabras por parte de Gally, Newt se?aló a Minho.

—Adelante. Eres el último, pero no el menos importante.

Thomas estaba eufórico de que por fin le tocara a Minho, seguro de que este le defendería hasta el final. Minho se levantó enseguida y cogió a todo el mundo desprevenido.

—Yo estuve allí fuera y vi lo que este tío hizo. él se mantuvo fuerte mientras yo actuaba como un gallina con medias. No hablaré como una cotorra como ha hecho Gally. Quiero decir mi sugerencia y acabar con esto de una vez.

Thomas aguantó la respiración, preguntándose qué diría.

—Bien —convino Newt—. Dínosla, entonces. Minho miró a Thomas.

—Propongo que este pingajo me sustituya como guardián de los corredores.





Capítulo 25