El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)

La tristeza le invadió como un fuerte veneno. Los gritos de Alby, ahora distantes pero aún audibles, sólo lo empeoraban. Tenía que taparse los oídos con las manos cada vez que los escuchaba.

Al final, el día se terminó y la puesta de sol trajo el familiar chirrido de las cuatro puertas al cerrarse durante la noche. Thomas no tenía recuerdos sobre su vida antes de la Caja, pero sabía que habían acabado las peores veinticuatro horas de su existencia.

Justo después de que oscureciera, Chuck le llevó algo de cena y un gran vaso de agua fría.

—Gracias —dijo Thomas, y sintió una oleada de cari?o por el muchacho. Sacó del plato con la cuchara la ternera y los fideos tan deprisa que los brazos le dolieron al moverse—. Lo necesitaba de verdad —masculló mientras daba un buen bocado. Bebió un gran sorbo de agua y luego volvió a atacar la comida. No se había dado cuenta de lo hambriento que estaba hasta que empezó a comer.

—Eres asqueroso cuando comes —contestó Chuck, sentado en el banco a su lado—. Es como ver un cerdo muerto de hambre comiéndose su propia clonc.

—Qué gracioso —replicó Thomas con un tono de voz sarcástico—. Deberías ir a entretener a los laceradores, a ver si les haces reír.

Thomas se sintió mal al ver por un instante en el rostro de Chuck que le había herido, pero aquel sentimiento desapareció tan rápido como había aparecido.

—Eso me recuerda que eres la comidilla del pueblo.

Thomas se enderezó, sin estar muy seguro de cómo le sentaba aquella noticia.

—?Y qué se supone que significa eso?

—Vaya, déjame pensar. Primero, sales al Laberinto cuando se supone que no tienes que hacerlo por la noche. Luego, te conviertes en una especie de tío raro de la jungla que trepa por enredaderas y ata a gente por las paredes. Después, eres una de las primeras personas en sobrevivir una noche entera fuera del Claro, y para colmo matas cuatro laceradores. ?No puedes imaginarte de qué están hablando esos pingajos?

Una oleada de orgullo invadió el cuerpo de Thomas y luego se esfumó. Se puso enfermo por la felicidad que acababa de sentir. Alby todavía estaba en cama, gritando con todas sus fuerzas, posiblemente deseando la muerte.

—Fue idea de Minho enga?arles para que fuesen hacia el Precipicio, no mía.

—No, según él. Te vio hacer eso de esperar y moverte rápido, y entonces fue cuando se le ocurrió repetir lo mismo en el Precipicio.

—?Esperar y moverme rápido? —preguntó Thomas, poniendo los ojos en blanco—. Cualquier idiota del mundo lo hubiera hecho.

—No te hagas el modesto con nosotros, lo que hiciste es una pasada. Lo que hicisteis los dos, tú y Minho.

Thomas tiró el plato vacío al suelo, enfadado de repente.

—Entonces, ?por qué me siento como una mierda, Chuck? ?Me quieres responder a eso?

Thomas buscó en la cara de Chuck una respuesta, pero, por la pinta que tenía, no se la podía dar. El ni?o se quedó allí sentado con las manos juntas mientras se echaba hacia delante sobre sus rodillas, con la cabeza inclinada. Al final, murmuró bajito:

—Por la misma razón por la que todos nos sentimos como una mierda.

Se quedaron en silencio hasta que, unos minutos más tarde, Newt se acercó con aspecto de ser la muerte andante. Se sentó en el suelo delante de ellos, tan triste y preocupado como cualquiera pudiera estar. Aun así, Thomas se alegró de tenerle allí.

—Creo que la peor parte ha pasado —dijo Newt—. El hijo de puta estará durmiendo un par de días y luego se despertará bien. Quizá dé algún grito de vez en cuando.

Thomas no podía imaginarse lo terrible que era aquella experiencia, pero todo el proceso del Cambio todavía era un misterio para él. Se volvió hacia el chico mayor, intentando hacer todo lo posible para parecer despreocupado.

—Newt, ?qué es lo que pasa ahí arriba? En serio, no entiendo de qué va eso del Cambio.

La reacción de Newt sobresaltó a Thomas:

—?Y crees que nosotros sí? —le soltó, con los brazos alzados, y luego, al bajarlos, se golpeó las rodillas—. Lo único que sabemos es que los malditos laceradores te pican con sus asquerosas agujas y, si no te inyectan el Suero de la Laceración, te mueres. Si te ponen el Suero, tu cuerpo se vuelve loco y se sacude, tu piel bulle, se pone de un color verde muy raro, y te vomitas encima. ?Esa explicación te basta, Tommy?

Thomas frunció el entrecejo. No quería alterar a Newt más de lo que ya estaba, pero necesitaba respuestas.

—Oye, sé que es una mierda ver a tu amigo pasar por eso, pero quiero saber lo que de verdad está pasando ahí arriba. ?Por qué lo llamáis el Cambio?

Newt se relajó, hasta pareció encoger, y suspiró.

—Te trae recuerdos. Sólo fragmentos aislados, pero seguro que son recuerdos de antes de venir a este horrible lugar. Todos los que pasan por eso se vuelven unos malditos psicóticos cuando acaba, aunque no suelen ponerse tan mal como el pobre Ben. De todos modos, es como si te devolviesen tu antigua vida sólo para arrebatártela de nuevo.

La mente de Thomas daba vueltas a toda velocidad.

—?Estás seguro? —preguntó.

Newt parecía confundido.