—No, no, no, no, no —decía Ben en voz medio baja—. ?Os juro que haré cualquier cosa! ?Juro que nunca más lo volveré a hacer! Pooooor faaaaaa…
Su agudo chillido fue interrumpido por el estruendo de la Puerta Este, que comenzaba a cerrarse. Unas chispas salieron de la piedra mientras el sólido muro de la derecha se deslizaba hacia la izquierda y crujía con un ruido atronador conforme realizaba su trayecto para cerrar el Claro y separarlo del Laberinto durante la noche. La tierra tembló bajo sus pies y Thomas no supo si podría ver lo que estaba a punto de suceder.
—?Guardianes, ahora! —gritó Alby.
Ben giró hacia atrás la cabeza mientras los guardianes le empujaban con aquella barra hacia el Laberinto en el exterior del Claro. Un grito ahogado salió de la garganta de Ben, más alto que los sonidos que hacía la puerta al cerrarse. Se dejó caer de rodillas, tan sólo para que un guardián, un tipo grueso con pelo negro y cara de refunfu?o, tirara de él hasta volver a ponerlo de pie.
—?Nooooooooo! —aulló Ben, saliéndole saliva por la boca mientras se retorcía y tiraba del collar con las manos. Pero la fuerza conjunta de los guardianes era demasiada, obligaba al chico condenado a acercarse cada vez más al límite del Claro, justo cuando el muro derecho estaba casi cerrado—. ?Noooo! —gritó una y otra vez. Trató de plantar los pies en el umbral, pero sólo aguantó unas décimas de segundo; la barra le metió en el Laberinto de un bandazo. Enseguida estuvo a cuatro patas fuera del Claro, con el cuerpo tambaleándose de un lado a otro mientras intentaba librarse del collar. Faltaban unos segundos para que se cerraran los muros de la puerta.
Con un último esfuerzo violento, Ben por fin pudo girar el cuello en el aro de cuero para que su cuerpo entero se diera la vuelta de cara a los clarianos. Thomas no se podía creer que aún estuviera mirando a un ser humano cuando vio la locura en los ojos de Ben, la flema que salía volando de su boca y la pálida piel que se extendía tirante sobre sus venas y huesos. Era lo más extra?o que Thomas había visto en toda su vida.
—?Aguantad! —vociferó Alby.
Entonces Ben gritó con un sonido incesante y tan desgarrador que Thomas se tapó los oídos. Fue un alarido lunático y bestial que seguro que le hizo pedazos las cuerdas vocales al chico. En el último segundo, el guardián de delante soltó la gran barra de la pieza pegada a Ben y retrocedió hacia el Claro, dejando al muchacho en su destierro. Los últimos gritos de Ben se interrumpieron cuando los muros se cerraron con un terrible estruendo.
Thomas apretó los ojos y se sorprendió al notar que unas lágrimas le caían por las mejillas.
Capítulo 15
Thomas llevaba dos noches seguidas yéndose a dormir con la angustiosa imagen de la cara de Ben grabada en la mente, atormentándolo. ?Cómo serían de distintas las cosas si no fuera por aquel chico? Casi se había convencido a sí mismo de que sería totalmente feliz y estaría entusiasmado por conocer su nueva vida y alcanzar el objetivo de convertirse en corredor. Casi. En el fondo sabía que Ben sólo era una parte de todos sus problemas.
Pero ahora ya no estaba, le habían desterrado al mundo de los laceradores, que se lo llevarían a donde fuera que llevaran a sus presas; era una víctima de lo que fuese que se hiciera allí. Aunque tenía muchas razones para despreciar a Ben, más que nada sentía lástima por él.
Thomas no podía imaginarse cómo sería salir de esa manera, pero, por los últimos momentos de Ben, en los que se sacudió, escupió y gritó como un psicótico, ya no dudaba de la importancia de la norma del Claro que decía que nadie debía entrar en el Laberinto, salvo que fuera un corredor y, en ese caso, sólo durante el día. A Ben ya le habían picado una vez y, seguramente, sabía mejor que nadie lo que le esperaba allí fuera.
?Pobre chico —pensó—. Pobre, pobre chico?.
Thomas se estremeció y se dio la vuelta sobre un costado. Cuanto más lo pensaba, peor le resultaba la idea de convertirse en un corredor. Pero, inexplicablemente, todavía le atraía.
? ? ?
A la ma?ana siguiente, apenas había amanecido antes de que los sonidos de los trabajadores despertaran a Thomas del sue?o más profundo que había tenido desde que había llegado. Se incorporó y se restregó los ojos, tratando de librarse del amodorramiento. Se dio por vencido y volvió a tumbarse con la esperanza de que nadie le molestara.
No duró ni un minuto. Alguien le dio unos golpecitos en el hombro y Thomas abrió los ojos para ver que Newt le miraba fijamente.
?Y ahora, ?qué??, pensó.
—Levántate, torpe.
—Sí, buenos días a ti también. ?Qué hora es?
—Las siete en punto, verducho —contestó Newt con una sonrisa burlona—. Te habías creído que iba a dejarte dormir hasta tarde después de estos dos días tan duros, ?eh?
Thomas se sentó, aunque no soportaba la idea que no le dejaran quedarse allí tumbado un par de horas más.
—?Dormir hasta tarde? ?Vosotros qué sois, un pu?ado de granjeros?
El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)
James Dashner's books
- The Eye of Minds
- The Kill Order (The Maze Runner 0.5)
- Virus Letal
- The Maze Runner Files (Maze Runner Trilogy)
- Rising Fears
- The Hunt for Dark Infinity (The 13th Reality #2)
- The Blade of Shattered Hope (The 13th Reality #3)
- The Void of Mist and Thunder (The 13th Reality #4)
- The Rule of Thoughts (The Mortality Doctrine #2)
- The Journal of Curious Letters (The 13th Reality, #1)