Sin una palabra

La cámara enfocó con un zoom a un Todd despeinado y a Cynthia, cada uno a un lado de su madre, con una tienda de campa?a detrás. Cynthia debía de tener cinco a?os y su hermano, siete, y tenían las caras sucias de barro; su madre sonreía orgullosa y llevaba el pelo recogido con un pa?uelo a cuadros rojos y blancos.

 

—No tengo ninguna foto de mi padre —se lamentó Cynthia—. él era el que nos hacía las fotos a nosotros, así que ahora lo único que tengo es su recuerdo. Y todavía puedo verlo allí, de pie, alto, siempre con su sombrero, aquel Fedora, y la sombra del bigote. Era un hombre guapo; Todd se parecía a él. —Cogió un trozo amarillento de periódico—. Esto es un recorte —dijo Cynthia desdoblándolo cuidadosamente—; lo encontré entre las pocas cosas que había en el cajón de mi padre.

 

La cámara se movió de nuevo, tomando un primer plano del trozo de periódico. Era una foto descolorida en un tono sepia de un equipo de baloncesto. Una docena de chicos miraban a la cámara; algunos sonreían, otros ponían estúpidas muecas.

 

—Papá debió de guardarla porque salía Todd, cuando era más joven, aunque no pusieron su nombre en el pie de foto. Se sentía muy orgulloso de nosotros; no paraba de decírnoslo. Le gustaba bromear diciendo que éramos la mejor familia que había tenido nunca.

 

Entrevistaron al director de mi escuela, Rolly Carruthers.

 

—Es un misterio —afirmó—. Yo conocía a Clayton Bigge; fuimos juntos a pescar un par de veces. Era un buen hombre. No me puedo imaginar qué les pasó. Quizás había una especie de asesino en serie, ya sabe, que atravesaba el país, y la familia de Cynthia se encontraba en el sitio equivocado en el momento equivocado…

 

Entrevistaron a la tía Tess.

 

—Perdí a una hermana, a un cu?ado y a un sobrino —explicó—. Pero Cynthia… Su pérdida fue mucho mayor. Sin embargo, consiguió superar la adversidad y convertirse en una gran chica, una gran persona.

 

Y pese a que los productores cumplieron su promesa y no emitieron los comentarios del hombre que vivía ahora en casa de Cynthia, consiguieron a alguien que dijo algo casi igual de siniestro.

 

Cynthia se quedó atónita cuando el programa se emitió un par de semanas más tarde, al ver al detective que la había interrogado en su casa después de que su vecina, la se?ora Jamison, llamara a la policía. Ahora estaba retirado y vivía en Arizona. En la parte baja de la pantalla podía leerse: ?Detective retirado Bartholomew Finlay?. Había dirigido la investigación en un primer momento, y al cabo de un a?o se la había sacado de encima, al ver que no llegaba a ningún lado. La productora envió un equipo de filmación de una de sus sedes en Phoenix para conseguir algunos comentarios de él, que aparecía sentado en el exterior de una reluciente caravana Airstream.

 

—Lo que nunca terminé de ver claro fue por qué ella sobrevivió. En el supuesto, claro, de que el resto de la familia estuviera muerta. Nunca me creí la teoría de que una familia se largara y dejara a uno de sus hijos atrás. Podría entender que la echaran porque era una adolescente problemática pero… ?desaparecer para deshacerte de uno de tus chicos? No tenía ningún sentido, lo cual significaba que había algún tipo de acto criminal detrás; y eso me llevaba de nuevo a la pregunta original: ?por qué ella había sobrevivido? No hay muchas respuestas posibles.

 

—?Qué quiere decir con eso? —se oyó la voz de Paula Malloy, aunque la cámara no se apartó de Finlay.

 

La pregunta de Malloy se había editado más tarde, ya que ella no había ido a Arizona para la entrevista.

 

—Imagíneselo.

 

—?Qué quiere decir con que me lo imagine? —preguntó la voz de Malloy.

 

—Eso es todo lo que tengo que decir.

 

Cuando vio la escena, Cynthia se puso furiosa.

 

—?Por Dios, otra vez lo mismo! —le espetó al televisor—. Ese hijo de puta está insinuando que yo tuve algo que ver con todo aquello. He tenido que oír los mismos rumores durante muchos a?os, ?y esa jodida Paula Malloy me aseguró que no iban a emitir declaraciones de este tipo!

 

Conseguí calmarla, ya que en general el programa había sido bastante positivo. Las partes en las que Cynthia aparecía en pantalla, andando por la casa, hablando con Paula de lo que había sucedido aquel día, transmitían sinceridad y verosimilitud.

 

—Si alguien sabe alguna cosa —le aseguré—, no le va a influir lo que diga un cabeza de alcornoque de poli retirado. De hecho, lo que ha dicho puede hacer que alguien se sienta aún más inclinado a dar se?ales de vida para contradecirle.

 

Así que el programa se emitió, pero tuvo que competir con la final de un reality en el que un pu?ado de aspirantes a estrellas de rock con sobrepeso tenían que convivir bajo el mismo techo y competir por ver cuál de ellos adelgazaba más para conseguir un contrato con una productora musical.