Y he comprendido que soy el resultado de todo lo que me ha sucedido, lo ganado y lo perdido, pero también de las cosas que no he vivido. Así que no puedo saber quién seré ma?ana, pasado o dentro de un a?o. Pero tengo el presentimiento de que, sea lo que sea que decida hacer, lo haré apasionadamente. He decidido que, si voy a llorar, lloraré hasta desahogarme; si río, que sea hasta que me duela la tripa; y si amo, pienso hacerlo apostándolo todo a un número y con el corazón abierto.
Somos tiempo. Huesos, carne y tiempo. Y todo lo demás es solo el atrezo de esta obra de teatro llamada vida. Así que voy a disfrutar cada instante por las dos, por ti y por mí, y si alguna vez tengo la suerte de volver a verte, te lo contaré todo como me pediste, te lo prometo.
Lucy, te quiero hasta el infinito y más allá.
Con amor, Grace.
FIN
Agradecimientos
Escribir El mapa de los anhelos no ha sido fácil, pero tengo la suerte de estar rodeada de gente que ha aportado su granito de arena para que las palabras fluyesen una tras otra hasta terminar convirtiéndose en esta novela que tienes en las manos.
Quiero dar las gracias a Editorial Planeta y a todas las personas maravillosas que trabajan cada día para que podamos seguir so?ando con historias y adentrarnos en otros mundos. En especial, no podría estar más agradecida con Lola Gulias, que depositó su confianza en este libro desde que le hablé de Grace Peterson; con Raquel Gisbert, que me apoya en cada pasito que doy, y con Laia Manchón, que siempre ha defendido mis novelas con cari?o y dedicación. El resto del equipo es igual de increíble.
A Pablo álvarez, mi agente, que es un experto en cartografía cuando se trata de elegir qué camino tomar, y que me acompa?a en este mundo de letras.
A mi madre, que trabajó durante muchos a?os en Oncología Pediátrica y que, junto a varias compa?eras, me han ayudado a documentarme para esta historia. Si hay algún error, sin duda es culpa mía y pido disculpas de antemano.
A Bea, que desde el principio me lee con tantísimo cari?o.
A Julia, porque nuestras conversaciones sobre libros siempre me hacen pensar.
A Abril Camino, que accedió a ser mi correctora, a pesar de los plazos ajustados, y que me regala su amistad cada día. A Ne?ra, porque coincidir a la hora de escribir es de lo más terapéutico. A Saray, porque sé que siempre puedo contar con ella. A Dani, que es ese abrazo cálido que reconforta pese a la distancia. A María Martínez, Cherry Chic, Alexandra Roma y muchas otras compa?eras que consiguen que este oficio tan solitario e íntimo sea todavía mejor (y más divertido, desde luego).
A mi familia, que me apoya en todo.
A mis lectoras, por avanzar conmigo historia tras historia y confiar en que todavía tenga algo más que decir, incluso cuando a mí me asaltan las inseguridades.
Y a Juan, porque la vida es infinitamente mejor desde que avanzamos por la misma ruta en nuestro particular mapa de los anhelos. De aquí hasta el final.