Cuando fuimos a ver el fin del mundo por Dawnie Morningside, 11 1/4 a?os.
Alan Moore (que es uno de los mejores escritores y una de las mejores personas que conozco) y yo nos sentamos un día en Northampton y empezamos a hablar de crear un lugar donde nos gustaría ambientar nuestros cuentos. Este cuento está ambientado en ese lugar. Un día los buenos ciudadanos y los honrados vecinos de Northampton quemarán a Alan por brujo y será una gran pérdida para el mundo.
Viento del desierto
Un día llegó una cassette de Robin Anders, más conocido como el batería del grupo Boiled in Lead, con una nota que decía que quería que le escribiese algo sobre uno de los temas de la cinta. Se llamaba ?Desert Wind? (?Viento del desierto?). Esto es lo que escribí.
Degustaciones
Tardé cuatro a?os en escribir este cuento. No porque estuviese afinando y puliendo cada adjetivo, sino porque me daba vergüenza. Escribía un párrafo y luego lo dejaba hasta que me había desaparecido el rubor de las mejillas. Entonces, cuatro o cinco meses después, volvía al cuento y escribía otro párrafo. Lo empecé para Off Limits: Tales of Alien Sex (?Fuera de los límites: Relatos de sexo alienígena?), de Ellen Datlow, una antología de ciencia ficción erótica. No lo acabé a tiempo para esa antología, así que seguí escribiendo para la continuación. Hice otra página más o menos antes de que también se acabara el plazo para la continuación. En algún momento, telefoneé a Ellen Datlow y la avisé de que, en el caso eventual de mi muerte prematura, había un cuento pornográfico a medio acabar en mi disco duro en un archivo llamado DATLOW, y también de que no se trataba de nada personal. Pasaron dos plazos más para antologías y, cuatro a?os después del primer párrafo, lo terminé y Ellen Datlow y su cómplice en el crimen, Terri Windling, lo aceptaron para Sirens (?Sirenas?), su colección de cuentos de fantasía erótica.
Casi todo este cuento surgió al preguntarme por qué la gente que sale en las obras de ficción no parece que hablen nunca cuando están haciendo el amor o ni siquiera cuando se acuestan con alguien. No creo que sea erótico, pero cuando el cuento por fin estuvo acabado dejó de hacerme sentir incómodo.
Pasteles de bebé
Una fábula, escrita para una publicación en beneficio de la Gente por el Trato ético de los Animales (GTEA). Creo que dice lo que pretendo. Es la única cosa que he escrito en mi vida que me ha inquietado. El a?o pasado bajé al primer piso y me encontré a mi hijo escuchando Aviso: contiene lenguaje, mi CD de palabras habladas. ?Pasteles de bebé? empezó cuando yo llegaba y me sorprendí al oír una voz que apenas reconocía como la mía y que leía esto en voz alta.
A propósito, llevo una chaqueta de cuero y como carne, pero tengo buena mano con los bebés.
Misterios de un asesinato
Cuando se me ocurrió la idea para este cuento, se llamaba ?Ciudad de ángeles?. Sin embargo, hacia el momento en que empecé a escribirlo, apareció un espectáculo de Broadway con ese título, así que, al acabar el cuento, le puse otro nombre.
Escribí ?Misterios de un asesinato? para Jessie Horsting de la revista Midnight Graffiti para una antología en rústica que también se llamaba, casualmente, Midnight Graffiti. Pete Atkins, a quien envié por fax una versión tras otra a medida que las iba reescribiendo, fue inestimable como caja de resonancia y dechado de paciencia y buen humor.
Intenté jugar limpio con la parte policíaca del cuento. Hay pistas por todas partes. Hay una incluso en el título.
Nieve, cristal, manzanas
éste es otro cuento que comenzó a vivir a partir del Penguin Book of English Folktales de Neil Philip. Lo estaba leyendo en la ba?era y me topé con un cuento que ya debía de haber leído mil veces. (Aún conservo la versión ilustrada que tenía a los tres a?os.) No obstante, esa lectura número mil y uno fue la que me cautivó y empecé a pensar en el cuento, de principio a fin y al revés. Me rondó por la cabeza durante unas semanas y entonces, en un avión, empecé a escribirlo a mano. Cuando el avión aterrizó, ya tenía dos tercios escritos, así que me registré en el hotel y me senté en una silla en un rincón de la habitación y continué escribiendo hasta que lo terminé.
Lo publicó DreamHaven Press en un folleto de edición limitada cuyos beneficios eran para el Fondo para la Defensa Legal de los Cómics (una organización que defiende los derechos de la Primera Enmienda de los creadores, editores y vendedores de cómics). Poppy Z. Brite lo reimprimió en su antología Love in Vein II (?Vetas de amor II?).