El bueno, el feo yla bruja

—Lo que plantea la pregunta de por qué dejó que su secretaria viniese a la AFI.

 

—No lo sé —dije elevando la voz al sentirme cada vez más frustrada—. Puede que no esté relacionado. Puede que ella mintiese acerca de que su jefe sabía que venía a vernos. Puede que esté loco y quiera que lo pillemos. Puede que esté tan seguro de que no vemos más allá de nuestras narices que se está riendo de nosotros. él los mandó matar, Edden. Lo sé. Habló con ellos antes de que muriesen. ?Qué más necesitas? —dije casi gritando. Sabía que así no llegaría a ningún sitio con Edden, pero esta burocracia formaba parte de los motivos por los que dejé la SI. Me dolía verme intentando ?convencer al jefe? de nuevo. Con la cabeza gacha y la mano en la barbilla, Glenn dio un paso atrás, dejándome sola. No me importaba.

 

—No va contra la ley hablar con Trent Kalamack —dijo Edden mirándome de frente—. Media ciudad lo conoce.

 

—?Vas a ignorar el hecho de que hablase con cada una de las víctimas? —protesté.

 

Se puso rojo tras las gafas que resultaban demasiado peque?as para su cara redonda.

 

—No puedo acusar a un concejal de llamadas y conversaciones ocasionales —dijo—. Ese es su trabajo.

 

Se me aceleró el pulso.

 

—Trent ha matado a esa gente —dije en voz baja—. Y tú lo sabes.

 

—Lo que sepas no vale una mierda, Rachel. Importa lo que pueda demostrar y no puedo probar nada con esto. —Con una mano pasó las hojas del informe que tenía más cerca, haciendo sonar las páginas.

 

—Entonces registra su mansión —le pedí.

 

—?Morgan! —gritó Edden asustándome—. No voy a autorizar un registro basándome en que habló con las víctimas. Necesito algo más.

 

—Entonces déjame que hable yo con él y te lo conseguiré.

 

—?Por Dios bendito! —juró—. ?Qué quieres, Rachel?, ?que me despidan? ?Es eso? ?Sabes lo que pasaría si te dejo ir a su mansión y no encuentras nada?

 

—Nada —dije.

 

—?Te equivocas! Habría acusado de asesinato a un hombre muy respetado. Es concejal. Un benefactor de las organizaciones benéficas y los hospitales a ambos lados de la frontera del estado. La AFI se convertiría en el hazmerreír de los humanos e inframundanos. ?Mi reputación se iría al garete!

 

Frustrada, me situé frente a él para mirarlo directamente a los ojos.

 

—No sabía que te habías hecho agente de la AFI para mejorar tu reputación. —Glenn se puso rígido y emitió un sonido de advertencia. Edden se irguió y apretó la mandíbula hasta que aparecieron puntos blancos en su frente.

 

—Rachel —dijo con una suave amenaza—, esta es una investigación oficial de la AFI y vamos a hacerlo a mi manera. Te has involucrado emocionalmente y tu juicio está comprometido.

 

—?Mi juicio? —grité—. ?Me encerró en una maldita jaula y me metió en una pelea de ratas!

 

Edden se acercó un paso más.

 

—No voy a dejar que entres por las buenas en su oficina —dijo se?alándome con el dedo— y que airees tus sospechas basadas en tu necesidad de venganza, mientras que nosotros seguimos reuniendo pruebas. Incluso si llegásemos a interrogarle, ?tú no estarías allí!

 

—?Edden! —protesté.

 

—?No! —gru?ó e hizo que me estremeciera y diera un paso atrás—. Esta conversación ha terminado.

 

Cogí aire para decirle que no se había terminado hasta que yo lo dijese, pero ya se había marchado. Enfadada, salí corriendo tras él.

 

—Edden —lo llamé hablándole a una sombra que desaparecía rápidamente. Para ser un hombre tan achaparrado, se movía muy deprisa. Una puerta se cerró de golpe—. ?Edden!

 

Ignorando a los agentes de la AFI que me observaban crucé echa una furia las oficinas abiertas, pasé por delante de Rose y llegué a su puerta cerrada. Alargué la mano hacia el picaporte y entonces me detuve. Era su despacho, por muy enfadada que estuviese, no podía irrumpir en él. Frustrada, me quedé frente a su puerta y le grité.

 

—?Edden! —Me remetí un mechón de pelo tras la oreja—. Los dos sabemos que Trent Kalamack es capaz y está dispuesto a cometer asesinato. Si no me dejas hablar con él a través de la AFI, ?renuncio! —Me quité el pase de visitante como si eso significase algo y lo tiré a la mesa de Rose—. ?Me oyes? Iré a hablar con él yo sola.

 

La puerta de Edden se abrió de golpe y di un paso atrás. Se plantó delante de mí con los pantalones caqui arrugados y con la camisa blanca parcialmente fuera. Se asomó hacia el pasillo empujándome contra la mesa de Rose con su regordete dedo.

 

—Te dije que si te involucrabas en esto apuntando al se?or Kalamack, mandaría de una patada tu culo de bruja al otro lado del río hasta los Hollows. Te comprometiste a trabajar con el detective Glenn en este caso y te tomo la palabra. Pero si hablas con el se?or Kalamack, te encierro en mi propia celda por acoso.

 

Cogí aire para protestar, pero me faltó decisión.

 

Kim Harrison's books