—Tienen que encenderse por primera vez en terreno consagrado o no sirven.
—Vale, tienes respuesta para todo, ?no? —Me pregunté amargamente si toda la velada no había sido más que una excusa para conseguir las velas. Además, ?cuánto tiempo llevaba invocando al demonio? Con los labios apretados lo observé encender la vela y apagar la cerilla sacudiéndola. Pero no fue hasta que lo vi sacar un pu?ado de ceniza de la bolsa que empecé a preocuparme.
—?Qué es eso? —le pregunté preocupada.
—Mejor que no lo sepas. —Su voz sonó bastante como una advertencia. Me puse roja al recordar que yo solía detener a los de su clase por profanación de tumbas.
—Sí quiero saberlo.
Levantó la vista con la frente arrugada y gesto irritado.
—Es un punto focal para que Algaliarept se materialice fuera del círculo en lugar de dentro con nosotros y la vela es para asegurarme de que no se fija en nada más que en las cenizas de la mesa. Las he comprado, ?vale?
Mascullé un rápido ?perdona? y retrocedí. Al parecer había dado con el único tema que lo hacía saltar y lo había presionado demasiado. Al parecer no estaba muy puesta en invocación de demonios, él sí.
—Creía que lo único que había que hacer era un círculo y llamarlo —dije sintiendo náuseas. Alguien le había vendido las cenizas de su abuela a Nick para que pudiese llamar a un demonio con sus restos.
Nick se sacudió las manos y volvió a cerrar la bolsa.
—Puede que a ti te baste con eso, pero a mí no. El tipo de la tienda no dejaba de intentar venderme un amuleto insultantemente caro para cerrar un círculo en condiciones porque no se creía que un humano pudiese hacerlo solo. Me hizo un descuento del diez por ciento después de que lo metiese en un círculo que no fue capaz de romper. Supongo que pensó que sabía lo suficiente como para sobrevivir y volver para comprar algo más.
Su irritación desapareció en el instante en el momento en el que dejé de censurarle. Me di cuenta de que esta era la primera vez, bueno, la segunda, que tenía la oportunidad de demostrarme sus habilidades, algo de lo que obviamente estaba muy orgulloso. Los humanos tenían que esforzarse mucho para manipular las líneas luminosas tan bien como los brujos. Por eso los humanos solían asociarse con los demonios para no quedarse atrás. Por supuesto, no solían durar mucho después de hacerlo. Al final siempre cometían algún error y eran arrastrados hacia siempre jamás. Era una práctica muy insegura y yo estaba animándole a hacerlo.
Al ver mi cara, se acercó a mí y me puso las manos sobre los hombros. Notaba las cenizas arenosas entre sus manos y mi piel.
—Todo va bien —me tranquilizó sonriendo—. Ya lo he hecho antes.
—Eso es lo que me da miedo —dije dando un paso atrás para dejarle sitio.
Nick lanzó la bolsa de cenizas que cayó junto a la caja de zapatos e intenté limpiarme el resto de las cenizas de los hombros. Nick se metió en el armario conmigo y luego se acordó de algo emitiendo un gru?ido. Metió una cu?a de madera entre las bisagras.
—Una vez me cerró la puerta —dijo encogiéndose de hombros.
Esto no puede salir bien, pensé y rompí a sudar por la espalda.
—?Lista?
Miré la vela encendida y el montoncito de cenizas.
—No.
Notaba un hormigueo en las yemas de los dedos. Nick cerró los ojos y abrió su segunda visión. Tenía la espeluznante sensación de que mis tripas se retorcían en mi barriga y de que se me subían en espiral hacia la garganta. Abrí los ojos de par en par.
—?Madre mía! —grité cuando la sensación se convirtió en un incómodo tirón—. ?Qué es eso?
Nick abrió los ojos. Los tenía vidriosos, se notaba que lo veía todo con esa confusa mezcla de realidad y visión de siempre jamás.
—Eso es lo que te decía —dijo con voz hueca—. Es por el conjuro de vinculación. Agradable, ?eh?
Me balanceé de un pie a otro sin salirme del círculo.
—Es horrible —admití—. Lo siento. ?Por qué no me dijiste que era tan desagradable?
Se encogió de hombros y cerró los ojos.
La desazón se hacía más fuerte y me esforcé por encontrar la manera de soportarlo. Notaba la energía de siempre jamás acumularse lentamente en Nick de forma paralela a lo que yo experimentaba al conectarme con una línea luminosa. El poder crecía y aunque era tan solo una fracción de lo que había llegado a canalizar en la oficina de Trent, me instaba a reaccionar.
Con una insoportable lentitud los niveles subieron hasta una cantidad suficiente para ser aprovechables. Empecé a sudar por las palmas de las manos y el estómago se me hizo un nudo. Ojalá se diese más prisa y cerrase el círculo de una vez. Los remolinos de energía se estaban clavando en lo más profundo de mi ser y la necesidad de hacer algo aumentaba.
—?Puedo ayudarte en algo? —le pregunté finalmente agarrándome las manos para que no me diesen espasmos.
—No.