En el siguiente nivel se encuentra el nombre de Lawrence Pritchard Waterhouse. Allí hay dos nombres más: uno pertenece a un capitán de la RAF y el otro es un capitán del cuerpo de marines de los Estados Unidos. También hay una línea de puntos que se desvía a un lado y lleva hasta el nombre de doctor Alan Mathison Turing. Tomado en conjunto, el diagrama podría ser la más irregular y estrafalaria ad-bocra-cia jamás injertada en una organización militar.
En la fila inferior del diagrama hay dos grupos de media docena de nombres, apelotonados bajo los nombres del capitán de la RAF y del capitán de marines respectivamente. Se trata de los escuadrones que representan el brazo ejecutivo de la organización: como dice uno de los tipos de los Edificios Broadway, ?los hombres que bajan a la mina?, y como le traduce el Tipo Americano, ?aquí es donde la goma toca el asfalto?.
—?Tiene alguna pregunta? —le dice el Tipo Importante.
—?Eligió Alan el número?
—?Se refiere al doctor Turing?
—Sí. ?Eligió él el número 2701?
Ese nivel de detalle está claramente a varios niveles por debajo de la posición de los hombres en los Edificios Broadway. Parecen asombrados y casi insultados, como si Waterhouse de pronto les hubiese pedido que tomasen un dictado.
—Es posible —dice el Tipo Importante—. ?Por qué lo pregunta?
—Porque —dice Waterhouse— el número 2701 es el producto de dos primos, y esos números, 37 y 73, cuando se los expresa en notación decimal, son, como se puede ver claramente, el inverso uno del otro.
Todas las cabeza giran hacia el profesor, que parece desconcertado.
—Será mejor que lo cambiemos —dice—, es el tipo de detalle que el doctor von Hacklheber apreciaría. —Se pone en pie, saca una pluma Mont Blanc del bolsillo y corrige el diagrama para que ahora diga 2702 en lugar de 2701. Y mientras lo hace, Waterhouse mira a los otros hombres de la habitación y piensa que parecen satisfechos. Está claro que ése es el tipo de truco de feria que quieren que Waterhouse ejecute.
Corregidor
No hay límite fijo entre las aguas de la bahía de Manila y el aire húmedo que la cubre, sólo un sudario monótono gris y azul que cuelga a unos kilómetros de distancia. Glory IV maniobra con cuidado durante media hora por entre la inmensa extensión de cargueros atracados, luego gana velocidad y se dirige al centro de la bahía. El aire se hace un poco menos denso, lo que permite a Randy apreciar una buena vista de Batan a estribor: monta?as negras en su mayoría cubiertas por la niebla y moteadas por nubes en forma de champi?ón, producto de corrientes ascendentes. En su mayor parte, carece de playas, únicamente acantilados rojos que caen durante los últimos metros hacia el mar. Pero a medida que recorren el final de la península, el terreno se vuelve más suave y muestra algunos campos verde pálido. En la misma punta de Batan hay un par de pe?ascos de caliza que Randy reconoce por el vídeo de Avi. Pero en ese momento, casi toda su atención se centra en Corregidor, que se encuentra a unos kilómetros al final de la península.
America Shaftoe, o Amy como le gusta que la llamen, pasa la mayor parte del viaje ajetreada por la cubierta, comunicándose con los submarinistas filipinos y americanos en ráfagas de conversación seria, en ocasiones sentándose con las piernas cruzadas sobre la cubierta para repasar papeles y gráficos. Se ha puesto un sombrero de cowboy para protegerse la cabeza de la radiación solar. Randy no tiene prisa por exponerse al sol. Remolonea en el camarote con aire acondicionado, bebiendo café y contemplando las fotografías de las paredes.
Ingenuamente espera ver fotografías de submarinistas arrastrando cables submarinos por las playas. Semper Marine Services realiza muchas operaciones con cables —y lo hacen bien, había comprobado las referencias antes de contratarlos— pero aparentemente no consideran ese trabajo lo suficientemente interesante para fotografiarlo. En su mayor parte, las fotografías corresponden a operaciones de rescate submarino: submarinistas, con grandes sonrisas en sus rostros correosos, sosteniendo triunfantes un ánfora cubierta de percebes, como jugadores de hockey sosteniendo la Copa Stanley.
Desde la distancia, Corregidor es un arco de jungla sobresaliendo del agua con un saliente plano que se extiende a un lado. Sabe por los mapas que realmente tiene forma de espermatozoide. Lo que desde un ángulo parece un saliente es realmente la cola, que vira al este como si el espermatozoide intentase alejarse nadando de la bahía de Manila para impregnar Asia.
Amy abre la puerta de un golpe.
—Venga al puente —dice—, debería ver esto.
Randy la sigue.
—?Quién es el tipo que aparece en la mayoría de las fotos? —pregunta.
—?El de aspecto temible con corte militar?
—Sí.
—Mi padre —dice—. Doug.
—?Quiere decir Douglas MacArthur Shaftoe? —pregunta Randy. Ha visto el nombre en algunos de los documentos que ha intercambiado con Semper Marines.
—El mismo.
—?El que fuera SEAL?
—Sí. Pero no le gusta que se refieran a él de esa forma. Es un cliché.
—?Por qué me resulta familiar?
Amy suspira.
—Tuvo sus quince minutos de fama en 1975.
—Tengo problemas para recordar.
—?Conoce a Comstock?
—?El Fiscal General Paul Comstock? ?El que odia la criptografía?
—Me refiero a su padre. Earl Comstock.
—El tipo de la política de la Guerra Fría, el cerebro tras la guerra del Vietnam, ?no?
—Nunca he oído que lo describan así, pero sí, hablamos del mismo tipo. Puede que recuerde que en 1975 Earl Comstock se cayó, o lo empujaron, de un telesquí en Colorado, y se rompió los brazos.
—Oh, sí. Empiezo a recordar.
—Resulta que mi pa… —Amy inclina la cabeza hacia una de las fotografías— estaba sentado en ese momento justo a su lado.
—Por accidente, o…
—Puro azar. No estaba planeado.
—Es una forma de verlo —dice Randy—, pero por otra parte, si Earl Comstock esquiaba con frecuencia, la probabilidad de que ?tarde? o ?temprano? se encontrase sentado, a quince metros del suelo, junto a un veterano del Vietnam es bastante alta.
—Como sea. Lo único que digo es que… en realidad, no quiero hablar de ello.
—?Llegaré a conocerle? —pregunta Randy, mirando la fotografía.