Se quedó quieto por miedo a alarmarla de nuevo. Lo único que podía hacer era mirarla a los ojos, intentar comunicarle cómo se sentía, suplicarle que le dijera algo. Cualquier cosa.
Pasaron un buen rato en silencio. La manera en que a ella le temblaba el cuerpo, el modo en que casi parecía resistirse a algo oculto… a Thomas le recordaba a… Le recordaba a cómo había actuado Gally justo después de que escaparan del Claro y entrara en la sala con la mujer de la camisa blanca. Justo antes de que todo se convirtiera en una locura. Justo antes de matar a Chuck.
Thomas tenía que hablar o iba a explotar:
—Teresa, he pensado en ti cada segundo desde que se te llevaron. Tú…
Ella no le dejó terminar. Con dos grandes zancadas enseguida estuvo delante de él, extendió las manos y le agarró por los hombros para acercárselo. Impresionado, Thomas la abrazó y la apretó contra su cuerpo, tan fuerte que de repente se preocupó por si podría respirar. Las manos de la chica encontraron su nuca, luego los laterales de su cara e hizo que la mirara.
Y entonces se besaron. Algo explotó en el interior de su pecho, algo que consumió la tensión, la confusión y el miedo. Consumió el da?o de unos segundos atrás. Por un momento, sintió que ya nada le importaba. Que ya no importaría nada nunca más.
Pero en ese momento la joven se apartó. Retrocedió a trompicones hasta que chocó con la pared. El terror volvió a su rostro y la poseyó como un demonio. Y entonces habló con una voz susurrante, pero con urgencia:
—Apártate de mí, Tom —dijo—. Todos tenéis que apartaros… de mí. No discutas. Tan sólo vete. Corre —su cuello se tensó por el esfuerzo de soltar aquellas últimas palabras.
A Thomas nunca le había dolido tanto algo, pero le impresionó lo que hizo a continuación.
Ahora la conocía, la recordaba. Y sabía que estaba diciendo la verdad. Algo iba mal. Algo iba muy mal, peor de lo que él imaginaba al principio. Quedarse, discutir con ella, intentar obligarla a acompa?arlo sería una bofetada a la increíble fuerza de voluntad que debía de haberle supuesto separarse de él para avisarle. Tenía que hacer lo que le pedía.
—Teresa —dijo—, te encontraré.
Las lágrimas ahora brotaban de sus ojos. Se dio la vuelta y salió corriendo del edificio.
Capítulo 21
Thomas se alejó a trompicones del edificio que ya no estaba a oscuras, con los ojos entrecerrados por las lágrimas. Volvió con los clarianos y se negó a contestar sus preguntas. Les dijo que tenían que marcharse, salir corriendo y alejarse lo más rápido posible. Que se lo explicaría más tarde. Que sus vidas estaban en peligro.
No los esperó. No se ofreció a coger el fardo que llevaba Aris. Se limitó a empezar a correr hacia la ciudad, hasta que tuvo que aminorar la marcha a un paso razonable y se olvidó de los otros, se olvidó del mundo. Huir de ella fue lo más difícil que había hecho en su vida, sin lugar a dudas. Nada se asemejaba a lo que sentía ahora: ni aparecer en el Claro con la memoria borrada ni adaptarse a la vida allí ni estar atrapado en el Laberinto ni luchar contra los laceradores o ver morir a Chuck.
Ella estaba allí. Había estado en sus brazos, habían vuelto a estar juntos. Se habían besado y había sentido algo que creía imposible. Y ahora estaba huyendo. La dejaba atrás.
Unos sollozos entrecortados salieron de él. Gimió y oyó cómo se quebraba su voz. Sintió un dolor en el corazón que casi le hizo detenerse, desplomarse al suelo y desistir. La pena le consumía y más de una vez le tentó regresar. Pero, de algún modo, se mantuvo fiel a lo que le habían ordenado que hiciera y se aferró a la promesa que había hecho de volver a encontrarla.
Al menos estaba viva. Al menos estaba viva. Era lo que se repetía una y otra vez, lo que le hacía seguir corriendo. Estaba viva.
? ? ?
Su cuerpo no podía con tanto. En algún momento, quizá dos o tres horas después de dejarla, se paró, seguro de que se le saldría el corazón del pecho si avanzaba un paso más. Se dio la vuelta para mirar detrás de él y vio unas sombras moverse a lo lejos. El resto de clarianos seguían allí atrás. Thomas respiró grandes bocanadas de aire seco, se arrodilló, plantó los antebrazos sobre una rodilla y cerró los ojos para descansar hasta que le alcanzaron.
Minho llegó el primero; no estaba contento. Incluso bajo aquella tenue luz —el alba empezaba a iluminar el cielo por el este— era evidente que echaba chispas mientras daba tres vueltas en torno a Thomas antes de decir nada.
—?Qué…? ?Por qué…? ?Qué clase de fuco idiota eres, Thomas?
Thomas no tenía ganas de hablar sobre eso ni sobre nada. Al no responder, Minho se arrodilló junto a él.
—?Cómo puedes hacer eso? ?Cómo puedes salir de ahí y marcharte de esa manera? ?Sin explicar nada? ?Desde cuándo hacemos así las cosas? Gilipullo —dejó escapar un gran suspiro y se sentó al tiempo que negaba con la cabeza.
Las pruebas (The Maze Runner #2)
James Dashner's books
- The Eye of Minds
- The Kill Order (The Maze Runner 0.5)
- Virus Letal
- The Maze Runner Files (Maze Runner Trilogy)
- Rising Fears
- The Hunt for Dark Infinity (The 13th Reality #2)
- The Blade of Shattered Hope (The 13th Reality #3)
- The Void of Mist and Thunder (The 13th Reality #4)
- The Rule of Thoughts (The Mortality Doctrine #2)
- The Journal of Curious Letters (The 13th Reality, #1)
- El Corredor Del Laberinto (The Maze Runner #1)
- A Mutiny in Time (Infinity Ring #1)