—No puede venir aquí sin haber concertado una cita.
—Entonces me gustaría concertar una cita —le digo.
—?Para quién y para cuándo?
—Para Edward Hunter y ahora mismo.
—Ya le he dicho que no puede venir sin cita previa.
—Acabo de concertar una.
—No, no lo ha hecho —dice ella—. Solamente me la ha pedido. Hay una gran diferencia entre una cosa y la otra.
—Por favor, es importante.
—Eso es lo que dice todo el mundo.
Pienso en llamar a Donovan Green. En pedirle algo más de dinero para agilizar la transición entre no poder ver a Edward Hunter y ver a Edward Hunter, pero enseguida imagino que es demasiado arriesgado. Tengo la impresión de que a la mujer le parecería bien porque debe de gastarse la mayor parte del sueldo en esteroides, pero le parecería mal porque tendría que repartírselo con los que están debajo de ella.
—Por favor, de verdad, es muy importante —digo—. Creo que él sabe algo que me permitiría encontrar a Emma Green, la chica desaparecida. Por favor. Vengo de parte de su padre, está desesperado. Además, ?qué hay de malo en que le haga una risita?
Ella se toma diez segundos largos para pensarlo. Sopesa las diferentes razones a favor y en contra y llega a la conclusión de que ayudarme podría ser su buena obra del día.
—Pero que no sirva de precedente —dice.
—Tranquila. Se lo prometo.
—Tardaré unos diez minutos. Siéntese y espere. Y si tardo más, no se queje.
Me siento y espero y no me quejo, aunque cuento cada uno de los minutos que van pasando.
54
Los gritos son potentes, algo amortiguados por las paredes acolchadas de la celda, pero lo suficientemente agudos como para llegar a oídos de Cooper y para que este se dé cuenta de que proceden de una mujer. Probablemente de Emma Green. Oye un segundo disparo y luego tres más. Cooper está desesperado por saber qué está pasando. ?Ha llegado la policía? Espera que no.
Su madre está en el rincón opuesto de la celda. él no la ve, todavía no se ve nada aquí dentro, ni siquiera sabe si ya ha amanecido, y tiene la vejiga tan llena que los fluidos deben de estar empezando a retroceder hasta su estómago, parece como si tuviera la entrepierna a punto de estallar. Su madre no le dice nada, no lo mira, y Cooper se odia a sí mismo por ello. Empieza a golpear la puerta de la celda. Tiene que golpear muy fuerte para producir un sonido lo suficientemente fuerte como para que se oiga desde fuera y utiliza el zapato como ya había hecho en Grover Hills.
—?Eh, eh! ?Qué pasa ahí fuera? ?Adrian? ?Eh! Déjame salir, déjame salir, ?déjame salir!
Los gritos cesan de repente. Ya no se oyen disparos, tan solo silencio. Cooper sigue golpeando la puerta acolchada.
Y entonces se abre la escotilla que le queda a la altura de la cara.
—?Quién es usted? —pregunta Emma Green.
Casi da un respingo al ver su rostro. En cierta manera, ha sido como ver un fantasma.
—?Quién… quién eres? —pregunta él, fingiendo no saberlo—. Por favor, por favor, tienes que dejarme salir de aquí —a?ade intentando ocultar el shock que ha supuesto verla—. Este tipo está loco. Nos matará a todos.
—Tu cara… me suena.
—Por favor, tenemos que darnos prisa.
—?Oh, Dios mío! ?Es uno de mis profesores en la universidad! ?Qué demonios está pasando aquí?
—No lo sé —dice, y es verdad, ahora mismo no lo sabe. De algún modo, Emma ha conseguido escapar. Los gritos que ha oído debían de ser de Adrian. Y los disparos, ?Emma Green debe de haberle disparado! Es perfecto. Todo es absolutamente perfecto—. Oye, ?cómo te llamas? —pregunta.
—Emma.
—Escucha, Emma, llevo aquí encerrado… Ni lo sé, he perdido la noción del tiempo. Por favor, por favor, tienes que dejarme salir de aquí. Lo has matado, ?verdad? Al tipo que me secuestró, ?no?
—No. Sigue vivo, solo está herido —dice ella, mirando por encima del hombro hacia el pasillo.
—Le has disparado, ?verdad? Por favor, dime que le has disparado.
—Ha sido él quien me ha disparado a mí.
—Mierda, ?sigue ahí fuera? Tienes que darte prisa. ?Tienes que dejarme salir enseguida!
—?Está solo ahí dentro? —pregunta ella.
Cooper se aparta para que pueda ver la habitación.
—Mi madre está aquí conmigo —le dice.
El coleccionista
Paul Cleave's books
- The Whitechapel Conspiracy
- Angels Demons
- Tell Me Your Dreams
- Ruthless: A Pretty Little Liars Novel
- True Lies: A Lying Game Novella
- The Dead Will Tell: A Kate Burkholder Novel
- Cut to the Bone: A Body Farm Novel
- The Bone Thief: A Body Farm Novel-5
- The Breaking Point: A Body Farm Novel
- El accidente
- Alert: (Michael Bennett 8)
- Guardian Angel
- The Paris Architect: A Novel
- ángeles en la nieve
- Helsinki White
- Love You More: A Novel