Ciudades de humo (Fuego #1)

Alice estuvo a punto de moverse, pero comprendió que estaba mirando a la chica que había hablado antes. Era bastante delgada, pero tenía la cara redonda. Respiró hondo y obedeció. Alice se había librado, menos mal. Como contrincante, Rhett escogió a otra chica de la misma anatomía que Annie. Parecía una pelea bastante justa.

El profesor se situó entre Alice y Jake e hizo un gesto con la mano. Ella no sabía muy bien qué esperar. Frunció el ce?o cuando vio que las combatientes se inclinaban ligeramente hacia delante y se miraban. ?Qué tenían que hacer?

—?Con quién vas? —le preguntó Rhett a Jake en voz baja.

—Annie no es muy buena. Con Jenell.

—Sabia decisión.

Entonces, una de las dos, Annie, dio un paso hacia delante y levantó los pu?os.

—?Eres diestra o zurda? —le preguntó Rhett a Alice de repente.

Ella lo miró sin comprender.

—Cuando tienes que hacer algo con las manos —insistió—, ?se te da mejor con la derecha o con la izquierda?

—Con la izquierda.

—?Zurda? Bueno, mejor. Así distraerás a tu oponente. —él se inclinó un poco en su dirección y se?aló a Annie—. ?Ves cómo está? Esa postura es defensiva y muy básica. Rodillas ligeramente dobladas, cuerpo ladeado..., debes tener siempre la mano buena más alejada del rival que la mala.

Alice asintió, medio fascinada, mientras veía a Annie y a Jenell moverse por el cuadrado sin perderse de vista. Mantenían la postura que Rhett acababa de explicarle. Entonces, Jenell apoyó todo su peso en un pie y lanzó un pu?etazo que Annie esquivó.

—No metas el dedo pulgar en el pu?o —a?adió Rhett—. Podrías hacerte mucho da?o. Y cuando vayas a atacar, adelanta siempre el pie contrario. La cadera se moverá con tu brazo y te proporcionará más fuerza. ?Lo estás entendiendo?

Alice asintió, algo dubitativa. La teoría era fácil, pero la práctica, dudaba que la ejecutara tan rápido.

Jenell había vuelto a lanzar un golpe, Annie se agachó y se abalanzó sobre ella, tirándola al suelo. Terminaron convirtiéndose en una bola de gru?idos y mandobles que no se disolvió hasta que Annie retrocedió, alarmada, llevándose una mano a la cara. Tenía la nariz ensangrentada. Alice intentó no parecer asustada. La sangre le recordaba a esa horrible noche en su ciudad. Y los recuerdos le produjeron sudores fríos.

—Has bajado la guardia. —Rhett avanzó hacia la chica—. Por eso te ha alcanzado la nariz.

Ella agachó la mirada.

—Si esto fuera un combate real, podrías haber terminado muy mal. Y tú —miró a la otra— has aflojado la mu?eca en uno de los golpes. Que no vuelva a pasar.

Durante dos largas horas, Alice vio cómo todos entrenaban de esa forma tan violenta por turnos y en pareja. Rhett le daba explicaciones y consejos cada vez que alguien hacía un movimiento nuevo, pero Alice apenas podía recordarlos, estaba muy nerviosa. Jake, por su parte, perdió contra un chico pelirrojo. Dean y Saud pelearon juntos y ganó este último. Algunos eran más agresivos que otros, pero la mayoría no salió del cuadrado con heridas graves. Aun así, era horrible. Era extremadamente violento. ?Cómo podían permitir eso? ?Cómo formaba parte de su día a día?

A última hora, cuando parecía terminar la clase, Rhett la miró de tal modo que Alice sintió que el mundo se encogía a su alrededor.

—Tú. —La se?aló, y luego lo hizo a su izquierda—. Y tú.

En efecto, la chica a la que se tendría que enfrentar era Trisha.

Esta le dirigió a Alice una mirada de indiferencia absoluta y pasó por su lado para entrar en el cuadrilátero. Se colocó en su sitio sin prisa, tranquila, y se quedó mirando a su contrincante, esperando.

El problema era que esta no quería entrar y no sabía cómo demonios librarse.

—Creía que en la zona de los androides estabais acostumbrados a seguir órdenes —escuchó decir a Rhett a su lado—. ?Qué pasa? ?No quieres pelear?

Alice dedujo que no podía negarse, por mucho que lo quisiera, así que avanzó lentamente y se situó delante de Trisha, que le sonrió sin un solo atisbo de simpatía. El corazón de Alice latía a toda velocidad. Escuchó un grito de ánimo de Jake y se volvió para mirarlo, en busca de algo de esperanzas.

Y, justo en ese momento, sintió que su cara se volvía violentamente hacia el lado contrario. Su cuello crujió mientras daba dos pasos hacia atrás, pero al menos no salió del cuadrado. Se sujetó la mandíbula con una mano mientras veía que Trisha se acercaba de nuevo con el pu?o preparado. ?Acababa de darle un pu?etazo?

—No te distraigas —escuchó que decía Rhett.

La cabeza le daba vueltas y le entraron ganas de llorar de dolor y de miedo. Era horrible. Apenas sentía la mandíbula. Se encogió un poco cuando vio que Trisha ya estaba junto a ella otra vez.

La chica rubia levantó la pierna y su zapatilla le impactó en pleno estómago. Alice se agachó y se sujetó la zona dolorida con los brazos justo cuando su oponente le dio otro pu?etazo que la dejó tirada en el suelo. Sintió que se quedaba en blanco durante un momento.

—Los brazos, principiante —oyó a Rhett desde lo que le pareció una galaxia paralela a la suya.

Le costaba respirar. Abrió los ojos, intentando enfocarse en ella para ver algo claro, y no pudo evitar preguntarse si realmente existía alguna posibilidad de defenderse. Enseguida supo la respuesta. Y no le gustó.

—Levanta —le espetó Trisha con voz áspera.

Alice parpadeó un momento y miró a su contrincante. Estaba de pie junto a ella. Parecía medir diez metros de altura. ?Hasta cuándo iba a estar golpeándola?

Hundió las manos en la hierba e intentó incorporarse, pero nada más hacerlo un fuerte sabor a cuero llenó su boca. Acababa de darle una patada. No lo suficientemente fuerte como para hacerle verdadero da?o, pero notó el sabor de la sangre. Volvió a quedar boca abajo y esta vez sí sintió dolor. Vio que la hierba se estaba ti?endo de rojo y empezó a marearse.

—Era cierto que no sabes defenderte —murmuró Trisha en voz baja.

—Ya vale. —Alice casi lloró de felicidad al escuchar los pasos de Rhett acercarse—. Tú, fiera, vete al otro lado del ring.

Vio, de reojo, cómo Trisha se alejaba, de brazos cruzados. Apoyándose en las rodillas, Alice se incorporó lentamente. Rhett la miraba.

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