Ciudades de humo (Fuego #1)

Max se puso de pie y toda la sala lo hizo a su vez. Alice fue la última y, además, lo hizo de manera bastante torpe por culpa de la rodilla y de los nervios. Cuando levantó la mirada, vio que Max la estaba observando.

—En nombre de la mayoría de los guardianes, te acepto en Ciudad Central durante un periodo de prueba de tres meses. Si en ese tiempo incumples las normas o no demuestras que estás dispuesta a desempe?ar la función que se te asigne en la ciudad, no nos quedará más remedio que echarte. Si consigues adaptarte, pasarás a ser un miembro más de la comunidad. Doy el juicio por finalizado.

En el instante en que hubo terminado de hablar, la gente empezó a marcharse. ?Ya estaba? ?Se iban? ?Había ganado? ?No había minuto de silencio antes de irse? Claro, ellos no tenían padres a los que agradecer nada, pero aun así...

Alice vio que Tina hablaba con Rhett y dudó. Quizá debería darle las gracias a la mujer. Aunque, al final, decidió volverse hacia Jake.

él estaba sonriendo, entusiasmado, cuando le dijo:

—Bienvenida a Ciudad Central.





5


    La chica que

tuvo que esconderse


—Espero que no te hayas asustado mucho en el juicio.

Estaban ya fuera de la enorme sala de actos. Alice sintió el sol en la cara y tuvo que entrecerrar los ojos para mirar a Jake. él la había seguido. Seguía pareciendo entusiasmado.

Sin embargo, gran parte de su entusiasmo desapareció cuando vio la expresión confusa de la chica.

—No se? si te acuerdas de mi?, pero ?no pasa nada! Yo tampoco me acord...

—Claro que me acuerdo —lo interrumpió—. Tú me encontraste y me salvaste. Nunca podría olvidarlo.

—?Si?! —él pareció sinceramente entusiasmado otra vez—. Es un placer conocerte de forma más... formal.

Alice lo miro? mejor. Su sonrisa parecía sincera. Iba vestido con ropa vieja y ancha, igual que ella. Su pelo era un nido de rizos casta?os algo alborotados que, sin duda, habría hecho que cualquiera de su zona contuviera la respiración de manera dramática. Jake tenía los ojos marrones y la mirada algo insegura, pero alegre. Y lo que le daba el toque perfecto eran las peque?as pecas que cubrían su nariz y sus mejillas. Sintió como si lo conociera de toda la vida.

—Eeeh..., me han asignado ense?arte la ciudad. —él miro? la pierna de su compa?era, dubitativo—. Pero quizá sea mejor esperar un poco.

—Estoy bien.

Quería verlo todo. Se sentía mucho más segura después de haber superado aquella prueba inicial. ?Y seguía viva en una ciudad rebelde! Sin duda su padre estaría orgulloso de ella.

—Ah, genial. —Jake sonrió ampliamente—. Sígueme, entonces. Empezaremos por lo peor, así terminaremos con lo mejor —rio.

Alice cojeo? detrás de él, que caminaba por la ciudad confiado, como si le perteneciera. Sintió que todas y cada una de las personas con quienes se cruzaban la miraban con desconfianza y se pregunto? si había sido buena idea aceptar quedarse. Claro que, pensándolo bien, tampoco es que tuviera otras opciones.

—Cuando te encontré, pensé que estabas muerta —le comentó Jake—. Me asuste? que no veas, je, je, pero vi que respirabas y me tranquilice?.

—?Por que? me ayudaste? —pregunto? Alice.

—No lo se?. —él se encogió de hombros—. Sentí que... No lo se?. Era mi deber, ?no? Mira, ?ves eso?

Se?aló una casa que había a su derecha. Era un peque?o edificio viejo de tres pisos cuya fachada no había sido pintada en muchísimo tiempo. Alice vio que, tras las ventanas, había mucha gente moviéndose.

—Es la residencia de los alumnos, donde vivimos la mayoría de los jóvenes de la ciudad mientras vamos a clases y se decide en qué podemos ser útiles a la comunidad. Seguramente te pondrán en el grupo de los avanzados. Yo estoy en el de principiantes. —Se aclaro? la garganta, avergonzado—. No es que sea malo, ?eh?, es solo que..., bueno, da igual. Dormimos todos en el mismo edificio, pero no solemos mezclarnos entre grupos. Los principiantes estamos en el tercer piso, que es el peor porque es el más peque?o y caluroso; los intermedios en el segundo y los avanzados en el primero. No se? por que? no nos mezclamos, la verdad... Somos gente guay, ?sabes?

—?Los avanzados son los... guardianes?

—No, son alumnos a quienes ya les han asignado una especialidad. Armas, informática, lucha..., hay varias opciones. Max, el guardián supremo, es quien decide cuándo un alumno avanzado está suficientemente formado y preparado para empezar a ser útil a la ciudad. Entonces, le asigna una casa para él solo. ?Te imaginas? Eso es a lo que aspiramos todos. Bueno, detrás están los campos de entrenamiento. Es decir, el infierno.

—?El... infierno? —Ella parpadeó, sorprendida.

—Es una expresión. —Jake la miró, extra?ado. Alice lo observó más extra?ada aún—. Una forma de hablar. Para que... Bueno, da igual.

Volvieron a emprender la marcha.

—?Qué se entrena ahí?—preguntó Alice.

—A los principiantes se nos imparte conocimiento general, así que no lo se?. Nos entrenan duro y nos ense?an distintas disciplinas para descubrir nuestro punto fuerte. Aquellos que superan la prueba de nivel, pasan al grupo de intermedios, donde se sigue practicando todo, aunque empiezas a centrarte en aquello que se te da mejor. Y los avanzados, como te he dicho antes, son los que se ya son muy buenos en algo concreto.

—?Y si no tienes puntos fuertes?

Dudaba que hablar idiomas y ser experta en historia clásica humana le fuese de ayuda a la comunidad.

—A todo el mundo se le da bien algo..., espero, porque si no, no hay esperanza para mí.

Donde se suponía que estaban el área de entrenamiento, Alice solo vio una nave enorme y un campo de fútbol al lado. Lo reconoció porque había visto fotos en un libro de la biblioteca de su zona, aunque al verlo de verdad le pareció mucho más grande de lo que había imaginado.

—?Aquí sucede ese... entrenamiento? —preguntó.

—Sí, justo aquí. También hay un circuito atrás, pero solo lo usan los avanzados.

Alice supuso que aquello había sido una broma y le dedicó una peque?a sonrisa. Sin embargo, lo que quería era seguir indagando.

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