El Código Enigma

—Phreaking van Eck —dice Eb.

 

En ese momento, Tom Howard sale del café con un ejemplar completamente destrozado de South China Morning Posthajo el brazo, y Beryl sale del ascensor, preparada para el combate con un vestido y maquillaje. Los hombres apartan la vista con timidez y fingen no darse cuenta. Se producen saludos y algo de charla intrascendente. Luego Avi mira la hora y dice: —Vamos al palacio del sultán. —Como si les estuviese proponiendo tomarse unas patatas fritas en un McDonald's.

 

 

 

 

 

Cracker

 

 

 

 

Waterhouse tiene que mantener un ojo en esa caja fuerte; Shaftoe está deseando volarla con explosivos potentes, y Chattan (que se lo ha prohibido firmemente) tiene la intención de enviarla de vuelta a Londres para que la abran expertos de los Edificios Broadway. Waterhouse sólo desea que le den otra oportunidad de abrirla, sólo para comprobar si puede hacerlo.

 

La posición de Chattan es la correcta. El Destacamento 2702 tiene una misión clara y especializada que casi con total certidumbre no incluye abrir cajas fuertes sacadas de submarinos. Ya puestos, para empezar no incluye meterse en submarinos abandonados para recuperar cajas fuertes, o cualquier otro dato criptográfico. Lo hicieron únicamente porque eran los únicos con autorización Ultra que se encontraban cerca, y la posición precaria del U—553 no dio tiempo a Bletchley Park para enviar a sus propios expertos. '

 

Pero el deseo de Waterhouse de abrir la caja por sí mismo no tiene nada que ver con la misión del Destacamento 2702, o sus propios deberes personales, o incluso, en particular, con ganar la guerra. Es algo que Lawrence Pritchard Waterhouse se siente compelido a hacer. No hay porqué. Incluso cuando colgaba del cable tendido entre el U—553 y la torpedera, castigado por las olas, el viento y la lluvia, con un brazo roto y la cabeza magullada, sin saber si podría regresar al barco o se hundiría en el Atlántico, recordaba el temblor infinitesimal recogido por las neuronas medio congeladas mientras sus dedos giraban el dial sumergido de la caja fuerte. Incluso cuando Enoch Root le curaba, Waterhouse construía un modelo mental preliminar de cómo podrían estar dispuestos los seguros de la caja, visualizándolos en su mente. E incluso mientras el resto del Destacamento 2702 se desmorona en las literas, hamacas y bolsas de dormir alrededor de la capilla del Castillo Qwghlm, el entablillado y vendado Waterhouse recorre los pasillos de las mejores esquinas de ese edificio, buscando un par de hojas de afeitar usadas y un trozo de carbono.

 

Las hojas las encuentra en el cubo de la basura y el carbono lo roba del armario donde Ghnxh guarda la Lucifer Galvánica. Se lo lleva, más un bloque del tama?o de un ladrillo de pegamento endurecido y un soplete, a la capilla, donde duermen todos los demás. Los soldados rasos están en la nave, como conviene a los marines que son básicamente una organización naval. Los oficiales están en el crucero: Chattan tiene el brazo sur para él solo, Waterhouse y Root y los tenientes SAS y USMC, Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, tienen camas en el norte. Una peque?a porción del asombroso suministro de lona del Destacamento 2702 ha sido empleada para dividir el presbiterio, Bendito entre los Benditos, en el que en su época se guardaba el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Ahora contiene un receptor de radio superheterodino de quince válvulas Hallicrafters modelo S—27 que emplea avanzadas válvulas de vacío, capaces de sintonizar VHF desde los 27 a los 143 megahercios y recibir AM, FM, y OC y que incluye un indicador de potencia de la se?al, lo que realmente les sería útil si aquí operase una estación de huffduff, que no opera.

 

Las luces están encendidas tras esas lonas y uno de los marines ronca sentado en una silla frente al altar. Waterhouse lo despierta y le envía a la cama. El marine está avergonzado; sabe que se supone que debía estar despierto, moviendo la antena de forma convincente.

 

La radio en sí casi no ha tenido uso; sólo la conectan cuando viene alguien de visita que no conoce el Secreto. Se queda aquí, en el altar, prístina, como si acabase de salir de la fábrica Hallicrafters en Chicago, Illinois. Todos los detalles elegantes del altar (si alguna vez los tuvo) hace tiempo que sucumbieron al fuego, a la podredumbre, al saqueo y a los colmillos afilados de los eskerries preocupados por construir sus nidos. Lo que queda es un monolito rectangular de basalto, sin rasgos externos excepto por las marcas de las herramientas que en su momento fueron empleadas para extraerlo y darle forma. Es la base perfecta para el experimento de esta noche.

 

Waterhouse sube la caja fuerte hasta allí a coste de los discos y ligamentos de la base de su espalda. Tiene forma tubular, como un trozo de un ca?ón naval. La coloca sobre la parte trasera, de forma que la portezuela redondeada, con el disco en el centro, mire al cielo como un ojo ciego, las líneas radiales del disco aparentan ser las estilaciones del iris.

 

Tras el disco hay un montón de material mecánico que tiene completamente frustrado a Waterhouse, lo que le ha puesto en un estado frenético. Manipulando el disco de cierta forma, debería conseguir que el mecanismo se ajustase a una configuración que le permitiese abrir la puerta. Es así de simple. Que la puerta siga cerrada es ultrajante. ?Por qué el peque?o volumen en el interior de esta caja fuerte —mucho menos que un pie cúbico— tendría que ser tan diferente del espacio en el que se mueve Waterhouse? ?Qué co?o hay en su interior?

 

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