El Código Enigma

Está de camino hacia la torrecilla cuando una enorme ola golpea el exterior de la nave y le hace perder el equilibrio. Cae hacia abajo durante mucho, mucho tiempo, dando volteretas en medio del submarino antes de poder controlarse. Todo se ha vuelto negro; ha perdido la linterna.

 

Ahora está a punto de sufrir un ataque de pánico. No es que el pánico le llegue con facilidad, es que hace mucho que no toma morfina, y cuando se encuentra así, su cuerpo reacciona mal a los inconvenientes. Queda medio cegado por un potente destello azul que desaparece antes de que pueda parpadear. Abajo se oye un chisporroteo. Mueve la mano izquierda y siente un tirón en la mu?eca: el cabo de la linterna, que tuvo presencia de menté suficiente para atarse. La luz rasga y resuena contra la reja sobre la que Shaftoe está extendido, como san Lorenzo sobre la parrilla. Se produce otro destello de luz azul, reticulada por líneas negras, acompa?ado de un crepitar. Shaftoe huele a electricidad. Golpea la linterna contra el enrejado un par de veces y vuelve a encenderse, parpadeando.

 

La rejilla está formada por varillas del grosor de un lápiz espaciadas a un par de pulgadas. Está boca abajo, mirando una bodega que si el submarino estuviese nivelado estaría justo debajo de él. La bodega es un desastre, todo su contenido cuidadosamente apilado y guardado en cajas está ahora machacado y mezclado como en un guiso de vidrios rotos, madera astillada, comida, explosivos potentes y minerales estratégicos, todo combinado con agua de mar que se agita de un lado a otro siguiendo los movimientos del submarino muerto. Un globo perfecto y tembloroso de plata cae a través de la rejilla muy cerca de su cabeza y desciende por el rayo de la linterna para chocar contra un resto. Luego otro. Mira hacia arriba y ve una lluvia de glóbulos plateados saltando y rodando por las mamparas hacia él: deben haberse roto las columnas de mercurio que servían para medir la presión. Se produce otro cegador destello azul: una chispa eléctrica con mucha potencia. Shaftoe vuelve a mirar por entre la rejilla y percibe que la bodega está llena de enormes armarios de metal de los que sobresalen gigantescos pernos. De vez en cuando, un resto húmedo hace de puente entre dos de esos pernos y una chispa ilumina el lugar: los anuarios son baterías, son lo que permite moverse bajo el agua al submarino.

 

Mientras el sargento Robert Shaftoe permanece allí tendido con el rostro pegado a la fría rejilla, respirando profundamente un par de veces e intentando recuperar la calma, una ola enorme mueve la parte de atrás del submarino con tanta fuerza que teme que va a caerse y hundirse en la proa sumergida. La porquería en la bodega de baterías corre hacia abajo, ganando potencia y velocidad al caer, y golpea la mampara frontal de la bodega con una fuerza aterradora; puede oír cómo los remaches ceden bajo el impacto. Cuando sucede, la mayor parte de la bodega de baterías queda expuesta al rayo de la linterna de Bobby Shaftoe, hasta el mismo fondo. Y entonces es cuando ve las cajas rotas allá abajo: cajas de madera muy peque?as, como las que podrían usarse para guardar suministros muy pesados. Se han abierto de golpe. Por entre los fragmentos, Shaftoe ve ladrillos de color amarillo, que en su momento estuvieron cuidadosamente apilados y ahora están dispersos. Tienen exactamente el aspecto que él imaginaba que tendrían los lingotes de oro. Lo único malo de esa teoría es que allá abajo hay demasiados para que sean lingotes de oro. Es como cuando en Wisconsin daba la vuelta a los troncos podridos y se encontraba miles de huevos de insecto idénticos sobre la tierra oscura, brillando prometedores.

 

Por un momento, siente la tentación. La cantidad de dinero allá abajo debe ser incalculable. Si pudiese ponerle la mano encima a uno de esos lingotes-La explosión debe haberse producido, porque Bobby Shaftoe acaba de quedarse sordo. ésa es su se?al para salir por pies de aquí. Se olvida del oro; la morfina es buen botín para un día. Sube con dificultad por la rejilla y llega al pasillo, sigue por el camarote del capitán; sale humo de su escotilla, y las mamparas han sido combadas de forma extra?a por la onda de la explosión.

 

?La caja fuerte se ha soltado! Y el cable que él y Harvey le pusieron, aunque da?ado, sigue intacto. Alguien debe estar tirando de él desde arriba porque está tenso de forma terca e irritante. Ahora mismo, la caja está atrapada en una obstrucción. Shaftoe tiene que liberarla. La caja salta hacia delante y hacia arriba, tirada por el cable tenso, hasta que se queda atrapada en otro sitio. Shaftoe sale del camarote siguiendo a la caja, por el pasillo, sube por la escalera de la torrecilla, y finalmente sale del submarino y penetra en la tormenta, para oír los gritos de júbilo de los marineros que esperan.

 

En menos de cinco minutos, el submarino desaparece. Shaftoe se lo imagina dando tumbos por el arrecife, directamente hacia un ca?ón submarino, desparramando lingotes de oro y glóbulos de mercurio a las aguas negras como si fuesen polvos mágicos. Shaftoe está de regreso en la corbeta y todos le dan palmadas en la espalda y le felicitan. Lo único que tiene que hacer es encontrar un lugar íntimo para abrir la botellita púrpura.

 

 

 

 

 

Traje

 

 

 

 

La postura de Randy es de rectitud y alerta: todo se debe al traje.

 

Neal Stephenson's books