—?Un qué? —pregunta Shaftoe.
—Supongamos, por ejemplo, que hay un convoy secreto que viene desde Nueva York, y contiene miles de tropas y algunas nuevas armas que cambiarán el rumbo de la guerra y salvarán miles de vidas. Y supongamos que emplea un sistema de código diferente, de forma que incluso después de que los alemanes consiguen nuestros libros de códigos hoy no sabrán de él. Los alemanes concentrarán sus energías en hundir los convoyes de los que sí saben… matando, quizás, a unos pocos cientos de hombres. Pero mientras atienden a esos convoyes, el convoy secreto pasará sin problemas y entregará su importante carga y salvará miles de vidas.
Otro silencio largo. Ahora pueden oír los gritos del resto del Destacamento 2702, en los botes, probablemente manteniendo una detallada discusión propia: ?se considera motín abandonar a todos los oficiales en un barco encallado?
—No es más que hipotético —dice Root—. Pero demuestra que es al menos teóricamente posible que haya un término positivo en el cálculo de muertes. Y ahora que lo pienso, es posible que no haya siquiera un término negativo.
—?A qué se refiere? —dice Benjamín—. ?Claro que hay un término negativo!
—Está asumiendo que los alemanes todavía no han roto ese código —dice Root, apuntando con un dedo ensangrentado y acusador al enorme tomo de galimatías de Benjamín—. Pero quizá sí lo han hecho. Han estado hundiendo nuestros convoyes por todas partes, ya lo sabe. En ese caso, no hay nada negativo en dejarlo caer en sus manos.
—?Pero eso contradice la teoría del convoy secreto! —dice Benjamín.
—El convoy secreto no era más que un Gedankenexperiment —dice Root.
El cabo Benjamín pone los ojos eh blanco; aparentemente, sabe lo que significa ese término.
—Si ya lo han roto, entonces ?por qué nos estamos tomando tanto trabajo, y arriesgando nuestras vidas, para DáRSELOS?
Root lo medita durante un rato:
—No lo sé.
—Bien, ?qué opina usted, teniente Root? —pregunta Bobby Shaftoe algunos minutos, atrozmente silenciosos, más tarde.
—Creo que a pesar de mi Gedankenexperiment, la explicación del cabo Benjamín, que el teniente Monkberg es un espía alemán, es la más plausible.
Benjamín lanza un suspiro de alivio. Monkberg, paralizado por el horror, mira el rostro de Root.
—Pero continuamente suceden cosas que parecen totalmente improbables —sigue diciendo Root.
—?Oh, por el amor de dios! —grita Benjamín, y golpea el libro con la mano.
—?Teniente Root? —dice Shaftoe.
—?Sí, sargento Shaftoe?
—La herida del teniente Monkberg fue un accidente. Yo vi como se producía.
Root mira directamente a los ojos de Shaftoe. Le resulta interesante.
—?De verdad?
—Sí, se?or. Fue un total accidente.
Root abre un paquete de gasa estéril y comienza a enrollarla alrededor de la pierna de Monkberg; la sangre la empapa de inmediato, más rápido de lo que puede enrollarla. Pero gradualmente, Root comienza a ganar, y la gasa se queda blanca y limpia.
—Supongo que es hora de tomar una decisión de mando —dice—. Digo que dejemos los libros de códigos, justo como pide el teniente Monkberg.
—Pero si es un espía alemán… —empieza a decir Benjamín.
—Entonces acabará en un hoyo en cuanto regresemos a territorio amigo —dice Root.
—Pero usted mismo ha dicho que las posibilidades son remotas.
—No debí haber dicho tal cosa —dice Enoch Root disculpándose—. No fue un comentario sabio ni meditado. No reflejaba el verdadero espíritu del Destacamento 2702. Estoy convencido de que prevaleceremos frente a nuestro peque?o problema. Estoy convencido de que llegaremos a Suecia y que llevaremos al teniente Monkberg con nosotros.
—?ése es el espíritu! —dice Monkberg.
—Si en cualquier momento el teniente Monkberg muestra signos de fingirse enfermo o se ofrece para ser abandonado, o se comporta de cualquier forma que aumente el riesgo de que seamos capturados por los alemanes, podremos asumir con seguridad que es un espía alemán.
Monkberg parece imperturbable.
—Bien, ?saquemos el culo de aquí! —suelta, se pone en pie, algo desequilibrado por la pérdida de sangre.
—?Espere! —dice el sargento Shaftoe.
—?Ahora qué, Shaftoe? —grita Monkberg, de vuelta al mando.
—?Cómo vamos a saber que aumenta el riesgo de que seamos capturados?
—?Qué quiere decir, sargento Shaftoe? —pregunta Root.
—Quizá no sea evidente —dice Shaftoe—. Quizás haya un destacamento alemán esperando a capturarnos en cierta posición del bosque. Y quizás el teniente Monkberg nos lleve directamente a la trampa.
—?Así se habla, sargento! —dice el cabo Benjamín.
—Teniente Monkberg —dice Enoch Root—, como lo más cercano a un médico que tenemos a bordo, le relevo del mando por razones médicas.
—?Qué razones médicas? —grita Monkberg horrorizado.
—Le falta sangre, y la que le queda está llena de morfina —dice el teniente Enoch Root—. Así que el segundo al mando tendrá que ocuparse y tomar la decisión de en qué dirección movernos.
—?Pero usted es el otro oficial! —dice Shaftoe—. Exceptuando al patrón, y no se puede ser patrón sin barco.
—?Sargento Shaftoe! —ladra Root, realizando una imitación tan efectiva de un marine que tanto Shaftoe como Benjamín se cuadran.
—?Se?or! ?Sí, se?or! —responde Shaftoe.
—?Sargento Shaftoe, lléveme a mí y al resto de esta unidad a Suecia!