Los otros hombres guardaban un silencio perfecto. El único sonido eran los bip bip del cabo Benjamín, ahora que su pregunta ya había recibido respuesta, enviando el mensaje. Por una vez, Shaftoe podía comprender el código Morse… iba sin cifrar:
?HEMOS SIDO DESCUBIERTOS STOP EJECUTAMOS PLANTORUS?.
Como su primera contribución al Plan Torus, los otros hombres subieron al camión, que salió del escondrijo en el granero y se acercó a los árboles. Cuando Benjamín hubo terminado, abandonó la radio y se unió a ellos.
Como su primera tarea en el Plan Torus, Shaftoe recorrió las instalaciones en una perfecta trayectoria zigzagueante que imitaba a los aviones de reconocimiento. Llevaba una lata de gasolina del revés y sin tapa.
Dejó la lata con un tercio de su contenido, de pie en medio del granero. Le quitó el seguro a una granada, la tiró sobre la gasolina y salió corriendo del edificio. El camión ya se alejaba cuando llegó hasta él y se lanzó a los brazos ansiosos de su unidad, que tiraron de él para subirlo. Se acomodó en la parte de atrás" justo a tiempo para ver cómo el edificio se convertía en una satisfactoria bola de fuego.
—Vale —le dijo a los hombres—. Tenemos varias horas que matar.
Todos los hombres del camión, menos los individuos del SAS que estaban trabajando en la Vickers, se miraron unos a otros con cara de ??realmente ha dicho eso??.
—Eh, sargento —dijo al fin uno de ellos—, ?podría explicarnos la parte de matar el tiempo?
—Los aviones tardarán en llegar. Ordenes.
—Hubo un problema o…
—No. Todo va perfectamente. Ordenes.
Los hombres no deseaban quejarse más, pero se intercambiaron muchas otras miradas.
—Os estaréis preguntando por qué no podíamos matar el tiempo durante algunas horas primero, antes de alertar a los alemanes de nuestra presencia, y encontrarnos con el avión justo en el último momento.
—?Sí! —dijeron un montón de tipos e individuos, asintiendo vigorosamente.
—Es una buena pregunta —dijo Enoch Root. Lo dijo como si ya conociese la respuesta, lo que hizo que los demás deseasen darle un pu?etazo.
Los alemanes habían desplegado tropas de tierra para asegurar los cruces de carretera de la zona. Cuando el Destacamento 2702 llegó al primer cruce, todos los alemanes estaban muertos, y todo lo que tuvieron que hacer fue reducir un poco la velocidad para que algunos marine raiders pudiesen salir de sus escondrijos y subir al camión.
Los alemanes del segundo cruce no tenían ni idea de lo que pasaba. Era evidentemente el resultado de alguna confusión interna de la Wehrmacht, claramente reconocible como tal incluso por encima de las barreras lingüísticas y culturales. El Destacamento 2702 pudo, simplemente, limitarse a abrir fuego por debajo de la lona y hacerlos pedazos, o al menos hacer que se escondiesen.
Los siguientes alemanes no estaban dispuestos a que los pillasen de esa forma; habían bloqueado el paso con un camión y dos coches, y se encontraban al otro lado, apuntándolas. Sus armas parecían ser peque?as. Pero para entonces ya habían conseguido montar la Vickers, calibrarla, ajustaría, inspeccionarla y cargarla. La lona se abrió. El soldado Mikulski, un hombre polaco-británico miembro del SAS, hosco, pensativo y de doscientas cincuentas libras de peso, comenzó a operar con la Vickers aproximadamente justo cuando los alemanes lo hacían con sus rifles.