Antes bruja que muerta

—Te lo explicaré paso a paso. Dame un momento. Tengo que acordarme de cómo se hace con todos los pasos —dijo mientras extendía la mano para coger mi taza.

 

Oh, con la brujita hay que ir despacio, pensé al tiempo que me inclinaba hacia delante y se la daba. Pero dado que seguramente era el hechizo que usaba tres veces al día para hacerle la comida a Al, supuse que podía hacerlo hasta dormida.

 

—Es magia empática —me explicó—. Hay un poema para acordarse de los gestos pero las únicas dos palabras que tienes que decir en realidad son en latín. Y necesita un objeto focal para dirigir la magia —explicó antes de tomar un sorbo de mi café frío y hacer una mueca—. Esto es bazofia —murmuró con torpeza porque hablaba con el líquido en la boca—. Solo para bárbaros.

 

—Sabe mejor cuando está caliente —protesté, no sabía que se podía tener un objeto focal en la boca y que todavía fuera eficaz. Podía hacer el hechizo sin él, claro que entonces tendría que lanzar el hechizo contra mi taza. Así era más fácil y también era menos probable que se derramara el café.

 

Con cara de asco todavía, levantó aquellas manos finas y expresivas.

 

—De velas que arden y planetas que giran —dijo y yo moví los dedos para imitar su gesto. Supongo que si usabas la imaginación, se parecía un poco a encender una vela aunque no me preguntes en qué se parecía la caída repentina de su mano al giro de los planetas—. Con fricción termina y con ella comienza.

 

Di un salto cuando Ceri juntó las manos y provocó un peque?o estallido mientras decía a la vez ?Consimilis?.

 

?Parecido?, pensé, supuse que era una muletilla para la magia empática. Y el estallido podría ser una imitación audible de las moléculas de aire al friccionarse. En la magia empática, no importaba mucho lo nebulosa que fuera la relación siempre que fuera real.

 

—Frío al calor, arnés en su interior —continuó e hizo otro gesto que yo no conocía, aunque reconocí el siguiente movimiento del dedo de cuando yo usaba un hechizo de línea luminosa para domar al murciélago de los Howlers en las prácticas. Quizá fuera el movimiento lo que aprovechaba el objeto focal para dirigir la energía. Mmm. Quizá todo eso de la línea luminosa tuviera algún sentido, después de todo.

 

—?Calefacio! —dijo Ceri tan contenta, invocó el hechizo y lo puso todo en marcha.

 

Sentí una suave caída en mi interior, el hechizo había sacado energía de la línea para excitar las moléculas de agua de la taza y calentar el café.

 

—Vaya —dije sin aliento cuando me devolvió la taza, que estaba humeando otra vez—. Gracias.

 

—De nada —dijo—. Para regular la temperatura del final tienes que controlar la cantidad de energía de línea que pones dentro, pero tienes que hacerlo tú sola.

 

—?Cuanta más energía, más caliente? —Di un sorbo con cuidado y decidí que estaba perfecto. Debía de haberle costado a?os llegar a ese nivel de competencia.

 

—Depende de la cantidad que tengas que calentar —susurró Ceri, sus ojos se habían perdido en los recuerdos—. Así que ten cuidado con el agua del ba?o hasta que sepas lo que haces. —Regresó de forma visible al presente y se volvió hacia mí—. ?Ya estás preparada?

 

La adrenalina me atravesó con un silbido y dejé el café caliente en el escritorio. Puedo hacerlo. Si Ceri es capaz de calentar su té y entretejer la energía de la línea en su cabeza, yo también.

 

—Llena tu centro —me animó—. Después saca un poco de él, como si fueras a hacer un hechizo, y recita la invocación.

 

Me metí un mechón de pelo tras la oreja y me acomodé. Expulsé el aire, cerré los ojos e invoqué la línea, sentí que las presiones se igualaban en un instante. Llené mi mente de la serenidad y la calma que cultivaba cuando pronunciaba un hechizo de línea luminosa y una sensación nueva y curiosa me hizo cosquillas. Un toque de energía fluyó de la línea y sustituyó al que había sacado de forma inconsciente de mi chi. Tulpa, pensé mientras me invadía la esperanza.

 

Abrí los ojos de repente cuando una oleada de fuerza fluyó de la línea para sustituir a la que había salido disparada de mi chi rumbo a mi cabeza. Un torrente de energía de línea me atravesó como un rayo y llenó mis pensamientos. Mi recinto se expandió para absorberla. Conmocionada, no hice nada para impedirlo.

 

—?Basta! —exclamó Ceri poniéndose de rodillas—. ?Rachel, suelta la línea!

 

Di una sacudida y aparté el foco de la línea luminosa. Me atravesó una breve oleada de calor y unas gotitas de fuerza regresaron de mis pensamientos a mi chi y lo colmaron. Con el aliento contenido, me quedé helada en la silla y miré a Ceri fijamente. Tenía miedo de moverme con toda la energía que tenía en la cabeza.

 

—?Te encuentras bien? —dijo sin sentarse otra vez y yo asentí.

 

Desde la cocina llegó un débil grito.

 

—?Todo bien por ahí?

 

—?Estamos bien! —le grité con cuidado, después miré a Ceri—. Porque estamos bien, ?no?