—Estás de broma.
—Luché mucho contra él —me dijo—. No quería aprender y tuvo que obligarme usando la ausencia de dolor como refuerzo positivo.
—?Estuviste sufriendo dolores durante tres meses? —dije, horrorizada.
Había clavado los ojos en sus finas manos, entrelazadas alrededor de la taza de té.
—Yo no me acuerdo. Fue hace mucho tiempo. Pero sí recuerdo que me sentaba a sus pies cada noche y él me acariciaba con una mano suave la cabeza mientras se relajaba al escucharme llorar por el cielo y los árboles.
Imaginarme a aquella hermosa mujercita a los pies de Algaliarept, sufriendo sus caricias, era casi imposible de soportar.
—Lo siento, Ceri —susurré.
Levantó la cabeza de repente como si acabara de darse cuenta que lo había dicho en voz alta.
—No dejes que te lleve —dijo, y en sus grandes ojos había una expresión seria y solemne—. Yo le gustaba y aunque me usó como todos usan a sus familiares, lo cierto era que le gustaba. Era una joya codiciada en su cinturón y me trataba bien para que le fuera útil y permaneciera a su lado más tiempo. Tú, sin embargo… —Inclinó la cabeza, dejó de mirarme y se puso la trenza sobre el hombro—. Te atormentará de tal modo y tan rápido que no tendrás tiempo para respirar. No dejes que te lleve.
Tragué saliva con un escalofrío.
—No tenía pensado permitírselo.
Le tembló la estrecha barbilla.
—No me estás entendiendo. Si viene a por ti y no puedes rechazarlo, haz que se enfade tanto contigo que te mate.
Su sinceridad me dejó de piedra.
—No va a rendirse, ?verdad?
—No. Necesita un familiar para mantener su estatus. No va a renunciar a ti a menos que encuentre a alguien mejor. Al es codicioso e impaciente. Cogerá lo mejor que pueda encontrar.
—?Así que tanta práctica me está convirtiendo en un objetivo más atractivo? —dije. Me estaba poniendo enferma.
Ceri entrecerró los ojos con gesto de disculpa.
—Lo necesitas para evitar que te aturda con una simple dosis masiva de fuerza de línea luminosa y te arrastre hasta una línea.
Observé las ventanas, cada vez más oscuras.
—Maldita sea —susurré, eso no me lo había planteado.
—Pero ser tu propio familiar también te ayudará en tu profesión —dijo Ceri con tono persuasivo—. Tendrás la fuerza de un familiar pero sin los inconvenientes.
—Supongo. —Aparté la taza sin centrar la mirada. Empezaba a oscurecer y yo sabía que Ceri quería estar en casa antes de que se pusiera el sol—. ?Quieres que pruebe yo sola? —le sugerí, no muy convencida.
Su atención se desvió hacia mis manos.
—Yo aconsejaría un peque?o descanso. Todavía estás temblando.
Me miré los dedos, un poco abochornada al ver que tenía razón. Apreté el pu?o y le dediqué una sonrisa avergonzada. Ceri tomó un sorbo de té (era obvio que se obligó a ser paciente dado que yo no tenía ningún control sobre la situación) y salté cuando la oí susurrar:
—Consimilís calefacio.
Había hecho algo. Yo había sentido una caída en la línea y eso que no estaba conectada a ella. Sí, había hecho algo. Cuando su mirada se encontró con la mía había una expresión divertida en sus ojos.
—?Lo has sentido? —dijo con una preciosa carcajada—. Te estás apegando mucho a tu línea, Rachel Mariana Morgan. Pues le pertenece a toda la calle, aunque tú la tengas en tu patio trasero.
—?Qué has hecho? —pregunté, no quería ahondar en lo que había querido decir con aquello. Levantó la taza a modo de explicación y sonreí un poco más—. La has calentado —dije y ella asintió. Dejé de sonreír poco a poco—. No será un hechizo negro, ?verdad?
El rostro de Ceri perdió toda expresión.
—No. Es magia normal de línea luminosa, actúa sobre el agua. No me va a manchar más el alma, Rachel. Ya me costará bastante deshacerme de ese hollín tal y como están las cosas.
—Pero Al la utilizó con David. Estuvo a punto de freírlo —afirmé. Me estaba poniendo mala. Las personas son agua en su mayor parte. Si la calientas, los cueces por dentro. Dios, me estaba poniendo enferma con solo pensarlo.
—No —me tranquilizó Ceri—. El de Al era diferente. Este solo funciona con cosas sin aura. La maldición que es lo bastante fuerte como para atravesar un aura es negra y necesita una gota de sangre de demonio para surtir efecto. David sobrevivió porque Al estaba sacando la fuerza de la línea a través de ti y sabía que no podías manejar una cantidad letal… todavía.
Lo pensé un momento. Si no era negra, ?qué mal podía hacer? Y poder calentarme el café sin usar el microondas dejaría patidifusa a Ivy.
—?Es muy difícil?
Ceri esbozó una gran sonrisa.