—Bien —asintió.
Sin más, fue hasta el escritorio exageradamente ordenado de Aleixandre, se sentó y firmó el contrato con una rapidez irrefutable. Me molestó un poco, pero era cierto que no podía forzarla a nada, por mucho que me pareciera estúpido su temor. Bueno, al menos no me había echado en cara que yo hubiera planeado ir allí. Era una persona en quien se podía confiar, pero era demasiado asustadiza. Tenía valor, lo había demostrado, lo malo era que no se atreviera a más.
De todas formas, preocuparme por Artie era lo de menos. El mensaje de ?quédate con ellos esta noche? era un asunto más importante. Era un poco aterrador intentar descifrar por qué me había llegado, pero al mismo tiempo era intrigante. ?Quién quería que yo pasara la noche ahí? ?Por qué? ?Para qué? ?Alguien quería que yo viera algo? ?Quería hablar? ?Quería desenmascararme? ?Quería atraparme?
Demasiadas preguntas, y solo una forma de responderlas.
Salí de la habitación y volví a la sala. Adrik ya se había encerrado en su cuarto y Aleixandre y Owen estaban esperando sentados en el sofá. Los pillé hablando bajito, pero se detuvieron al verme.
—Creo que es bastante tarde —les dije con mi voz más tranquila—. Si volvemos a esta hora a nuestro apartamento, nos van a sancionar. ?Creen que Artie y yo podemos dormir aquí esta noche?
Era cierto que llegar fuera de la hora límite a los apartamentos de mi sección tenía su castigo, pero no era tan grave. Mi intención al quedarme era averiguar el misterio del mensaje de texto.
Aleixandre compartió una mirada con Owen que no logré identificar. Se transmitieron algo, pero no entendí qué. Luego me sonrió.
—Claro, pueden usar mi habitación —aceptó con amabilidad—. Yo usaré la de Aegan, porque no creo que regrese esta noche.
—Pero no le desordenen nada —aconsejó Owen con una pizca de burla—, que luego se desmaya.
Aleixandre tenía un grave problema con la limpieza, estaba confirmado. ?Tal vez un TOC?
De todas formas, le ense?ó el dedo de en medio a Owen.
En mi mente: ?Muy bien, pasaré la noche en el apartamento de los Cash?.
Las horas pasaron y todos en el apartamento se fueron a dormir.
Artie había caído muy rápido. Estaba acostada al otro lado de la cama, ya en fase REM, con la boca medio abierta. Yo no podía pegar ojo. Llevaba rato enviándole mensajes al número desconocido: ??Quién eres??, ??Por qué me escribes??, ??Qué significa tu mensaje??, ??Y ahora qué hago??. Incluso le llamé, pero nadie respondió. El número ni siquiera estaba registrado en WhatsApp. Qué misterioso...
Me llegó un mensaje de repente:
?Ve a la habitación del fondo. No hagas ruido?.
Por un instante consideré que fuese el mismo Aegan haciéndome una broma, así que, dispuesta a enfrentarme a él, me levanté de la cama, me acerqué a la puerta, la abrí con cuidado y me asomé al peque?o pasillo. No había nadie. Ni se oía nada.
Caminé descalza con mucho cuidado por el pasillo. Llegué hasta la puerta misteriosa, que era la última. Inserta música de misterio —?chan, chan, chaaan!—, porque estaba medio abierta, como esperando que alguien la atravesara.
Me quedé mirándola un momento. El silencio de la noche alrededor, la oscuridad de la sala de estar al otro lado y la soledad del pasillo me hicieron sentir un poco de miedo, pero no podía hacer otra cosa que arriesgarme.
Pasé. En el interior, oscuro, silencioso, sombrío, no había nadie. Ni rastro de Aegan. Entonces, ?no era una broma? Busqué un interruptor en la pared. La luz me permitió ver que una cortina cubría la ventana y que el dise?o se parecía al de la habitación de Aleixandre. La cama estaba hecha y las cosas bien ordenadas. A simple vista, no había nada extra?o, pero por alguna razón sentí un escalofrío, como si ese cuarto no fuese parte del apartamento, como si hubiese algo menos acogedor allí, tal vez un aire frío o esa gelidez que deja una persona al desaparecer por razones trágicas.
Bueno, extra?a persona de los mensajes, ya estaba ahí. ?Y ahora qué?
Tras enviarle un mensaje preguntándole eso mismo, su respuesta fue:
?Busca?.
Oh, tenía que buscar algo. Vaaale, qué escalofriante. Aun así, empecé a recorrer la habitación con curiosidad, aunque tampoco había muchas cosas. Un tocador debajo del cual había un par de zapatos con calcetines. Eran masculinos. No supe identificar a cuál de los hermanos pertenecían. Podían ser de cualquiera de los tres, pero si estaban ahí debía de ser porque alguno de ellos entraba a menudo. ?El que fuera dormía allí? ?Estudiaba allí? ?Qué hacía?
También había un armario.
Apenas lo abrí, retrocedí.
Dentro había ropa de chica.
Estaba perfectamente colgada, y parecía que no la hubieran tocado desde hacía mucho tiempo. El corazón se me disparó con tanta fuerza que lo escuché en mis oídos. Sí, solo era ropa femenina, pero fue como si un viento gélido saliera de ella y me envolviera. Me asusté.
?Y si alguna vez fue ropa de Eli? ?Y si había vivido con Aegan? Los Cash siempre tenían el mismo apartamento, eso me lo había contado Dash. El a?o anterior, Eli pudo haber vivido ahí con su novio.
?Acabo de ver ropa de chica?, le escribí al desconocido de los mensajes.
?Busca?, respondió.
Pero ??podía ser más claro, por favor?! Yo no tenía el cerebro de Sherlock Holmes. Si no era eso lo que debía ver, entonces, ?qué?
Temiendo ser encontrada, comencé a rebuscar con mayor nerviosismo. Abrí cajones, miré debajo de la cama, aparté la ropa, hasta miré dentro de los zapatos.
La respuesta estaba en el espacio que se creaba entre el colchón y la base de la cama. Esa delgada rendija ocultaba nada más y nada menos que un cuchillo y un peque?o bote de gas pimienta, ambos cerca de la cabecera.
Miré las dos cosas con extra?eza. Cuchillo, gas pimienta, ocultos...
Oh, Dios, ?y si Eli tenía eso escondido en su cama para protegerse? ?Y si quería protegerse de... Aegan?
Le envié un mensaje al desconocido diciéndole lo que había encontrado. Esperé, pero no me respondió. Supuse que había dado en el blanco.
Volví a dejar las cosas en su lugar, más asustada que antes, y salí de la habitación con rapidez. Todo tenía sentido para mí. Eli había tenido miedo de alguien (posiblemente de Aegan) y había alquilado un auto para escapar. ?Acaso él era violento? ?Y si le hacía da?o alguna vez? Ella debía de estar escondida en algún lugar.
Me puse una mano en el pecho, algo agitada. Todo era demasiado fuerte e interesante al mismo tiempo.
En plan de volver a la habitación de Aleixandre para seguir pensando, noté que otra de las puertas estaba abierta sin nadie dentro...
La idea bailó sensualmente en mi mente hasta que me convenció y me acerqué a echar un vistazo, porque, si habría encontrado algo en la habitación anterior, ?tal vez encontraría algo en esa?
Bueno, ni idea, pero era la habitación de Adrik. No tardé ni un minuto en deducirlo. Había un armario con puertas corredizas, una estantería llena de libros contra una pared y un escritorio, pero todo estaba desordenado de forma interesante: repleto de hojas viejas, nuevas y arrugadas; libros abiertos, cerrados, apilados, ordenados, acumulados... También había lápices, instrumentos de dibujo, revistas, objetos de exploración, un mapamundi, un enorme póster con información de criaturas marinas y ropa de equitación por todos lados.