James salta de mí como un hombre asustado, queriendo mantener el equilibrio, estiro la mano delante de mí y golpeo la jarra de la que se vierte el zumo de naranja. Una peque?a mancha florece en el mostrador.
—Buenos días, querida—, dice mi padre detrás de mí. Echo un vistazo a James de lado y cierro los labios en una línea estrecha para no reírme. Se pone de pie como un soldado, rígido, como si se hubiera 130
tragado un palo, enrojecido hasta las orejas.
—Yo... yo... quería preparar el desayuno,— explica y se?ala el jugo derramado innecesariamente.
Papá sólo está asintiendo con la cabeza. Sus ojos brillan sospechosamente. Sabe perfectamente que James le tiene un gran respeto, y lo está usando descaradamente, lo que no es justo, por un lado, y, por otro lado, es malditamente divertido.
Pasan unos segundos más antes de que papá finalmente se apiade.
—?Qué tal huevos revueltos?— le lanza.
—Genial—, respondo. James murmura algo. Y luego froto la mancha del jugo y empiezo a poner la mesa.
Mientras tanto, James aprieta las mitades restantes de una naranja.
—?Cómo dormiste?— Dice papá.
—Muy bien. El sofá es súper cómodo. Muchas gracias de nuevo.
Papá lo despide con un gesto de su mano.
Cuando mi madre llegó a casa y escuchó toda la historia, sin dudarlo, le ofreció a James quedarse con nosotros hasta que se resolviera el asunto con su padre. Le sonreí agradecida, pero duró poco tiempo, porque un momento después me llevó a un lado y declaró firmemente que confiaba en nosotros y que no podíamos abusar de esta confianza.
Más tarde, durante una buena media hora, no pude mirarla a los ojos.
—James y yo iremos con Lydia justo después del desayuno, — anuncio.
—?Quieres el coche?— Niego con la cabeza.
—No, usaremos el coche de James.
131
—Eso es bueno, porque estábamos planeando ir de compras con mamá.— Dice mi padre.
Papá abre el cajón de la derecha y saca la sartén que pone en la estufa.
—Papá ha estado esperando una semana para comprar un nuevo cuchillo—, explica mamá, que ahora está entrando en la cocina.
—Buenos días.
—?Buenos días!— James y yo contestamos simultáneamente. Mamá se sienta a la mesa.
Ella mira alrededor de la cocina. —?Es realmente un zumo de naranja recién exprimido?
James asiente con la cabeza y le da un vaso lleno. —Aquí tiene.
—No, no, no— Mamá me mira por debajo de las cejas altas. —Para...
Podría acostumbrarme a algo así.
Sin quitarle los ojos de encima a James, lo admito: —Yo también.
—?Tu color favorito?
No puedo creer que a Ruby se le ocurriera esa pregunta. Al mismo tiempo, me viene a la mente que es realmente raro que no me haya hecho esta pregunta mucho antes; y es tanto su estilo que sonrío bajo mi nariz.
—Si tienes que pensar en ello durante tanto tiempo, no es tu color 132
favorito—, se?ala cuando guardo silencio.
Miro el camino que tenemos por delante. Ya hemos tenido una hora y media de conducción, todavía estamos a unos cuarenta y cinco minutos.
Me siento extra?o que esté conduciendo solo, pero no recuerdo la última vez que me sentí tan bien como ahora, con Ruby a mi lado.
Empezamos a hacer preguntas ayer por la noche. Estoy encantado de lo despreocupados que somos el uno del otro a pesar de todo esto, y de lo poco que hablamos.
—Verde.— Respondo finalmente.
La miro de reojo y la veo arrugar ligeramente la nariz. Aparentemente no satisfecha con esa respuesta.
—Hay muchos tonos de verde. Por favor especifica.
Me encojo de hombros.
No quiero responder que es el verde de sus ojos, porque entonces dejaré que el pavo vaya directamente al tablero. Aunque esa es la verdad.
Antes de conocer a Ruby, no tenía un color favorito. Ahora sí.
—El hermoso bolso viejo verde.— Respondo y se?alo sus rodillas, sobre las cuales descansa su mochila. Aunque es imposible para ella tomar más cosas que yo, porque le llevo a mi hermana muchas pertenencias de su habitación y la mochila está a punto de estallar.
—?Eh! Me ha servido bien durante a?os, así que no te preocupes demasiado por eso.
—Ember dijo esta ma?ana que lo tienes desde la guardería.
—?No es cierto! — Está indignada. —Sólo tiene seis a?os.
—Oh, tal vez no entendí, tal vez se refería a que podía ir a la 133
guardería.
En respuesta, Ruby me muestra un puchero. Ahora mismo quiero besarla tanto, que aprieto las manos en el volante para detenerme. Intento controlar mis pensamientos, pero no me gusta. Incluso ahora, cuando Ruby está sentada a mi lado, la extra?o. Por la noche casi me vuelvo loco pensando que mi novia estaba a unos pasos de mí y solo usaba un pijama corta de lunares.
Por lo que tenía en mente en ese momento, estaré asándome en el infierno. —Si quieres, puedes recuperar tu bolso—, digo con voz ronca, sin quitar los ojos del parabrisas. Escucho el ritmo del motor, miro los campos detrás del cristal.
No presto atención al hecho de que mis pantalones de repente parezcan demasiado ajustados porque mi imaginación está yendo en la dirección equivocada nuevamente.
—Sería genial—, responde, pero parece tan tenue que mis pensamientos obscenos desaparecen temporalmente. —Solo que ahora realmente no necesito una mochila.
—Escucha, el modelo James es adecuado para cualquier cosa. Y, además, estarás de vuelta en Maxton Hall la semana que viene a más tardar, estoy seguro.
Esta vez está sonriendo. Puedo verla aflojarse por el rabillo del ojo.
—Tienes razón. Tal vez ese bolso no sea una mala idea.
—Ruby Bell, mis ideas nunca son una mala idea.
Se escabulle desde?osamente, lo que suena sospechosamente como una risa. Y recibo el calor de la alegría.
Estoy muy feliz de que por fin tengamos algo así, un sábado común, 134
durante el cual nadie nos separará, ni Ciryl, ni el padre de Ruby, ni los padres, ni nada en el mundo. Es un sue?o hecho realidad. Todavía no puedo creer que a pesar de todo lo que ha pasado, Ruby me dejó entrar en su vida de nuevo.
—?Sabes lo que pensé?— pregunta de repente.