Ciudades de humo (Fuego #1)

Alice se calmó. El corazón le bombeaba sangre a toda velocidad cuando vio a Jake de nuevo en la cola, tan peque?o y bueno... No podía enfrentarse a Kenneth. ?No podía!

—He visto a ese idiota en otras pruebas de intermedios —le dijo Rhett en voz baja—. Sé cuáles son sus puntos débiles.

—?Y eso qué...?

Para su sorpresa, Rhett la sujetó de la mandíbula con una mano para que lo mirara. Alice se quedó quieta al instante, si bien seguía temblando por dentro al pensar en el combate de su amigo.

—Yo no puedo hablar con los principiantes —le dijo Rhett, con una mirada significativa—. Pero a nadie le importará que tú vayas a desear buena suerte a tu amigo, ?me explico?

Alice tardó unos segundos en entender qué le decía, pero cuando por fin lo comprendió, abrió los ojos como platos, aún nerviosa.

—?Qué... qué le digo?

—Memorízalo, porque lo va a necesitar. —Rhett suspiró—. Que no bloquee los golpes, que los esquive tanto como pueda, y que, haga lo que haga, no se caiga al suelo. Eso es muy importante, ?lo entiendes?

—S-sí...

—Si ve que va a golpearlo, que no sea en la cara, que sea en el hombro o en el brazo. Y que solo ataque cuando Kenneth esté al borde del círculo. El primer golpe que le dé tiene que ser en el plexo o en la ingle. Si todo va bien, solo deberá lanzar un golpe para que salga.

—?Qué es...?

—Una parte del cuello —aclaró—. Tú solo díselo. Plexo e ingle. Lo entenderá. Ah, y si ve que eso no funciona, que le reviente otra vez la nariz. Deane se verá obligada a parar el combate si uno de los dos empieza a sangrar.

—Está bien —dijo Alice algo dubitativa.

—Ahora, corre y díselo. En cuanto Max llegue, esto empezará.

Le soltó la cara, pero Alice se quedó mirándolo un momento más.

—Graci...

—Vete a decírselo ya, pesada.

Tan dulce como siempre.

Ella se apresuró a acercarse a la cola de principiantes y a empujar a la gente para abrirse paso hasta sus amigos. Jake fue el primero en verla. Y el primero en fruncir los labios cuando lo agarró del brazo y lo aparto del grupo de gente para hablar con él.

—?Qué haces? —preguntó él sorprendido.

—Te ha tocado con Kenneth —soltó Alice a toda prisa, no podían perder tiempo.

Jake empalideció al instante.

—?Q-qué? Pero... Pero...

—Escucha bien...

Y le contó absolutamente todo lo que Rhett le había dicho. Jake no dejaba de asentir con la cabeza, aterrorizado. Alice estaba segura de que en lo único que podía pensar él en esos momentos era en huir de allí, pero tenía que entender lo que debía hacer. Cuando terminó, Jake parecía estar a punto de llorar.

—Saldrá bien —le aseguró Alice.

—No, no saldrá bien. —A Jake le temblaba el labio inferior—. Me va a matar.

A Alice le dieron ganas de ir a asesinar a Deane, a Kenneth y a todo el mundo. ?Por qué tenían que ser malos con Jake si el problema lo tenían con ella? él no había hecho nada a nadie. No lo entendía. ?Cómo podían ser tan crueles?

—No lo hará si has entendido lo que te acabo de decir. Repítemelo —le pidió ella, y esperó a que Jake lo hiciera—. Lo harás genial en las pruebas, ya lo verás. Solo recuerda cómo superar el combate con Kenneth.

—No, no lo haré genial. Soy terrible. —Al chico se le llenaron los ojos de lágrimas.

—No digas eso, porque no es cierto. Solo estás asustado.

—Sí lo es. Tú no lo entiendes porque al menos se te da bien disparar, pero a mí ni eso. No destaco en nada.

—Claro que sí. En muchas cosas, además. —Alice frunció el ce?o, poniéndole las manos en los hombros—. Jake, eres la persona más noble que he conocido en mi vida, y siempre te las apa?as para hacer reír a los demás, o para que se sientan bien cuando pasan por un mal momento.

—Pero ?a ellos no les importa nada de eso, solo sus estúpidas pruebas!

—Me da igual. —Alice se acuclilló un poco para poder mirarlo de frente, a los ojos. No podía soportar ver a Jake, al bueno de Jake, tan desconsolado—. A mí sí me importa. Y me traen sin cuidado las pruebas. No sirven para nada. Así que no digas que no haces nada bien, Jake. Si no hubiera sido por ti, porque tú me encontraste, no sé qué habría sido de mí. Si no me hubieras aceptado tal como soy y presentado a tus amigos, ahora mismo estaría sola. Me has ayudado muchísimo.

Jake pareció animarse un poco, aunque agachó la cabeza, ruborizado.

—?Tú crees?

—Claro que lo creo. Además, me has ense?ado a jugar a las cartas. Eso solo lo hace una buena persona.

—Sigo ganándote, de todas formas —murmuró él con una peque?a sonrisa.

—Y ya sabes que Rhett te pondrá la máxima nota hagas lo que hagas.

él pareció considerarlo un momento con la mirada clavada en el circuito.

—Sí..., probablemente, ?verdad? —Sonrió.

—Yo siempre tengo razón —bromeó Alice antes de incorporarse—. Ahora, vete ahí y demuéstrales que puedes con esto.

—Patearé a Kenneth por ti —le aseguró Jake, sonriendo.

—Se acordará toda la vida —le dijo ella divertida.

Cuando Alice volvió a sentarse en la grada, intercambió una mirada con Rhett, que seguía en la barra, sonriendo con aire divertido.

—No se te da mal consolar a la gente —le dijo, mirando a Jake.

—Creo que estoy más asustada que él —admitió ella.

—Pues no se te ha notado.

—Como Kenneth le haga da?o... —murmuró para sí.

—Tranquila, mamá oso. —Rhett sonrió—. Max también vigila la prueba de lucha. No dejará que le pase nada.

—Eso espero.

Y, como si lo hubieran invocado, el guardián supremo apareció con una lista en la mano y semblante cansado y malhumorado. Ideal para calmar los nervios de la gente.

Además de inquietos, los participantes parecían aterrados. Max se dirigió hacia Tina, con quien intercambió unas pocas palabras. Después, empezó a andar hacia la zona de armas, pasando por delante de Deane, que lo saludó sin recibir respuesta.

Alice no pudo contener una peque?a sonrisa de satisfacción al percatarse de ese detalle. Max empezaba a caerle mejor.

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