Ciudades de humo (Fuego #1)

—?Qué quieres decir?

—Tú plántate en su habitación de madrugada y dale un beso que le haga caer de culo.

—Espera, ?qué?

—Que lo beses. No te lo pienses. Y si te lo pide el cuerpo, sigue adelante.

—?Que siga hacia dónde?

—Ya sabes —dijo Trisha con una sonrisa pícara, y bajando la voz—, sexo.

—?El sexo es aceptable tan pronto? Ni siquiera nos hemos besado.

Además, Alice se ponía nerviosa solo de pensarlo.

—Es aceptable si a los dos os apetece.

—No lo sé, Trisha... Rhett no parece preparado.

—?Que Rhett no parece preparado? —ella empezó a reírse—. Quizá seas tú la que no lo está.

—Tal vez sea él —insistió Alice.

—Créeme, él está preparadísimo. He visto cómo te mira cuando no te das cuenta. Lleva preparado mucho tiempo.

Alice iba a responder, pero la interrumpió al darle una palmadita en la espalda.

—Y después de esta bonita reflexión sobre el sexo, voy a entrenar un poco.

—Te desearía suerte, pero creo que la necesitará toda tu oponente.

Trisha sonrió, divertida, bajando las gradas.

—Mantengo la esperanza de que me toque con Kenneth. Le mandaré recuerdos de tu parte.





20


    Las pruebas

de intermedios


Alice no estaba muy segura de en qué consistían las pruebas para pasar al nivel intermedio, pero había más de cincuenta personas con aspecto nervioso esperando junto al campo de entrenamiento.

No tardó en ver a Jake, Trisha, Dean y Saud entre ellos, al igual que la gran mayoría de sus antiguos compa?eros de habitación, entre los cuales estaban las chicas que se habían metido una vez con ellos, que cuchicheaban nerviosas y observaban el recorrido.

Dudó un momento sobre qué hacer cuando se acercó a las gradas y vio que no había nadie con quien sentarse. Como siempre, los avanzados la miraban con recelo por ser la nueva y la rarita. Vio a Tom y a Shana, que apartaron la vista de ella en cuanto sus ojos se encontraron. Ojalá Davy hubiera estado allí, pero había preferido quedarse leyendo en la habitación.

Se sentó en la primera grada con las manos apoyadas en las rodillas, mirando el campo. Habían construido un circuito que comprendía los distintos ejercicios que los principiantes habían practicado durante el curso. Estaba delimitado por una línea roja en el suelo que se?alaba el camino hasta el final, empezando por un tramo básico de equilibrio y rapidez, pasando por unas barras que debían cruzar usando solo los brazos, una red que debían pasar por debajo y unos saltos que, comparados con su entrenamiento actual con los avanzados, a Alice le parecieron una bobada.

Geo —el único guardián que no había tenido como profesor— y Tina estaban hablando mientras controlaban la zona y apuntaban algo en sus cuadernos. Alice sintió curiosidad por leerlo.

El siguiente ejercicio era el de Rhett: una zona con sacos amontonados y figuras de entrenamiento a unos metros de distancia a las que los principiantes debían disparar con cuatro armas diferentes: un revólver peque?o, una pistola básica, un rifle semiautomático y una escopeta.

El instructor estaba sentado en uno de los sacos con un bloc de notas y un bolígrafo en la mano. Parecía aburrido y bostezaba descaradamente, contrastando de forma un poco graciosa con los nervios que mostraba todo el mundo a su alrededor.

Y, por último, Alice vio que, en la prueba de Deane, había un círculo en el suelo. Miró a la instructora, que tenía el ce?o fruncido y también sujetaba papel y bolígrafo para tomar apuntes.

Como la zona de Rhett estaba cerca de las gradas, Alice se puso de pie y se acercó todo lo que pudo a él, que la vio enseguida y trotó hacia ella. Al llegar, apoyó los brazos en la gruesa barra de hierro que los separaba.

—Mira quién ha decidido venir —le sonrió Rhett.

—Tenía curiosidad —admitió Alice—. ?Van a tener que hacerlo todo?

—Y no solo una vez. A veces, a los instructores les da por decidir que el mismo alumno repita su prueba. Deane siempre lo hace y tardamos una maldita eternidad.

—Típico de ella. —Alice la miró de reojo. Parecía contenta con poder dar órdenes, para variar—. ?Qué harán contigo?

—Lo de siempre. Reconocer armas, saber cargarlas y, al menos, dar al objetivo.

—No parece difícil.

—La mía no es la que los tiene así de inquietos. —Rhett negó con la cabeza—. La prueba de lucha se hace con un grupo de avanzados voluntarios. Ese suele ser el foco de nervios.

—Trisha lo insinuó. —Alice buscó con la mirada a sus amigos en la cola, y vio que Jake miraba a Deane, aterrorizado—. ?Quién decide las parejas?

—Yo me encargo de la mitad de la lista y Deane de la otra. Se supone que es para hacerlo justo y aleatorio, pero...

Hizo una pausa y la miró. Parecía un poco tenso.

Ay, no. ?Rhett tenso? ?Lo había estado alguna vez?

—?Qué pasa? —preguntó ella con un hilo de voz.

—Tengo que contarte algo, pero acércate.

Alice se inclinó, nerviosa, y apoyó las manos junto a sus brazos en la barra, mirándolo.

—He visto la lista de Deane —le dijo lentamente.

—?Y qué pasa?

—Alice, no te alteres. —Rhett miró a su alrededor, asegurándose de que nadie los veía—. Ha emparejado a Jake con Kenneth.

Ella palideció.

—Será...

Se cortó a sí misma y echó una mirada asesina a Deane, que seguía centrada en sus asuntos. Sintió que una rabia mezclada con impotencia empezaba a recorrerla de arriba abajo.

—Tiene que ser una broma —le dijo finalmente a Rhett, como si quisiera que lo confirmara.

él apretó los labios y negó con la cabeza.

—Ojalá lo fuese.

—?No puedes dejar que se pelee con él! ?Lo matará!

—Tranquilízate —le pidió él—. Y escúchame.

—?Que te escuche? ?Rhett, lo va a destrozar! ?Ha sido esa... esa cabrona que quería vengarse de mí! ?Va a matarlo!

—No lo hará si me escuchas —replicó él irritado.

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