Ciudades de humo (Fuego #1)

—?Qué quieres que piense si te presentas con una chica en ropa interior —Tina se?aló las bragas moradas y blancas con dibujos de caballos alados de Alice— que está a punto de llorar y tiene toda la pinta de haber dado un pu?etazo?

—No estaba a punto de llorar —masculló Alice avergonzada.

—Eso ahora no importa. —Tina se cruzó de brazos, mirando a su compa?ero severamente—. ?Me puedes explicar qué estabais haciendo juntos?

Rhett se quedó en blanco un momento. Alice decidió intervenir.

—él no ha hecho nada malo, solo me ha ayudado.

—Además, no es problema tuyo lo que haga en mi tiempo libre —replicó él a la defensiva.

—No vayas por ahí, se?orito. —Ella levantó un dedo acusador en su dirección.

—No voy por ningún lado. Es mi tiempo libre. Puedo hacer lo que quiera.

—Como Max se entere de que te ves a escondidas con tus alumnas, Rhett...

—No me veo... Pero ?quién te crees que soy? ?Un acosador o algo así?

—?Yo no he dicho eso!

—No me veo con mis alumnas —aclaró molesto.

—Pero con Alice sí, ?verdad?

Esta, por algún motivo, se ruborizó cuando, tras lo dicho por Tina, Rhett, la miró de reojo.

—Eso es distinto —concluyó.

—Ya sabes a lo que me refiero. —Tina negó con la cabeza—. Es una irresponsabilidad. —Miró a Rhett de nuevo, como una madre ri?endo a su hijo—. Y ahora, Alice, quiero que me expliques qué ha pasado exactamente para ver qué podemos hacer al respecto.

—?A qué te refieres? —preguntó ella.

—Bueno, no ha sido la primera vez que nos hemos encontrado con alumnos... problemáticos —Tina hizo una mueca al decir la palabra— al tener que compartir habitación con chicas. Si ese es el caso...

—Kenneth no es malo con las chicas —se obligó a decir Alice—. Solo conmigo. No sé por qué, pero está seguro de que siento algo por él. Intenté convencerlo de que no es cierto, pero no me creía.

—Pues que lo haga —masculló Rhett.

—Pero... —Tina parecía más incómoda que ella—. ?Te ha... hecho da?o?

—Me ha agarrado del brazo unas cuantas veces. Luego me ha empujado, y entonces le he dado el pu?etazo..., más o menos.

—Es decir, que ha sido en defensa propia —aclaró Tina—. Entonces, deberíamos hablar con Max para que reasignen a ese chico a otra habitación.

—Sí, creo que en el hotel de cuatro estrellas que hay aquí al lado tienen una suite disponible. —Rhett enarcó una ceja.

—Podría dormir con los del grupo intermedio —sugirió Tina.

—No es necesario —se apresuró a decir Alice.

—?Cómo que no? —Rhett la miró como si se hubiera vuelto loca.

—Kenneth es un poco pesado, pero... no quiero que lo castiguéis por mi culpa.

—Pues a mí me encantaría...

—Rhett. —Tina lo miró.

—?Qué? ?Ahora tampoco puedo opinar?

—Cielo —Tina volvió a mirarla—, si te sientes incómoda con él...

—No es eso. Ha sido la primera vez que he tenido que decirle que parara. Normalmente solo es un poco insistente, pero nada más. De verdad, no creo que vuelva a pasar.

—Si pasa...

—No volverá a pasar —aseguró ella de nuevo.

No sabía por qué defendía a Kenneth. Quizá fuera porque no quería separarlo de sus amigos. Ella sabía bien lo que era eso. No se lo deseaba a nadie.

Bueno, quizá un poco a Deane...

—Entonces —Tina puso las manos en las caderas—, asunto arreglado. Ahora, cada cual a su habitación.

Alice frunció el ce?o sin que nadie la viera. ?Ya? ?No podía quedarse un rato más con Rhett?

—Vigílanos —le dijo él a Tina enfurru?ado—. No sea que la secuestre por el camino y me la lleve a la mía.

—Rhett...

—Déjalo. —él se volvió hacia Alice—. Ya nos veremos.

Ella no respondió. Estaba maldiciendo haberse quedado sin su noche... interesante.



*



A la ma?ana siguiente, Alice estuvo, de todos modos, de buen humor. Ni siquiera le importó que Deane la tratara igual de mal que siempre.

De hecho, la instructora se puso de muy mala uva cuando vio que Alice conseguía hacer el recorrido sin caerse ni una sola vez. Esta, en su interior, gritaba mil gracias a Rhett. Había valido la pena solo por ver la cara de amargura de aquella mujer.

Así que su buen humor seguía latente cuando empezó a estirar con Davy, que se quedó mirándola un momento con una ceja enarcada.

—?Qué? —preguntó ella.

—Nada. Solo estoy atando cabos.

—?Qué cabos?

—Tú te levantas de buen rollo y Kenneth tiene la nariz azul. No sé. Es cuando menos sospechoso.

Alice sonrió, divertida. Davy intensificó la mirada de investigador profesional.

—Así que está relacionado, ?eh?

—Digamos que le hice una llave antipesados.

—Me caes bien —aseguró él—. Kenneth es un idiota. Ya era hora de que alguien le callara la boca.

—Créeme, lo sé.

—Pero, de todas formas, prefiero no conocer los detalles.

Así que no dijo nada más en toda la clase. Sí, a Davy le gustaba el silencio.

Justo cuando acabaron de estirar, Deane dio dos palmadas y todos se volvieron hacia ella, que tenía una peque?a sonrisa malvada en la cara. Uy, mala se?al.

—Ya que por fin todos sabéis cruzar el recorrido sin caeros —miró especialmente a Alice antes de seguir—, creo que ha llegado la hora de empezar con los combates de entrenamiento. Ma?ana será el primero, así que empezad a prepararos.

Menos mal que la chica estaba de buen humor, porque si no lo hubiera estado..., bueno, esa noticia le habría destrozado el día.

Además, ahora que había practicado tanto con Rhett, se sentía mucho más segura a la hora de enfrentarse a un oponente.

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