?Iba a tener que disparar con Max, el intimidante Max, mirándola fijamente? Vale, eso no ayudaba mucho a que se calmara. De hecho, otra tuerca salió volando y tuvo que ir corriendo a buscarla mientras Rhett negaba con la cabeza.
Un rato más tarde, cuando estuvo todo preparado, lo miró de nuevo. Rhett había cerrado los ojos, pero estaba claro que seguía despierto. Nadie dormía con ese ce?o tan fruncido.
—Ya está —anunció.
—Pues muy bien.
—?Tengo que hacer algo más?
—Sí, callarte hasta que llegue el ocupado de Max.
Alice puso mala cara y se sentó cerca de él, cruzándose de piernas. Al apoyar las manos en el suelo y echar la cabeza hacia atrás, la combinación de la hierba entre sus dedos y el sol calentándole la piel le hizo sentir la misma paz que la chica del sue?o. De hecho, le gustó mucho.
Soltó un suspirito de satisfacción y los dos permanecieron así durante unos segundos, en silencio. Pero no era un silencio incómodo, sino, más bien, agradable. Y, si eso tenía sentido, sintió mucha más intimidad con Rhett en ese silencio que en cualquier conversación con otra persona.
Quizá eso último fue lo que hizo diera un respingo. No le gustaba la forma en que pensaba últimamente. Mejor sería distraerse un poco.
Y nada más apropiado para distraerse que una buena ronda de preguntas.
—?Qué significa tu nombre?
Rhett abrió los ojos y la miró, extra?ado.
—?Eh?
—?Qué significa? —insistió.
—?Y yo que sé?
Alice puso mala cara y se volvió, dándole la espalda. No le gustaba que fuera siempre tan hostil. Escuchó un largo suspiro.
—A mi madre le encantaban las películas antiguas; de hecho, me ponía tantas que terminaron gustándome a mí también. Y en una de ellas, creo que su favorita, el protagonista se llamaba así.
—?Qué es una película? —preguntó curiosa, dándose la vuelta otra vez.
—Madre mía. —él se pasó las manos por la cara—. A ver, es como... un grupo de personas que fingen situaciones delante de una cámara.
—?Mienten?
—Sí, bueno..., no exactamente. Fingen.
—?Con qué fin?
—No lo sé... ?Entretener? Las películas cuentan cosas, historias, como los libros. Solo que no se leen, se ven.
—?Se ven? ?En cualquier parte?
—Bueno, en una pantalla. Por ejemplo, en un televisor.
—?Qué es...?
—Vale, déjalo. —él la detuvo—. ?Cómo es posible que nunca hayas oído hablar de todo esto?
—No lo sé... Supongo que nadie en mi zona lo consideraba importante.
—Cada vez estoy más convencido de que vienes de una realidad paralela.
—Se puede considerar así. —Ella lo pensó un momento—. Para mí vosotros también sois extra?os. En mi zona nunca se me habría ni pasado por la cabeza estar a solas con un chico.
—Un momento, para... —él abrió los ojos y la miró, más interesado de lo que Alice esperaba—. No me digas que nunca habías hablado con un chico.
—Técnicamente, sí. Pero no solos.
—?Y nadie nunca...? Ya sabes...
—?Qué sé?
Rhett lo pensó un momento, moviendo la cabeza como si la idea le rebotara de un lado a otro del cerebro. Aunque no sabía qué le pasaba al guardián por la mente, Alice reprimió una sonrisita.
—?Ninguna persona te llamó la atención? —preguntó finalmente.
Alice abrió la boca, sorprendida, pero su respuesta fue sincera y rotunda.
—No.
—?Y tú no le llamaste la atención a nadie? No me lo creo. Seguro que alguien te ha dicho que eres atractiva.
Alice dudó visiblemente, analizando esa última palabra.
—?Atractiva? —preguntó.
—Deseable.
—?Como la comida?
—Sí, eso es. ?Nunca te lo han dicho?
—No, ?por qué? ?Piensas que soy deseable como la comida?
—?Qué? —Rhett frunció el ce?o al instante—. Claro que no. No digas bobadas.
—Sé que soy agradable a la vista, si te refieres a eso.
él se la quedó mirando unos segundos, sorprendido, antes de reprimir una sonrisa sin mucho éxito.
—?Agradable a la vista?
—Que soy aceptable según los estándares de belleza —aclaró, encogiéndose de hombros—. Puede que actúe ?raro?, como decís vosotros, pero sé cómo funcionan las cosas, más o menos. Y soy consciente de que se da mucha importancia al físico.
—No todos lo hacen.
—?Tú se la das?
Rhett volvió a dudar. ?Era cosa suya o se estaba empezando a poner nervioso?
—Nunca me fijo tanto en alguien —murmuró al final.
Alice estuvo tentada a seguir con el asunto, pero al final decidió aprovechar ese momento de debilidad para retomar la cuestión anterior, la que le interesaba de verdad.
—?Cómo se llama tu madre?
Rhett pareció un poco perdido por el cambio de tema, pero se las apa?ó para ponerle mala cara enseguida.
—Carys. Significa ?amor? en no sé qué idioma.
Sí, se había adelantado a la pregunta que Alice tenía preparada, así que esta tuvo que improvisar sobre la marcha.
—Me gustaría saber qué significa mi nombre —confesó.
—?A qué viene ese interés repentino por los nombres?
La chica apartó la mirada, algo incómoda, y se encogió de hombros.
—Mi padre fue quien lo eligió. Algunas veces me decía que quería que estuviera a la altura de su significado. Por eso me gustaría saber cuál es.
Rhett permaneció en silencio unos segundos. Cuando Alice levantó la cabeza, vio que su mirada se había suavizado.
—Siento mucho lo que le pasó —dijo él en voz baja.
Recordarlo era doloroso. Lo hacía cada noche. Los días eran fáciles, podía mantener la mente ocupada, pero las noches... Siempre había tenido problemas para dormir, pero ahora era insoportable. No dejaba de pensar en el padre John y en 42. Y lo que más le rondaba la cabeza era la cantidad de cosas que habría podido hacer para impedir que les pasara lo que les pasó y aun así no los defendió.
—A veces siento que podría haber hecho más —se escuchó decir a sí misma, verbalizando el problema—. Que podría haberlos salvado.