Ya después comprobare en Internet si el radiador se puede pintar con pintura normal. Cuando las tablas del suelo del pasillo crujen con fuerza.
Hay una mujer alta en el umbral, probablemente la madre de Wren. Tiene la piel marrón oscura, los mismos ojos que Wren y pelo corto y oscuro.
Ella sonríe cálidamente a mi vista.
—Ember, ?verdad?— Se me acerca. Parece realmente feliz de verme, así que la abrazo calurosamente.
—Encantada de conocerla, Sra. Fitzgerald.— Le respondo cortésmente.
—El placer es todo mío. Y por favor, llámame Christine.— Se libera de mis abrazos y mirando a su alrededor de una manera interesante. Su vista se detiene en el papel de aluminio en el suelo. —Como yo lo veo, tienes que trabajar duro.
—Ember tiene grandes visiones para esta habitación.— Resplnde Wren del otro lado. Se levanta. —?Puedo ayudarte, mamá?
Ella niega con un movimiento de cabeza.
—Sólo quería decir que voy a ir de compras. Dicen que hay un Tesco en algún lugar cercano. ?Puedo comprarte algo?
Wren piensa mucho. —?Qué tal un zumo de naranja?
—Ya lo he escrito. ?Ember?
—No, gracias.
—Si necesitas ayuda con la pintura, házmelo saber.
—Por supuesto, mamá.
Ella sonríe y desaparece detrás de la puerta. Le doy la espalda a Wren.
98
—Hermosa.— Susurro.
—Muy amable de tu parte decir eso. Ella solía ser una modelo, —responde.
—?En serio?
Lo confirma con un movimiento de cabeza.
—Estuvo en desfiles de moda en París y Milán. Pero eso fue hace más de veinte a?os.
—Oh, vaya. Debe haber sido un momento maravilloso—. Digo con entusiasmo
—No lo sé.— Wren se encoge de hombros. —Rara vez habla de ello.
—En realidad, ?por qué?
Wren pega el último trozo de cinta al contacto, luego se endereza y se acerca a su escritorio.
—Creo que a veces extra?a su antigua vida. De todos modos, cambia de tema cada vez que la conversación se reduce a esos tiempos.
—Oh— Paso por él y saco el resto de las cosas de la bolsa. —También mi padre. Tampoco recuerda realmente los días anteriores... un accidente, como si no estuvieran allí.
Wren pone uno de los rodillos en el contenedor de pintura. Levanta lentamente la tapa. Sin mirarme, a?ade: —Mamá ha estado un poco rara últimamente.
—?Cómo es eso?
Me quita un rodillo, lo gira ansiosamente en sus manos. —Finge no estar impresionada por todo esto, pero...— Duda un poco. —Ayer la oí llorar en el ba?o. Las paredes aquí son bastante delgadas.
99
Me muerdo la boca.
—No es fácil para nadie cambiar.— Estoy hablando en voz baja.
— Toma algún tiempo antes de que se acostumbre.
Wren permanece en silencio durante mucho tiempo, y luego toma un repentino respiro. —Odio cuando llora.
Parece tan indefenso, tan deprimido, que estaría feliz de acercarme a él y abrazarlo cálidamente. Sin embargo, no me muevo.
—De hecho, es mejor que esté llorando, porque con sus lágrimas, está echando a perder su frustración.
Wren asiente con la cabeza, aunque no parece convencido.
—Tal vez debería salir al tejado y gritar con todas sus fuerzas para librarse de todo lo que le molesta.
Ahora, las comisuras de su boca están un poco hacia arriba.
—Los vecinos probablemente se divertirían mucho.
—Sí, lo harían. Será mejor que espere a que seas amiga de todos los del barrio, así nadie la culpará.
Pongo los pinceles en el escritorio y observo cada uno de ellos uno por uno para decidir con cuál empezar. Después de un tiempo, me doy cuenta de que Wren me está observando. Hay una sonrisa en su cara.
—?Qué pasa?— Le pregunto.
Mueve sus ojos sobre mi cara, y abre su boca ligeramente. Después de un tiempo, sin embargo, la cierra de nuevo y la aprieta en una línea estrecha. —Nada—, responde y se?ala el cubo de pintura.
—?Empezamos?
—Por eso estoy aquí, ?verdad?
100
Todo el tiempo que pintamos las paredes de la nueva habitación de Wren, me pregunto en espíritu para qué palabras le faltó valor.
Mi calendario se ve completamente diferente al de hace una semana.
Hasta ahora, he organizado mi día en base al horario, las reuniones del comité organizador y los preparativos para Oxford, pero ahora no tengo razón para levantarme por la ma?ana a cierta hora o hacer los deberes de un día determinado. Al principio estaba completamente loca, pero luego decidí que no me desesperaría, sino que me construiría una nueva rutina.
Paso las ma?anas en una peque?a biblioteca de la ciudad, donde muerdo los siguientes artículos de la lista de lectura de Oxford y al mismo tiempo me preparo para mis exámenes finales. Después de clase, James o Lin me traen notas de las clases del día, que tomo hasta la noche y trato de entender todo lo que se dijo en la clase.
Me siento rara por no ir a la escuela. Cada día que pasa me resulta más difícil deshacerme de los miedos que parecen ahogarme a partir del lunes.
Parece que me asfixian. No me dejan ir a la biblioteca, me cansan de camino a casa. Están conmigo cuando me siento a cenar con mi familia, no me dejan dormir, aunque James me llama y me cuenta todo y nada para distraerme.
Pero no me rendiré sin luchar. No quiero aceptar la situación. James le ha dado un ultimátum a Cyril, y hasta que se acabe el tiempo, me aferro a la esperanza de que el director sepa la verdad y me deje volver a Maxton 101
Hall. Por el momento no puedo pensar en lo que pasará si las cosas van de otra manera. Si me lo permito, veré todo mi futuro estallar como una pompa de jabón, y no puedo soportarlo.