—?Qué querías ense?arme? —preguntó Alice curiosa.
—Esto. —Rhett se?aló la pantalla—. Es mi película favorita. La encontraron en la última exploración. Me la vendieron bastante barata. Espero que no sea demasiado para tu inocente cerebrito.
—?Por qué iba a ser demasiado?
—Tú solo mira la película.
Alice obedeció y se centró en la pantalla, pero a cada minuto la película le parecía más rara, por no hablar de que había cincuenta personajes protagonistas. Pero, como Rhett estaba entusiasmado, Alice decidió no quejarse.
La película duraba dos horas, pero ella solo aguantó media.
Ni siquiera había podido so?ar nada, porque veinte minutos más tarde abrió los ojos, adormilada, y vio que Rhett la estaba mirando con mala cara.
—Me tomaré eso como un insulto.
—Lo siento, hoy estoy cansada. —Alice se frotó los ojos—. El agua caliente me seda. Debe de ser eso.
—Solo te has lavado las manos —se rio él, dejando la película con las demás.
—Es bastante diferente a ducharse con agua fría o tibia la mayoría de los días.
—Creía que en el ba?o de avanzados había agua caliente.
Alice tenía los ojos cerrados otra vez; sintió que el colchón se hundía cuando él se tumbó a su lado.
—La hay, pero dura literalmente nada. Si te duchas de las últimas, como es mi caso...
—Dicen que el agua fría es buena para la circulación.
—Eso dímelo cuando haga dos meses que te duchas con agua helada.
Rhett estuvo un momento en silencio, pensativo.
—Puedes usar mi ducha siempre que quieras —ofreció.
Alice abrió un ojo para mirarlo.
—?En serio? No vendría cada día, no quiero que me descubran..., solo cuando fuera totalmente seguro.
—Me parece bien.
Alice frunció el ce?o.
—?Por qué estás tan simpático?
—Porque hoy he sido un burro.
Alice lo miró, desconcertada.
Rhett sonrió, divertido, y se quedaron los dos en silencio unos segundos. Alice estaba tumbada con los pies apoyados en el cabecero de la cama y Rhett con las piernas colgando de los pies de esta, así que tenían las cabezas muy cerca, pero al revés. Alice lo miró. él tenía la vista perdida en el techo.
—?Qué piensas? —preguntó ella, rozándole la mejilla con un dedo.
—Nada importante.
—?Vas a obligarme a preguntártelo compulsivamente o me lo vas a decir directamente?
Rhett esbozó una peque?a sonrisa, pero le duró poco.
—?Nadie en tu habitación te habla? —le preguntó, sin mirarla—. No sabía que estuvieras tan sola.
Ah, ?era eso? Alice pensaba que ni siquiera recordaría que se lo había dicho. Se quedó un poco sorprendida.
—Pensé que tenías una amiga. Y el chico ese, el alto, ?cómo se llama?
—?Tom y Shana? —La expresión de Alice cambió. Se puso triste—. No, no me hablan. Están enfadados conmigo.
—Pues que les den.
—?No me vas a preguntar qué ha pasado para elegir bando?
—No me hace falta, ya estoy en el tuyo.
Alice sonrió ampliamente, pero Rhett seguía pensativo.
—También está Davy —a?adió ella—. Es mi compa?ero de litera. Y no es muy simpático, pero al menos me habla.
—?Qué haces en la habitación, entonces?
—Escucho música, leo algún libro que me presta Davy..., poca cosa.
—Si alguna vez te aburres, vete al extremo de la habitación, junto a la última ventana. Hay un cajón que parece vacío, pero si sacas el fondo verás que debajo hay unas cartas.
Alice parpadeó.
—?Eh?
—?No te lo crees? Compruébalo.
—P-pero... ?cómo lo sabes?
—Porque yo también fui alumno. Y escondíamos las cartas ahí. Faltan algunas y no es que sea la mejor baraja del mundo, pero algo es algo.
Alice seguía mirándolo como si no pudiera creerse lo que oía.
—?Fuiste alumno?
—Así que para esto no tienes sue?o pero para ver mi película favorita sí, ?eh? Me siento traicionado.
—?Cómo que fuiste alumno? —Alice se había despertado por completo—. ?Cuándo?
—Hace unos... cinco a?os, si no me equivoco.
—Y ?por qué te ascendieron?
—Porque era el mejor de mi clase, obviamente.
Alice entrecerró los ojos cuando él sonrió, orgulloso de sí mismo.
—Eso ha sido lo más arrogante que he oído en mucho tiempo.
—Esa era mi intención.
—Un momento. —Alice se tumbó de lado para mirarlo, intrigada—. ?Eso significa que antes tenías a Deane de profesora?
—En realidad, ella también era alumna. Nos graduamos juntos. Max se encargaba de los novatos y había otro tipo que ense?aba a los avanzados de lucha, pero murió hace unos a?os.
—Entonces ?sabes lo horrible que es el circuito!
—Bueno, tengo que admitir que solo estuve dos meses en el grupo de avanzados antes de que me ascendieran, así que no estoy muy seguro.
—Pero, si eras tan bueno, ?por qué no eres tú el guardián supremo y no Max?
—Porque él fundó la ciudad y es el que más sabe de todas esas cosas... y porque yo no quiero ese cargo. Qué horror.
—?Por qué no?
Rhett suspiró.
—No debería habértelo contado. Por un momento, se me ha olvidado lo preguntona que eres.
—?Por qué no? —insistió ella.
—Demasiada responsabilidad.
—?No te gusta la responsabilidad?
—?A ti te gustaría ser responsable de una ciudad entera?
Alice no supo qué decir. él aprovechó el silencio para cerrar los ojos. Siguiendo un impulso, Alice le recorrió la mejilla con la punta del dedo. Rhett no se movió.
De hecho, últimamente habían tenido unos cuantos momentos así. Momentos en los que, por algún motivo, Alice sentía la tentación de acariciarlo ligeramente. O de acercarse un poco más. Rhett nunca decía nada el respecto, pero tampoco se apartaba.
Volvió a recorrerle la mejilla hacia abajo, deteniéndose en la comisura de su boca. Rhett seguía con los ojos cerrados, debía de estar cansado. Alice lo miró un momento y, sin saber muy bien por qué, recordó la conversación con Jake hacía apenas un día. Se lamió los labios, nerviosa.
—?Rhett?
—?Mmm?
—Yo... —Alice no fue capaz de decir nada. No sabía ni por dónde empezar.