Ciudades de humo (Fuego #1)

—?Eso es lo más romántico que se te ha ocurrido?

—Oye, lo estoy intentando, ?vale?

—Lo sé —a?adió ella rápidamente al verlo algo contrariado—. No te preocupes, me gusta ser la romántica de la relación.

Rhett dio un respingo.

—?Re... relación?

Ay, no. ?Y ahora por qué tenía esa cara de espanto?

—?Esto no es tener una relación? Pensé que sí.

Rhett lo consideró un momento antes de asentir con la cabeza.

—Bueno, claro, sí. ?Te crees que yo invito a cualquiera a pasar la noche conmigo o qué?

Alice sonrió de nuevo y se puso de lado para verlo mejor. Rhett tenía una peque?a sonrisa en los labios.

—Y tú no eres romántica —a?adió.

—Lo soy más que tú. —Alice se acercó a él, apoyó la cabeza en su hombro y susurró—: Y, ahora, a dormir.

—Oye, quien da las órdenes soy yo.

—Cállate y duérmete de una vez, pesado.

—Esa frase es mía, no me la rob...

Pero no pudo acabar la frase porque un repentino beso en los labios de Alice se lo impidió.

—?Vas a callarte ya? —preguntó, acomodándose mejor, dispuesta a descansar.

él se rio suavemente antes de que ambos cerraran los ojos y, tras un rato, se quedaron fritos.





26


    El androide

que quería ser feliz


—?... se te ocurre hacerte esa cosa!

—?A mí me gusta! —le gritó Alicia furiosa.

—?Crees que me importa que a ti te guste o no? ?Tienes diecisiete a?os, por el amor de Dios! ?Dónde te lo has hecho? ?Es ilegal! ?Ese novio loco te ha obligado?

—Mi novio no está loco, mamá.

—Pero... ?tú has visto la barbaridad que tienes en la espalda, Alicia? ?Un tatuaje! ?Y de ese tama?o! ?En qué momento se te pasó por la cabeza?

—?Es mi cuerpo!

—?Eres una ni?a!

—?No soy una ni?a, el a?o que viene seré mayor de edad y me iré de esta casa, así que deja de tratarme como si lo fuera!

—?En serio? Y ?dónde te crees que irás? ?Con tu novio? Si es que seguís juntos, claro...

—?No sabes nada de mí! —Alicia estaba histérica. Tenía los pu?os tan apretados que le dolían las palmas de las manos.

—?Me da igual! Mientras vivas en esta casa, MI casa, tendrás que seguir MIS normas, ?te ha quedado claro?

—?Eres una vieja insoportable!

—?Alicia! —Su madre la miró, sorprendida, antes de cambiar a una expresión más severa. La chica jamás le había dicho algo así—. ?Crees que esa es manera de hablarle a tu madre?

Alicia agachó la cabeza. Tenía razón. No entendía qué le sucedía. Se pasó una mano por la cara. De pronto, se sentía agotada.

—Lo siento, mamá —masculló.

Su madre le puso una mano en el hombro; con la otra, se sujetaba la barriga, cada vez más prominente por el embarazo. Quizá Alicia debía ser franca con su madre. Después de todo, era su madre.

—?Qué pasa? —preguntó, al verla tan pensativa—. ?Te hace algo ese chico? ?Te ha...? ?Te ha hecho algo que no te gustara? ?Te ha obligado a hacerte el tatuaje?

—Ay, mamá, ?de qué hablas? —Alicia se alejó de ella.

—Creo que lo sabes muy bien.

Alicia miró a su madre y sintió ganas de golpear algo, lo que fuera.

—?Qué pasa? ?Que porque tú te casaras con un imbécil crees que yo seré igual de estúpida?

—?Alicia!

—?Estás insoportable desde que se fue! —Ya no podía parar—. ?Qué crees? ?Que volverá? Pues olvídate. Lo último que supimos de él es que iba a por el coche. Ni siquiera se despidió.

—Para —advirtió su madre en voz baja.

—?Le importamos una mierda! ?Asúmelo de una vez! ?Encuentra un trabajo! ?Haz algo!

—?Crees que esto está siendo fácil para mí? —preguntó su madre, con lágrimas en los ojos.

—?Qué hay de mí? ?Siempre hablas de ti! ?Siempre! Pues ?sabes qué? ?Que nos dejó por tu culpa! ?Por ser así! ?Una zorra egoísta que...!

Sintió que su cabeza se movía hacia la derecha y, casi al instante, un picor incómodo y caliente le cubrió la mejilla. Ni siquiera había visto venir la bofetada. Cuando miró de nuevo a su madre, vio que estaba a punto de llorar.

—Retira eso ahora mismo —le dijo esta con voz temblorosa.

—Es la verdad —respondió Alicia, también con la voz quebrada—. Y lo sabes.

Se dio la vuelta y fue directamente a la puerta principal. Oyó a su madre gritarle que volviera cuando abandonó la casa, pero no escuchó, solo siguió caminando hasta alejarse de ella.



*



—?Alice, despierta!

Ella abrió los ojos y vio la cara de Rhett. Tardó un momento en darse cuenta de dónde estaba. Tenía el corazón acelerado y le dolían las palmas de las manos, como si hubiera apretado los pu?os. Por no hablar de la mejilla... Se llevó una mano a la zona afectada, pero no había nada, solo un ligero escozor.

—?Estás bien? —preguntó Rhett, haciendo que volviera a centrarse en la realidad.

—?Q-qué pasa? —preguntó.

—Estabas teniendo una pesadilla —le dijo con cierta suavidad.

Alice miró a su alrededor. Seguía en su habitación y se había hecho de día. Le dolía el cuerpo entero, como si lo hubiera tenido tenso mucho tiempo seguido.

—?Ah, sí? —preguntó, fingiendo ignorar de qué hablaba sin saber muy bien por qué.

—Sí. —Rhett la miró con una ceja enarcada.

—Pues... no recuerdo sobre qué era.

—Claro —murmuró él, pero no parecía muy convencido.

Alice se incorporó y vio que él había puesto de nuevo el iPod en la mesilla de noche. Debió de quitárselo mientras dormía. Se puso lentamente de pie y miró a Rhett, que se estaba atando los cordones de las botas. Por el pelo húmedo, dedujo que se acababa de duchar. Se estiró, intentando olvidarse del estúpido sue?o.

—En media hora habrá una reunión en la sala grande con los que seguimos en la ciudad —murmuró él—. Tenemos que avisar a todos. Así que si quieres ducharte o lo que sea, ahora es un buen momento.

—Um... Sí, claro.

Rhett se puso de pie y ella se mordisqueó el labio inferior.

—?Qué crees que pasará ahora?

él la miró con el ce?o fruncido.

—?A qué te refieres?

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